In Ponencias

2019 10 29

PONENCIA

El paisaje extremeño: la dehesa

CÁNDIDO VICENTE CALLE

HOMENAJE A EXTREMADURA 2019

SÁBADO 9 DE NOVIEMBRE

De 9,30h. a 22:00h.

Entrada libre hasta completar aforo

Lugar: RESTAURANTE-CAFETERÍA MUSEO VOSTELL MALPARTIDA

Malpartida de Cáceres. Extremadura. España

De 10 de la mañana a 10 de la noche

SESIÓN TÉCNICA

16:00h. MESA REDONDA–DEBATE –3

 SESIÓN TÉCNICA

16:00h. MESA REDONDA–DEBATE –3

10Extremadura, vista desde Europa (Suecia)Martín Martínez Riqué. Sociedad Científica de Mérida. Lund (Suecia)

11. Extremadura vista desde Canarias.Una voz extremeña en el jardín de Lope de Vega. Para la estima del habla vernácula de ExtremaduraJuan Manuel González Martel. Ex director de la Casa Lope de Vega de Madrid, propiedad de la Real Academia de la Lengua Española. Tenerife.

12. El paisaje extremeño: la dehesa. Cándido Vicente Calle. Sociedad Científica de Mérida. IES Bioclimático. Badajoz.

13. Extremadura, vista por un extremaño. Antonio Viudas Camarasa. Sociedad Científica de Mérida. Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes.

RESUMEN

13. El paisaje extremeño: la dehesa. Cándido Vicente Calle. Sociedad Científica de Mérida. IES Bioclimático. Badajoz.

La dehesa (más concretamente, la dehesa arbolada) es el símbolo de identidad por excelencia del territorio extremeño, tanto por representar casi la mitad de la superficie agroforestal de la región como por ser el lugar con mayor concentración de este sistema ecológico en todo el planeta, sin olvidar su trascendencia en la vida de los extremeños, nos sólo desde el punto de vista económico.
Se trata de un ecosistema artificializado, en el que, mediante la intervención humana para obtener un rendimiento económico, se llegó a un nuevo equilibrio. Así, a partir del monte y matorral mediterráneo original, el aclarado del bosque y la eliminación de buena parte de la cobertura de matorral, se llegó a un sistema de tipo sabaniforme, muy adecuado para el ganado y en el que pueden desarrollarse gran parte de las especies animales y vegetales que poblaban inicialmente el territorio. El mantenimiento de este equilibrio implica la continuidad de las acciones sobre el medio, siempre dentro de unos límites de aprovechamiento racional.
De este modo, se ha convertido en el modelo más representativo de desarrollo sostenible a nivel mundial.
El gran peligro que se cierne sobre las actuales dehesas deriva en última instancia del hecho de ser un sistema de baja rentabilidad (aunque gran durabilidad), algo que difícilmente encaja con las expectativas actuales de rendimiento inmediato. Por esto, ya hace décadas comienza a ser evidente el decaimiento progresivo del arbolado de las dehesas de Extremadura, a causa de una explotación excesiva del espacio y una falta de regeneración de encinas y alcornoques. Como siempre ocurre en la naturaleza, el desequilibrio desencadena una serie de fenómenos negativos en cascada, entre los que son muy llamativos la erosión del terreno, el debilitamiento de los árboles o las frecuentes plagas de insectos, entre las que destaca de forma abrumadora la del escarabajo “Cerambyx welensii”, por la extensión y gravedad de sus daños.
Por todo esto, el futuro de la dehesa está seriamente comprometido y es necesario que se tomen medidas a medio plazo para intentar restaurar el equilibrio, siendo conscientes de que la rentabilidad económica y ecológica de la dehesa solamente puede ser una realidad si sus usos se racionalizan adaptándose a sus ritmos ecológicos.
Me produce una profunda tristeza ver que la naturaleza habla y el ser humano no escucha (Victor Hugo). Autor del texto: Cándido Vicente Calle. El paisaje extremeño: la dehesa. Homenaje a Extremadura 2019

TEXTO COMPLETO DE LA PONENCIA

EL PAISAJE EXTREMEÑO: LA DEHESA

Cándido Vicente Calle

En este homenaje a Extremadura dedicaré mi intervención a reivindicar uno de los mayores tesoros que alberga nuestro territorio: la dehesa.

 

Es preciso aclarar que en la Ley sobre la dehesa de Extremadura (promulgada en 1986) se define así: “se entiende por dehesa toda finca rústica en la que más de cien hectáreas de su superficie, sean susceptibles, según su destino agrario más idóneo, de un aprovechamiento ganadero en régimen extensivo”. Este concepto, además de eminente mente economista y sin consideración ecológica alguna, no especifica que deba existir un estrato arbóreo en una finca para ser considerada como dehesa, con todo lo que ello implica (es decir, se trata básicamente de un pastizal aprovechable para el ganado).

Sin embargo, debemos considerar como “auténtica” dehesa la dehesa arbolada, que es un tipo de pastizal con quercíneas (árboles del género Quercus, entre los que la inmensa mayoría son encinas y alcornoques) originado por la acción humana sobre el ecosistema de bosque y matorral mediterráneos original, aclarando la densidad arbórea y eliminando la mayor parte del matorral con el fin de disponer de una extensión destinada a pastos para alimento de la cabaña ganadera.

Se trata, por tanto, de un ecosistema artificialidad, modificado por la acción humana hasta transformarlo en un sistema de tipo sabaniforme, en el que se ha originado un nuevo equilibrio, que es mantenido gracias a su rentabilidad.

El término DEHESA aparece documentado por 1ª vez en el siglo XIII, en “Las 7 partidas” de Alfonso X el sabio (“Pascua llaman en latín al extremo donde pacen y se gobiernan los ganados”). Se acepta que procede del vocablo latino pratum defensum, del que derivaría “prados deffesados (prados defendidos o protegidos), ya que se trataba de lugares en que el aclarado arbóreo y de matorral facilitaba el crecimiento de hierba para el ganado y su protección ante depredadores o posibles robos.

En la dehesa existen, por tanto, dos estratos vegetales predominantes, el arbóreo y el herbáceo, sin olvidar la gran importancia del estrato fúngico, esencial en el reciclado de la materia orgánica y también en el buen desarrollo de los árboles principalmente.

Dos factores marcan el carácter propio de la dehesa como ecosistema: el clima mediterráneo semiárido y la baja fertilidad del suelo.

Se puede afirmar que la predominancia de estos factores en el suroeste de la Península es lo que determina que en este área se encuentren la inmensa mayoría de las dehesas y de que se hayan mantenido hasta la actualidad. Así, en Extremadura, más del 45% de la superficie forestal total está ocupada por dehesas, lo que significa una extensión de casi 1400 ha, que supone la mitad del total de terrenos ocupados por dehesas arboladas en España. Esto implica que nuestra región sea el lugar con mayor concentración a nivel mundial de este sistema ecológico.

El árbol mayoritario es la encina (Quercus rotundifolia), que se encuentra en el 82% del total, ocupando un 15% el alcornoque (Quercus suber), mientras que en el 3% restante aparecen robles (Quercus pyrenaica) y quejigos (Quercus faginea).

El arbolado es fundamental en este tipo de sistema, ya que además de proporcionar soporte físico para la fauna, protege de los efectos del sol o las heladas al suelo situado bajo su copa, da refugio al ganado, protege de la acción de vientos y precipitaciones fuertes, reduciendo la erosión y la evaporación, reduce la escorrentía, condensa las nieblas, proporciona alimento para el ganado y la fauna silvestre, etc.

Desde el punto de vista económico, la dehesa es un sistema de bajo riesgo, pero también de baja rentabilidad a corto y medio plazo. El rendimiento económico se consigue gracias a una estrategia de diversificación que complementa los usos agrícolas, ganaderos y forestales (entre muchos otros, más o menos marginales y no estructurados, como la recogida de setas, espárragos, etc.) manteniendo la mínima intervención posible sobre el medio natural.

Si tenemos en cuenta que se mantiene una cierta cantidad de especies animales salvajes, propias del medio, lo correcto es decir que se trata de un “sistema agrosilvopastoral”, ya que este concepto hace referencia al sistema de uso de la tierra en el cual coexisten plantas leñosas perennes (árboles y/o arbustos), cultivos herbáceos o pastizales y ganado, junto a animales en libertad.

El principal uso económico de la dehesa es la ganadería extensiva, de la cual procede la mayor parte de su productividad. La especie más adecuada, por su adaptabilidad a este entorno y su productividad, es la oveja merina.

Este tipo de manejo, obligado por las características del medio, conlleva la utilización de los recursos naturales de forma racional, al tiempo que se ejerce una presión soportable sobre las especies faunísticas originales. Esto es lo que ha convertido a la dehesa en el ejemplo paradigmático de explotación en el que se ha logrado un equilibrio entre la productividad y la preservación de la naturaleza, es decir, de desarrollo sostenible. Por eso en la Carta Europea del Suelo es definidoa como “uno de los bienes más preciados de la humanidad”, figurando la dehesa arbolada en la Directiva “Hábitats” como bien que debe ser conservado y protegido.

Estos sistemas ganaderos extensivos se caracterizan por mantener un número limitado de animales por unidad de superficie y su alimentación basada en el pastoreo natural y en subproductos de la agricultura, lo que implica una baja productividad, aunque sostenida.

Esta forma de explotación es el mejor instrumento para mantener de forma productiva amplias zonas con suelos pobres y climatología adversa y para ello es necesario que las tasas de aprovechamiento se mantengan equilibradas con las tasas de renovación del sistema, en términos de biomasa y biodiversidad.

El nuevo equilibrio creado en la dehesa a través de la explotación sostenible se caracteriza por su complejidad e inestabilidad, de modo que sólo se mantiene gracias a la permanente intervención humana. Su mantenimiento se practica fundamentalmente a través del redileo del ganado, la roturación periódica del terreno y la poda de los árboles (sin olvidar otras muchas labores necesarias, como las entresacas de árboles, el descorche, los controles de sanidad animal y vegetal, etc.). Todo ello está regulado por la Ley de la Dehesa.

Sin embargo, la evolución de este sistema de aprovechamiento hacia la obtención de un rendimiento cada vez mayor, está po

niendo en grave riesgo su estabilidad. Tal vez el origen está en no haber respetado el hecho de que la dehesa debe ser, en palabras del Dr. Montoya Oliver, “un bosque pastado, no un pastizal”, con todo lo que ello implica en cuanto a diversidad y uso moderado de los recursos.

En los últimos tiempos (en el último medio siglo, principalmente), se vienen observando una serie de signos que denotan una evidente sobreexplotación de las dehesas, como son el sobrepastoreo, el excesivo laboreo de la tierra, el envejecimiento por falta de regeneración del arbolado, disminución de la cobertura de las copas de los árboles, podas y descorches muy agresivos, etc.

Las consecuencias de esta sobreexplotación son ya claramente visibles en muchas zonas y muy evidentes sobre el arbolado, que se ve muy envejecido y debilitado, siendo presa fácil de enfermedades, principalmente causadas por hongos (es muy conocido el caso de “Phytophthora cinnamoni”, causante de la seca) y de plagas de insectos, entre las que destaca actualmente la provocada por el coleóptero “Cerambyx welensii”.

La mortalidad rápida producida por la seca ha sido causa de gran alarma y se están tomado medidas para evitar la difusión del hongo, pero la labor de destrucción de la madera que realiza el insecto es menos visible y mucho más lenta, aunque el grado de afectación del arbolado en toda Extremadura hay que calificarlo de alarmante y compromete la supervivencia de la dehesa arbolada a medio y largo plazo.

 

¿Cómo afrontar el problema?. En primer lugar es esencial hacerlo desde una visión global, ya que no se trata tanto de corregir situaciones puntuales y aisladas, como de los síntomas de una enfermedad causada por el mal manejo de las dehesas. Nos es cuestión sólo de enfrentarse a la excesiva erosión de un terreno determinado o a la alta mortandad de árboles por envejecimiento o plagas de hongos o insectos, sino de afrontar el origen del problema en toda su amplitud, algo complejo al tratarse de un sistema natural, aunque artificializado, pues hay que tener en cuenta numerosos factores encadenados entre sí.

Es necesario que las administraciones públicas proporcionen medios de todo tipo. Así, es necesaria una revisión de la Ley de la Dehesa y un mayor control de su cumplimiento, además de proporcionar medios técnicos y subvenciones a los propietarios, de manera que sea posible revertir la situación a través de un cambio en el aprovechamiento de los recursos naturales que proporciona la dehesa. Las principales lineas de actuación deben ir encaminadas fundamentalmente a la regulación y control de las técnicas agropecuarias y el rejuvenecimiento del arbolado, para evitar el expolio del terreno y mantener una comunidad arbórea sana y bien desarrollada, que es fundamental en el funcionamiento y equilibrio ecológico del sistema adehesado, debido a la multiplicidad de funciones que ejerce en el medio.

Dada estea importancia del arbolado, de no revertir a medio plazo la tendencia actual, la mayor parte de las grandes extensiones de dehesas de Extremadura acabarán convirtiéndose a medio plazo en amplios pastizales, con suelos muy empobrecidos e incapaces de mantener la cabaña ganadera de un modo sostenible. Es decir, la dehesa está en grave riesgo y su decadencia es ya muy evidente, por lo que empieza a ser urgente tomar medidas.

 



HOMENAJE A EXTREMADURA 2019

SÁBADO 9 DE NOVIEMBRE

De 9,30h. a 22:00h.

Entrada libre hasta completar aforo

Lugar: RESTAURANTE-CAFETERÍA MUSEO VOSTELL MALPARTIDA

Malpartida de Cáceres. Extremadura. España

De 10 de la mañana a 10 de la noche

 

ORGANIZA:

Antonio Viudas Camarasa

COORDINAN:

Isabel Plano Calvo. Concejala de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres

Antonio Viudas Camarasa. Miembro numerario de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes / Sociedad Científica de Mérida. Miembro Activo Clase Pasiva. Origen: Alma Mater: Universidad Complutense (1969-1974). Alma Faber: Universidad de Extremadura (1974-2019)

 COLABORAN:

Restaurante Cafetería MUSEO VOSTELL MALPARTIDA

Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres

Consorcio MUSEO VOSTELL MALPARTIDA

MUSEO JUAN JOSÉ NARBÓN. Malpartida de Cáceres

Centro de Vías Pecuarias. Malpartida de Cáceres,

Sociedad Científica. Mérida

 

 

 

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