2020 04 18 11:26h
Manuel Pacheco Conejo: «Jardín y primavera o el ángel de Van Gogh
Por Antonio Viudas Camarasa
Me levanto y salgo a la terraza. Hago un ensayo de mi minuto de vídeo para mandárselo a Juanma González, el bibliotecario de la Biblioteca de Barcarrota. Me siento al ordenador y me acompaña una fotocopia del libro Manuel Pacheco EL LIBRO DEL MUELISMO. Poesía y prosa, mayo 1959. Badajoz (España), que nunca quiso publicar el autor, en el que describe el dolor de muelas que sufrió entre el 13 y el 20 de mayo de 1959.
En la introducción al Muelismo (En Badajoz (España) a 13 de mayo de 1959) afirma que:
«Los dolores pueden ser rectos, curvos, mixtos, quebrados, ondulados y espirales.
El dolor de muelas representa en sí esta geométrica definición en casi todas sus divisiones. Los arcángeles de las caries son zapadores que usan perforadoras calentadas al rojo y con las cuales van dibujando en el agudo árbol de masticar toda una sección planificadora de alumnos perversos».
Describe el dolor de muelas sufrido y expresado por un carretero en forma de línea recta, el de un lalo en línea ondulada y el de una prostituta en línea mixta. La perfecta descripción y curación del dolor de muelas la consigue el poeta llegando a la perfección de la línea espiral:
«Y si a un poeta le duelen las muelas y resiste el dolor hasta el máximo y en vez de tomar analgésicos escribe poemas hasta hacer un libro, las líneas curvas se quiebran y las quebradas se hacen espirales. El resultado de esta descomposición geométrica es el MUELISMO».
Transcribo el poema
JARDÍN Y PRIMAVERA O EL ÁNGEL DE VAN GOGH
El ángel de Van Gogh está borracho
y sopla en el jardín su aliento azul.
Las parras del sol derraman sus uvas
y la oreja cortada como un ciprés en llamas
quema el sobre del amor.
Montes de arena donde juegan los niños a crear albañiles.
Columpios bajo un árbol
donde se balancean niñas púberes
y una máquina insomne
arrancando la piel de la tierra.
Si copiara un pintor este paisaje,
si apresara su luz,
si encerrara las fibras del árbol
el espejo del agua
y la placa blancuzca del cielo
en las ostras heladas de su fría retina
si trasladara al lienzo la mañana de cromo.
¡Qué momia de jardín de primavera
para una sala-nicho con muebles pulidos!
Y Van Gogh lo mordía.
Van Gogh tenía pájaros de aumento
picándole los ojos
y sabía que el sol
como un falo de plomo derretido
desgarraba los muslos de la tierra
MANUEL PACHECO
Badajoz (España). Parque Infantil, día 15 de Mayo S. Isidro Labrador