2018 08 20 Antonio Viudas Camarasa
ANTONIO VIUDAS CAMARASA
SENDERISMO DE HOSPITAL
Santiago Ramón y Cajal y Gregorio Marañón al fondo
Libro en proceso de redacción
Venta en librerías a partir de diciembre 2018
MONÓLOGOS DIALOGADOS
Pensando en la Universidad de Verano de La Magdalena (Santander)
Hoy la sociedad científica de Mérida estrena curso
Tras leer Marañón y el enfermo de Pedro Laín Entralgo (Revista de Occidente, 1962) tengo que decir y digo que algunas propuestas de las no tan preclaras mentes de la ejecutiva de la inmemoria histórica tendrían que leer más historia sin sesgo de confirmación.
Estoy en el sexto día de retiro en senderismo de hospital. Hoy la sociedad científica de Mérida estrena curso en la que fue residencia monárquica de Alfonso XIII. La Segunda República la utilizó para inaugurar los cursos de verano de la JAE que presidía el genio de Santiago Ramón y Cajal. Durante la guerra incivil fue de todo: hospital, cuartel.
En la posguerra prosiguió con sus cursos de verano. Lo mismo en la transición y ahora. El edificio sigue en pie a pesar de haber visto monarquía, dos dictaduras una en monarquía y otra sin ella y democracia republicana con democracia monárquica.
A Amalio Gimeno Alfonso XIII le concedió el título de Conde de Jimeno. A Cajal le ofreció Alfonso XIII título noble que él no aceptó. Ahora la partitocracia le quiere arrebatar a María Urioste Ramón y Cajal, con 102 años de edad el título de Marquesa de Ramón y Cajal, porque se le concedió en 1952. Si no se hubiera celebrado gracias a personas del exilio interior y opositores al sistema el centenario de Ramón y Cajal sabríamos menos de Cajal hoy. 1952.
La memoria inteligente debe primar sobre la inmemoria histórica de algunos furrieles de la misma. Con dogmatismo, sectarismo y fanatismo será muy difícil conseguir y obtener un buen ojo clínico social y político.
Ahora que los galenos políticos están de vacaciones, es agosto en España, sería conveniente que leyeran al Marqués de Santiago Ramón y Cajal a título póstumo, al Conde de Gimeno y al Marqués de Marañón que lucharon en la Junta de Ampliación de Estudios entre 1907 y 1936 para que en el Palacio de la Magdalena hoy 20 de agosto de 2018 se inicie un curso plural y liberal de la Sociedad Científica de Mérida. Que la memoria inteligente ilumine a la partitocracia a partir de septiembre para que busque las auténticas fuentes del Nilo de la memoria sin adjetivos cainitas con sesgo de confirmación de nuestros pueblos de España.
Antonio Viudas Camarasa. Senderismo de hospital. 20 de agosto de 2018 Unamuno participó en los cursos republicanos de la Magdalena. Cajal con título de marqués o sin él siempre sera SANTIAGO RAMON CAJAL. Quienes no lo leen y le quieren deponer de su título seguirán alejados de la ciencia con ojo clínico contemplando los yermos en barbechera de España.
Cajal nació el 1 de mayo de 1852. En el centenario de su nacimiento gracias a sus discípulos depurados Tello y Fernando de Castro y a su hermano Pedro que todavía vivía en Zaragoza, lo que quedaba en la clandestinidad y quienes querían a Cajal (su nieto político García Durán Munoz, esposo de Nana Cajal con la ayuda de su amigo el rector de la Complutense Pedro Laín Entralgo y otros miembros de la Real Academia de Medicina de Madrid junto a otras fuerzas vivas) consiguieron celebrar el homenaje en el que se volcó también la recién creada institución Fernando el Católico de la diputación de Zaragoza y los colegios médicos de toda España).
Con ese motivo se le concedió este marquesado a título póstumo. Mezclar hoy a Cajal con la inmemoria histórica es de una falta de conocimiento de la intrahistoria de las dos primeras décadas de posguerra. En el decreto se especifica que se concede este título por lo que científicamente aportó a la historia de España. Un científico que vivió dos repúblicas, participó en la guerra civil carlista como soldado y por oposición logró la plaza de teniente de sanidad y lo llamaron a Cuba como capitán. En el 98 se comprometió con su patria en la prensa. Durante la primera guerra mundial salvó a científicos represaliados alemanes y en el inicio del fajismo de Mussolini salvó a un científico italiano y durante la Segunda República recibió su máxima distinción con el monumento en la Facultad de Medicina. Que los desmemoriados de la inmemoria histórica mancillen la figura de Cajal a título póstumo significa que o son fanáticos, sectarios y dogmáticos o que de Cajal no conocen más que los nombres de alguna de sus calles si viven en una de ellas. La ignorancia de la furrielería de la inmemoria histórica o es partidista o simplemente pesebrista. Que lean a Cajal a ver si son capaces de conseguir un buen ojo clínico político y social para resolver los problemas por los que atraviesa España en estos últimos años.