2018 09 01 Antonio Viudas Camarsa
Rescato por casualidad la necrológica que escribí tan pronto me enteré del fallecimiento de María Josefa Canellada y que publicó el Periódico Extremadura en junio de 1995. Tengo que buscar en la hemeroteca la fecha exacta.
«MARÍA JOSEFA CANELLADA, EL CALOR DE LA «BIBLIOTECA A. ZAMORA VICENTE»
Por Antonio Viudas Camarasa
El pasado día 7 de mayo murió la filóloga María Josefa Canellada de Zamora Vicente. Había nacido en Infiesto (Oviedo), en 1912. Estudia filología románica en la Universidad Complutense durante la Segunda República. En el período de formación son sus maestros Ramón Menéndez Pidal, Américo Castro y Tomás Navarro Tomás. Se inicia en la bibliografía dialectal con el artículo «Notas de entonación extremeña», publicado en la Revista de Filología Española en 1941.
La actividad científica de María Josefa Canellada se puede centrar en trabajos dedicados a la lengua española y sus variedades y en estudios sobre literatura hispánica, sin olvidar la recuperación del saber popular.
Entre los primeros destacan las monografías sobre El habla de Cabranes, que es libro de referencia en los estudios dialectológicos de numerosas universidades extranjeras. Recientemente, en 1987, junto con John Kuhlmann Madsen, ofreció a los lectores un minucioso trabajo titulado Pronunciación del español: lengua hablada y literaria. Ha sido la redactora principal del Diccionario Manual de la Real Academia. Acerca de la
literatura hispánica se ha ocupado de cuidadas ediciones como la de las Farsas y Églogas de Lucas Fernández y la obra musical completa de Juan del Enzina. Al saber popular ha dedicado entre otros, los Cuentos populares asturianos y las Leyendas, cuentos y tradiciones y el Refranero del Marqués de Santillana.
En creación literaria su obra es dispersa y abarca desde la poesía y la literatura para niños a la novela.
Es autora de Penal de Ocaña, novela finalista en el premio del Café Gijón en 1954. La censura no permitió su publicación hasta nueve años más tarde, en que aparece mutilada. En 1985 la colección Austral la presenta íntegra con prólogo de Alonso Zamora Vicente.
Extremadura estará siempre unida al nombre de María Josefa Canellada. En primer lugar, por haber sido la pionera —y hasta la fecha la única— en el estudio científico de la entonación extremeña, realizado con los avances de la técnica —un moderno quimógrafo de los años treinta con «cilindro registrador movido por aparato
de relojería»—, demostrando que la pregunta normal presenta «una línea tendida, de final de frase, completamente horizontal y prolongada» y que en la entonación del extremeño de Badajoz «no existe la frase enunciativa simple como en castellano, y en su lugar aparece una frase exclamativa». En segundo lugar, su presencia se nota en el calor humano que desprenden los libros de la biblioteca Zamora Vicente, puesto que la
mayoría de ellos tiene las huellas digitales de sus manos que dejaron cantidad de fichas bibliográficas manuscritas con su letra.
La dedicación de María Josefa Canellada me evoca la actitud del maestro ante la vida y enseguida me viene a la memoria su aportación al conocimiento de la cultura popular española. Porque ella, además de una gran filóloga y una gran mujer, conocía las técnicas del arte popular tanto de España como de América. Tenía una gran sensibilidad estética que le hacía disfrutar de las artes menores y de las Bellas Artes, entre ellas, sobremanera, de la música, la pintura y el cine.
Malpartida de Cáceres, 4 de junio de 1995″