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2021 12 05

 

Papers / Escritorio de

Antonio Viudas Camarasa

 

MIS IMPRESIONES  ANTE

«DE MI DIARIO, durante mi estancia en el hospital» de M. P. AIDA B E N A M O R

 

[3/12 9:34] Antonio::

Me releo:

RELEYENDO A PACHECO EN EL PERFUME DE BADAJOZ, ENAMORADO DE SOR JUSTA Y POETA DEL CINE RECREADO

[3/12 9:53] Antonio:

Lo que escribí el 30 de diciembre de 2020 ante la primera edición de 2006 lo tengo que releer y contrastar con la edición de 2021 de Diario durante mi estancia en el hospital de Badajoz de M. P. AIDA B E N A M O R.

Leeré primero las dos reproducciones facsímiles en texto mecanografiado, en ejemplar, supervisado por la Editora Regional de Extremadura, a cuya presentación no fui invitado, que me ha facilitado Pedro de las Heras, obsequio gentil del cuidador del libro, don Luis Alfonso Limpo Píriz.

Propondré que se haga una edición académica para lectura fácil anotada del mismo modo que hizo mi maestro don Rafael Lapesa con una obra inédita de su admirado amigo Amado Alonso.

No deseo que los lectores de Pacheco se queden solo con lo que se dice en esta presentación.

Un investigador muy preparado en este tipo de literatura autobiográfica, buen lector de Pacheco, puede hacer  en el futuro una excelente edición diplomática y crítica de este diario tan importante.

Como albacea del espíritu debo cuidar el espíritu pachequiano que me encomendó su autor.

 

 

[4/12 11:05] Antonio:

Comparto contigo mi trabajo: la transcripción mecanográfica de la página No. 63 de una de las dos versiones mecanográficas, cuya fecha de redacción definitiva desconocemos, «DE MI DIARIO, durante mi estancia en el hospital» de Manuel Pacheco, divulgado por la Editora Regional de Extremadura en diciembre 2021 en Olivenza.

En el encabezado alterno aparece M. P. AIDA B E N A M O R.  en las páginas impares y DE MI DIARIO en las pares. La página 108 está repetida y guarda el orden de encabezados par e impar hasta la página 109 (M.P. AIDA -DE MI DIARIO),  110 ( DE MI DIARIO), 111 (M. P. AIDA B E N  A M O R), 112 (DE MI DIARIO), 113 (M.P. AIDA   B E N A M O R), 114 (M. P.  .- DE MI DIARIO), 115 (M. P.  AIDA  B E N  A M O R), 116 ( DE MI DIARIO), 117 (DE MI DIARIO), 118 (M.P. +  B E N  A M O R),  [Se salta la numeración de la página 119],120, 123,  126, 128, 130, 131, 133, 135, 137139 (DE MI ESTANCIA EN EL HOSPITAL), 121, 124, [Se salta la numeración de la página 125],127, 129, 132, 134, 136, 138, 140 (M. P. AIDA  B E N  A M O R).

Leo M. P. [Manuel Pacheco] seguido del seudónimo BEN  A M O R. En poemas sueltos edité su poema “Noche”, firmando como M. P. Aida Ben Amor;  Manuel Ruiz González-Valero le dedica un poema a Ben Amor en su libro Musa entre hierros. Pacheco, en 1947 publica “Aire”, primer poema impreso. Periódico Hoy, firmado con el seudónimo M. P. Benamor.

El encabezado de las páginas es DE MI DIARIO, que delata que este diario formaba parte de FRAGMENTOS DE MI VIDA.

El diario lo fecha en agosto de 1942.

Las primeras versiones debieron ser de ese año, aunque necesitamos un peritaje que diagnostique la cronología de las dos versiones dadas a conocer por la Editora Regional.

Sabemos que de la existencia DE MI DIARIO no dio en vida conocimiento a nadie, ni al albacea de su espíritu.

Un bibliotecario, guardador de lo adquirido por una Institución Pública lo encontró en su legado y dió a conocer en 2006 una edición que denomina semiclandestina con un título sugerente, pero muy poco acertado.

 

El lector ahora goza de una versión mecanográfica agradable a los ojos y otra dificultosa por la estrecha interlínea y una tercera versión en letra de imprenta con escasa tinta pero legible, donde no se sabe qué texto es de Manuel Pacheco y cuál es del corrector de ortotipografía y de estilo.

 

Por eso comparto contigo el texto del 6 de agosto de 1942 en que Manuel Pacheco se escapa del hospital sin permiso para ver a sus mejores amigos: LOS LIBROS:

Transcripción literal de la página 63 mecanografiada.

[4/12 11:26] Antonio:

 

 

No. 63 M. P. AIDA B E N A M O R

Día 6 de Octubre [ Sustituyo el subrayado por la cursiva]

Pasan los días sin que nada de particular rompa la monotonía de mi vida entre los enfermos; he salido dos o tres veces, aunque el médico no me ha querido darme permiso yo soy conocido del portero y no me dice nada. Yo tengo que ir de vez en cuando a visitar a mis amigos que están tristes, abandonados: ¡Los Libros! ¡He visitado el puesto de libros que está en la plaza y no he visto en él nada que valga la pena; cuando entro en mi casa lo primero que hago es dejar casi vacía mi pequeña biblioteca, me entretengo en leer el título de esos libros que tanto he leído. Son mis únicos amigos, mis mejores amigos, ellos nada me piden y todo me lo dan; ellos engrandecen los amplios horizontes del pensamiento, enseñan a profundizar, a elevarse de lo prosaico de la vida, enseñan a pensar y dignifican. !Qué lástima me da de aquellos que no saben que el mejor amigo, el verdadero amigo es el libro».

Manuel Pacheco:  Diario II. Diario durante mi estancia en el hospital, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2021 Transcripción ortotipográfica de la página 63 del facsímil mecanográfico de Antonio Viudas Camarasa de la pág. 224.

[4/12 11:33] Antonio:

En el dietario de Manuel Pacheco del 6 de octubre de 1942 observo que estaba ya muy curado y vivía en el hospital como un turista.

El hospital le era familiar puesto que en este edificio había vivido su infancia, adolescencia y parte de su juventud siendo hospiciano. Precisamente en el Orfelinato aprendió rebelde lo que era la disciplina y recibió una cultura general muy sólida gracias a su esfuerzo y a su afición a la lectura, guiada por los consejos de un anciano muy aficionado a las lecturas espiritistas.

El Orfelinato le formó como carpintero ebanista. En 1942 cuando recibe la tercera parte de una de las dos partes indivisas de su casa natal, hoy número 21 de la calle Gabriel y Galán, antigua Juan (João) Caldera en la escritura y registro figura que Manuel Pacheco tiene la profesión CARPINTERO. Por cierto en la división de herencia al acogerse los habitantes de Olivenza al Fuero de Baylío y al no haber hecho testamento su padre, su madre Emilia se quedó sin herencia y su hermano menor Francisco también. Ambos no  aparecen en el Registro de la propiedad de Olivenza como herederos. Emilia por ser viuda y Francisco por ser menor de edad. Con 22 años Manuel Pacheco quedó jurídicamente como emancipado de su madre.

 

En De mi diario, de la serie Fragmentos de mi vida el día 6 de octubre aprovecha Manuel Pacheco para escribir su pensamiento en relación al elogio del libro que conmigo pueden suscribir numerosos de sus lectores:

  • Los libros sin  la presencia de su lector están tristes y abandonados.
  • Como buen comprador de libro de viejo por necesidad no encuentra nada de su interés en la plaza de Badajoz.
  • Se va a hacerles compañía a los libros de su casa.
  • Los desbarata.
  • Se recrea en los títulos de los libros releídos.
  • Reflexiona que sus libros son sus mejores amigos
  • Son generosos.
  • Se lo dan todo y nada le piden a cambio.
  • Sabe que los libros engrandecen los horizontes del pensamiento
  • Enseñn a profundizar
  • Elevan de lo prosaico de la vida.
  • Y en el mundo actual donde predominan las emociones sobre el conocimiento leo que «los libros ensenan a pensar»,  algo que es muy necesario en la sociedad de hoy:
  • Los libros «dignifican»
  • Al hombre mediocre e indigno el libro lo transforma en  DIGNO
  • La dignidad es respeto
  • La dignidad transforma a la persona en educada consigo misma y con los derechos de los demás.
  • Se lamenta y le dan lástima los seres humanos que no saben que el mejor y «el verdadero amigo es el libro».

 

Releyendo al Pacheco inédito hasta 1949 encuentro muchas luces de su pensamiento en las que insistió en sus obras posteriores hasta que le despedí junto a una sor buena que le facilitó la extremaunción en una habitación doble de la clínica Los Naranjos y recuerdo este diálogo entre él y yo:

–Manolo, ¿cómo te encuentras?

Me contestó con voz de embozo:

«–Antonio, no me encuentro».

La hermana, Sierva de María, se sonrió.

Leyendo De mi diario me guasapea un amigo llamado Félix y dialogamos:

Félix: ¿Como andas, amigo?
Antonio: No ando.
Félix: Pero piensas y filosofas, luego existes…
Antonio: Verum est.

 

En verdad el Diario de mi estancia en el hospital que no dio a conocer ni al albacea de su espíritu que nunca se atrevió a publicar es un diario íntimo donde la descripción de una sala de hospital, llena de enfermos que sanan y otros que se van es una manera de deshogarse con pensamientos sobre la vida que le interesaba y le daba vida. Se sentía poeta y filósofa. Juguetea con su nombre mixto de AIDA, seudónimo evocador, hijo del Amor. Amor erótico y real de la adolescencia y amor erótico de enamoradizo que compara el amor de Jesús y sus seguidores con sus rezos de infancia y juega a perder la fe, que nunca perdió, aunque dejó de ser misario prácticante y pionero en dialogar con el Jesús del Evangelio, no con el Jesús usado por los hipócritas del Poder. Por eso le he pedido a un teológo que profundice en el concepto religioso de Manuel Pacheco desde su juventud hasta el último poema conocido suyo. El Pacheco de la Iglesia de los pobre, el Pacheco admirado por la HOAC utilizado en defensa de los derechos humanos que andan tuertos.

Seguiré leyendo las dos versiones facsímiles de MI DIARIO DE MI ESTANCIA EN EL HOSPITAL, aunque el no quiso publicarlo o no se atrevió a publicarlo en vida ni hablar de su existencia con nadie. Tal vez el único que pudo conocer alguna versión fue su amigo Manuel Ruiz González-Valero, autor de Musa entre rejas.

 


MECEDORA HABLADORA se ha enfadado conmigo, me ha cogido el Diario II de Manuel Pacheco y me ha mandado este guasap copiando un pensamiento de Manuel Pacheco después de arremeter contra los amos y defender los derechos de los obreros considerando inútil la muerte del soñador de Galilea y  se mete contra los que encarcelan a quienes defienden la Verdad.

En este puentazo de Adviento Pacheco puede herir la sensibilidad de algunos de sus lectores:

«Veo la vida cubierta de nubes negras y en el cielo no resplandece la estrella de la paz; el dulce soñador de Galilea no vuelve, y los que lo mataron (se) ríen de sus doctrinas y en su nombre matan y roban, encienden guerras y encarcelan a las bocas atrevidas que dicen la Verdad»

Diario II. Diario durante mi estancia en el hospital,  pág. 256.


LA MECEDORA HABLADORA me quita el libro, se enfada y me lanza su pensamiento para provocarme. En el fondo añora el calor de mis muslos y se reniega cuando me ve sentado en el sofá tresillo de blanco Ikea, todavía lejos el que pueda volver a darle el calor huérfano de mi cuerpo.

 

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