2020 11 16
A Antonio Viudas Camarasa, Albacea de mi espíritu
Manuel Pacheco, Badajoz, 29-5-95
Mecedora Habladora
«ALBACEA DE MI ESPÍRTIRU. Querido Antonio, sé que le estás dando vueltas a tu misión de ser albacea del espíritu de Manuel Pacheco. Unos te dicen que hay espíritu laico frente a otros otros tipos y variedades que desconoces.
He rebuscado en tus papeles en estos días en que me tienes abandonada y he encontrado una nota en un poema de Manuel Pacheco dedicado a la lluvia, que tú seguro que no localizarás en tu desordenado archivo, pero más de un destinario tendrá una copia.
Es una dedicatoria fechada en Badajoz el 29 de mayo de 1995.
Ya habíais presentado «Obra en prosa» en el salón de plenos del Ayuntamiento de Mérida, presidido el acto por su alcalde, el escritor ignoto para muchos, tu amigo y defensor de tu pensamiento y algunas de tus ideas Antonio Vélez Saavedra. La obra recuerdas que fue editada gracias a Miguel Murillo a pesar de los peros que le puso el consejero del ramo que tantos favores te debía en la organización del Primer Congreso Internacional de la Lengua Española.
El consejero le dijo al director de la Editora Regional que eras «muy controvertido», lo mismo que años después te dijo en el patio de la Asamblea de Extremadura con motivo de una exposición de pintura aragonesa en Mérida el presidente de las Cortes de Aragón, natural de la Puebla de Híjar, pueblo muy conocido filológicamente hablando por el artículo (1951) y luego libro «El habla de La Puebla de Híjar» (2006) de tu admirado Félix Tadeo Monge Casao, al que conociste acompañante de turista de Hospital en Jaca, tú de cuidador y él en sus cursos de Verano con José Manuel Blecua Perdices.
Ya ves, Antonio querido, la palabra «contradictorio» para los ellos significa «rebelde, revolucionario, que no te ajustas al canon y la disciplina de partida ni de partido, vamos que no tienes partido, pero que siempre ganas tus partidas aun perdiéndolas».
Perdona al escribir para los ellos estoy imitando, que no plagiando, el estilo de tu admirado amigo Manuel Pacheco.
Bueno, Antonio, a lo que iba, que a veces me voy por las ramas.
En esa nota de Manuel Pacheco leo y te lo transcribo literalmente como dicen algunos estudiosos:
«A Antonio Viudas Camarasa, /
Albacea de mi espíritu, este poema /
a la lluvia que ha estado escondido /
en las cuevas del Desierto. //
Con mi abrazo de siempre. //
Manuel Pacheco //
Badajoz, 29-5-95″».
Esta nota va unida a una fotocopia de una carta de Rosa Lencero en la que de nuevo leo que Pacheco «puso su vida y su muerte en la manos de Antonio Viudas Camarasa». La carta está fecha en Mérida el 24 de febrero de 2000.
Tú, querido Antonio, estabas preparando entonces algunas publicaciones para el Boletín de la Real Academia de Extremadura de la que eras director, recordando a tu amigo Manuel Pacheco.
Bueno, Antonio, fíjate que la palabra «Albacea» la escribió Pacheco con la primera letra en mayúscula y «espíritu» con letra minúscula.
No sé si tu amigo, Antonio querido, si era de espíritu laico o de los otros tipos de espíritu.
Concluyo en mi modesta opinión de Mecedora Habladora que tú eres Albacea del espíritu de Manuel Pacheco, pero no me hagas escribir un dictamen sobre esa figura poética de realismo mágico.
Además estoy muy enfadada y celosa contigo porque por culpa de Manuel Pacheco y todos esos lectores –que se hacen pachequianos a la primera de cambio en cuanto que lo leen–, tu a mí, tu Mecedora Habladora, me tienes, pero que muy muy abandonada.
Cuando te encuentres solo estoy seguro que volverás a darme calor con tus glúteos músculos. No sé cómo despedirme: te extraño, no me abandones por favor, sin ti no puedo pensar ni ser feliz. MECEDORA HABLADORA 16N2020″.