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20200106 Alvor 13 horas

 

Escritorio / Papers

Antonio Viudas Camarasa . Leyendo a Manuel Pacheco: Fragmentos de mi vida. Diario sobre mi estancia en el hospital [Martes, 25 de agosto de 1942 –Día 3 de noviembre de 1942]. Publicado en 2006 con el título La muerte y la doncella, puesto por el editor.

 

El libro se inicia con una acotación en la que advierte al posible lector del asunto que va a tratar en estos fragmentos de su vida: la enfermedad como sombra invisible, embajadora de la muerte:

«(Es una sombra invisible que se apodera de nosotros. No la vemos. No podemos lucharx contra ella. No sabemos cuándo viene y cuándo se irá. Es la enfermedad, embajadora de la Muerte.)

 

Fragmentos de mi vida. Diario sobre mi estancia en el hospital [Martes, 25 de agosto de 1942 –Día 3 de noviembre de 1942] tiene los siguientes epígrafes que indican el tiempo en el que transcurre el relato novelado

  • Martes, 25 de agosto de 1942 (pág. 7-8)
  • Miércoles, 26 de agosto (págs. 8-15)
  • Viernes, 28 de agosto (pág. 15)
  • Sábado, 29 de agosto (págs. 15)
  • Domingo, 30 de agosto (pág. 16)
  • Lunes, 31 de agosto (16)
  • Martes, 1 de septiembre (16)
  • Miércoles, día 2 (16)
  • Jueves, día 3 (17)
  • Viernes, 4 de septiembre (17)
  • Sábado, 5 de septiembre (19)
  • Domingo, 6 de septiembre (19)
  • Martes, 8 de septiembre (21)
  • Miércoles, 9 de septiembre (22)
  • Septiembre, 19
  • Septiembre, 23 (23)
  • Septiembre, 26 (23)
  • Septiembre, 27 (23)
  • Septiembre, 28 (24)
  • Septiembre, 30 (24)
  • Octubre, día 1 (27)
  • Octubre, día 2 (28)
  • Octubre, día 4 (28)
  • Octubre, día 5 (31-32)
  • [5 de octubre, por la tarde]
  • Octubre, día 6 (34)
  • Octubre, día 7 (35)
  • Octubre, día 9 (35)
  • Octubre, día 10 (37)
  • Octubre, día 11 (37)
  • Octubre, día 12 (38)
  • Octubre, día 13 (41)
  • Octubre, día 16 (46)
  • Domingo, 18 de octubre (48)
  • Lunes, 19 de octubre (50)
  • Martes, 20 de octubre (52)
  • Miércoles, 21 de octubre (52)
  • Jueves, 22 de octubre (55)
  • Viernes, 23 de octubre (57)
  • Sábado, 24 de octubre (57-61)
  • Martes , 31 de octubre (62)
  • Día 1 de noviembre (63-66)
  • Día 3 de noviembre (66-67)

Mi lectura observa que no escribe todos los días. Me hace sospechar que toma la forma de diario para convertir la realidad en obra de pensamiento ante las cosas que le suceden y las lecturas  que le han influido en su formación autodidacta. Le preocupa la enfermedad y a través de su estancia en el hospital aprovecha para hablar de los problemas que le rodean en su vida personal recordando su infancia en el hospicio que había vivido en un anexo de dicho edificio. El paso de niño hospiciano a soldado recién licenciado del servicio militar que trabaja en la estación de ferrrocarril de Badajoz y un día al volver del trabajo un vómito de sangre le anuncia que tiene un principio de úlcera de estómago que se curará con su estancia de dos meses y doce días en el hospital de Badajoz en los que convive con sus cuidadores (Médicos y enfermeras), los enfermos y los familiares de los enfermos. Su estancia en el hospital la aprovecha para dar a conocer su manera de ver la vida. A lo largo de mi lectura intentaré descubrir qué hace Pacheco y qué piensa Pacheco. En este relato novelado autobiográfico encuentro al Pacheco en esencia que se irá desarrollando en la publicación de sus obras posteriores. Un Pacheco que ya ha asimilado muchas de sus variadas lecturas y que se irá perfeccionando hasta llegar al Manifiesto del duende y las obras posteriores y terminará con los Espejos del Silencio, su última meditación sobre qué es la vida para un poeta con inquietudes.

Martes, 25 de agosto de 1942 (pág. 7-8)

El primer día del diario, el 25 de agosto me sitúa como lector en Badajoz, estación de ferrocarril, en el andamio de una casa en obras, en la sastrería de su amigo Emilio Rivera con sus modistas y en su casa con su madre consoladora.

20200106 Alvor 20:41horas

[20:24, 6/1/2020] Antonio: Si Pacheco títuló su escrito inétido  «Fragmentos de mi vida. Diario sobre mi estancia en el Hospital el título La muerte y la doncella es un sobretítulo, no es un título facticio que es «Título formado de acuerdo con el contenido de la publicación por carecer este de él». Es necesario contrastar con los dos originales y otros tal vez no localizados del diario de Pacheco en su estancia en el hospital de Badajoz entre agosto y noviembre de 1942.

Dudo de que a Pacheco le hubiera gustado el título con que estará para siempre catalogado el inédito del que nunca me habló ni me propuso por tanto su publicación en Obra en prosa (1995).

Gracias a su publicación póstuma (2006) que he leído por primera vez de un tirón en las primeras horas búho del día 4 de enero de 2020 en una noche de invierno en Alvor, Portugal, sin conocer «el cuadernillo adjunto» que se cita en la presentación, paso a una segunda lectura en la que daré mi impresión sobre la obra, después de no haber vuelto a leer a Pacheco desde la publicación de la Poesía Completa (1999).

La segunda lectura la he iniciado en la manaña del 6 de enero, día laboral en Portugal. En Alvor a mediodía he ejercido la talasoterapia en un día soleado con temperatura ambiente de 23 grados y el agua del mar con sensación térmica de 14 grados.

La lectura de los síntomas de la enfermedad de Manuel Pacheco en el primer día de su diario me sitúa en Badajoz el 25 de agosto. Pacheco trabaja en la estación de ferrocarril y había cruzado cuatro veces andando el Puente de Palma desde su domicilio en calle De Gabriel en la que vivía en donde cosían las modistas de su amigo el sastre Emilio Rivera.

Un vómito, inicio de úlcera de estómago anuncia un diario novelado que me recuerda mi Senderismo de hospital (2018) que estoy preparando para la imprenta. La enfermedad que se vence y se escribe nos hace pensar en la vida. Por eso Pacheco incluye en su diario reflexiones sobre el hombre que vive en este mundo. Usa el diario como pretexto para reflexionar sobre su vida y los asuntos que le inquietan como poeta sin oficio fijo y obrero eventual en el tercer verano de posguerra.

La primera frase «Aquel día había caminado mucho» me sorprende que un diario en primer persona referido al 25 de agosto de 1942 se inicie con un «había caminado», refiriéndose al pasado. Este dato ya me da la impresión de que el diario está escrito en época posterior con apuntes y recuerdos de lo vivido en un tiempo anterior. Pienso que a lo vivido se añade lo leído no necesariamente antes del tiempo del relato, sino posteriormente. Sospecho que es un diario reelaborado, no preparado para su publicación.

Se describenlos primeros síntomas de una enfermedad de estómago y se sitúa al personaje solo en la calle con la gente  que le miraba asustada tras el primer vómito. Las muchachas de la sastrería ante el vómito de sangre temieron una de las enfermedades más horribles de la época «la fatídica enfermedad que se apodera de los pulmones débiles», la tisis: «Todos los ojos de aquellas mujeres se clavaron en mi faz de cera por los esfuerzos de las ansias». Frase  con un ritmo musical que no le abandonará nunca en su creación literaria.

A pesar de su cara de muerto «la Pálida no me había visitado aún». Para nombrar a la muerte utiliza el eufemismo Pálida, en posteriores escritos leeremos «La secretaria de Dios» y la «Señora de la Guadaña». La muerte será una constante en el léxico pachequiano. Recuerdo «la muerte que nos dejan» y otras expresiones muy semejantes como «no tengo donde caerme muerto».

Le diagnostica el médico un principio de úlcera de estómago. Al salir de la visita vuelve a los  mareos y tras la descripción añade su comentarioa: «Los emisarios de la muerte venían hacia mí. La Pálida no quería mi amor y mandaba a sus criados para que me hicieran sufrir, antes del supremo sacrificio». Con la expresión «emisarios de la muerte» vivirá el sufrimiento de sus futuras enfermedades. El 25 de agosto ocupa las páginas 7 y 8 de la edición de 2006.

 

 

 

 

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