Tudora Sandru Mehedinti
(Bucarest)
Me es muy grato evocar, con profunda emoción, las dos grandes personalidades de las letras hispánicas que han tenido una poderosa influencia en mi vida científica y literaria: Julio Cortázar y Alonso Zamora Vicente. Los dos me han dado un impulso decisivo para dedicarme a la traducción literaria. Tuve el privilegio de conocer a don Alonso en 1982, en Madrid, en la sede de la RAE, presentada por mi colega rumana, la profesora Eugenia Popeanga. Me quedé muy impresionada por la erudición y sabiduría del insigne secretario perpetuo de la RAE , pero también por su exquisita gentileza, su noble generosidad espiritual y su encanto personal. En las dos inolvidables horas que estuvimos conversando me habló de Madrid, de la literatura española, de sus libros (yo conocía su importante obra lingüística, incluso había hecho una reseña de su valiosa “Dialectología española”), haciendo hincapié en su creación literaria. Hablamos también del arte de la traducción, de las versiones rumanas de obras de la literatura española. Me dio algunos de sus volúmenes de cuentos y su encantadora novela “Mesa, sobremesa”. Llena de entusiasmo, decidí traducirla al rumano, tratando de vencer las dificultades que suponían las peculiaridades del lenguaje coloquial español, con su fisonomía mucho más significativa que la del rumano coloquial. También tuve que vencer otro tipo de las dificultades – las editoriales – , por motivos que tenían mucho que ver con el ambiente político de mi país por los años ochenta. Por fin, la novela se publicó en 1986, con el título “Banchetul”, en la Editorial Universul de Bucarest, y tuvo éxito sobre todo entre los lectores jóvenes, agotándose al poco tiempo.