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2018 05 13 Antonio Viudas Camarasa

 

Prosema en forma de Revista de Filología Románica en homenaje 2017 a Alonso Zamora Vicente

Estoy trabajando, perdone las molestias. Vuelvo en 20 minutos

Vol 34 (2017): Nº especial: Homenaje a Alonso Zamora Vicente (1916-2006): Filólogo, escritor, embajador de la lengua española y maestro

En este mes estoy atareado en enviar el libro Cerámica Popular Hispana por correo postal a los colaboradores solidarios del Itinerario Artístico Literario Alonso Zamora Vicente que han aceptado mi invitación para  recibir el libro pagando exclusivamente los gastos de envío. 650 gramos de cultura en este país llamado España cuesta 19,17 euros por reembolso certificado sólo los gastos de envío. El intercambio cultural no subvencionado en España es prohibitivo para el común de los ciudadanos.

El pasado día 8 de mayo de 2018 en grata noticia una editorial de ámbito internacional me da la noticia de que mi artículo  se había publicado hacía unas horas en la Revista de Filología Románica de la Universidad Complutense de Madrid ofreciéndome «la posibilidad de la publicación de una versión ampliada» en libro impreso de «Alonso Zamora Vicente: Mi maestro y yo». Habrá que estudiar las posibilidades y condiciones. El mundo de la edición está en continúa ebullición.

Indago y a través de unos contactos y descubro que ha aparecido el número especial del «Homenaje a Alonso Zamora Vicente (1916-2006): Filólogo, escritor, embajador de la lengua española y maestro» que los discípulos del maestro le ofrecimos durante el año 2016 en Madrid, Cáceres, Malpartida de Cáceres y en Mérida.

En este fin de semana he podido consultar y leer las colaboraciones y en este prosema voy a hacer una antología de los párrafos más significativos de cada una de las colaboraciones. Organizaré mi selección de fichas en este prosema agrupándolas por autores teniendo en cuenta la relación académica con el maestro en calidad de director de sus trabajos y relación científica y humana con la vida y obra de Alonso Zamora Vicente.Da para otros numerosos  prosemas la rica variedad de recuerdos que cada uno de los autores que escriben en este volumen guardan del maestro, todos unidos por la admiración y el afecto ante la obra realizada en tan difíciles momentos de la vida española y de los que él mismo como investigador y escritor ha dejado huella y opinión en sus escritos.

 

Presentación del volumen Homenaje Alonso Zamora Vicente 2017 de la Revista de Filología Románica

 

Conocer a Alonso Zamora Vicente, 13-14

Eugenia Popeanga Chelaru

[Universidad Complutense, Madrid. Tesis doctoral, 1981. «Antonio Machado. Poesía y lenguaje. Un estudio sobre los espacios poéticos». Director: Alonso Zamora Vicente].

La figura del profesor,del maestro, escritor, ensayista, amigo y compañero

  • «La Revista de Filología Románica dedica a Alonso Zamora Vicente, su fundador junto con Pedro Peira, el presente número, que pretende reavivar la figura del profesor,del maestro, escritor, ensayista, amigo y compañero. Los artículos de la más diversa índole, desde el recuerdo entrañable hasta la investigación académica, resaltan, para el lector que no haya llegado a conocerlo directamente, las múltiples facetas de su personalidad: su gran curiosidad, su interés por los demás, etc.; en definitiva, su gran humanidad. Don Alonso cultiva en su escritura desde el humor benévolo y la fina ironía hasta el juego con lo absurdo, adoptando con gran maestría todo lo que le ofrece la riqueza de la lengua española, en la que brilla como maestro de maestros». Leer más

El reencuentro con don Alonso, 15-18

María Victoria Navas, Carmen Mejía

[Coordinadoras del volumen homenaje]

Poco a poco fuimos contactando con sus discípulos esparcidos por las diferentes universidades españolas.

  • «Nos reunimos primero los más próximos, Eugenia Popeanga, Jesús Sánchez Lobato, Denis Canellas, María Josefa Postigo, Juan Miguel Ribera, María Victoria Navas y Carmen Mejía para hablar del proyecto. Poco a poco fuimos contactando con sus discípulos esparcidos por las diferentes universidades españolas. La llamada tuvo una calurosa acogida y gracias a la ayuda de los jóvenes, en este caso Lidia López Teijeiro, lectora de gallego en la Titulación de Filología Románica, organizamos un encuentro para celebrar el Centenario de nuestro añorado maestro en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense, que decidimos denominar Alonso Zamora Vicente. 100 años de su nacimiento».

La Complutense, la Nebrija, La Academia, Extremadura

  • «Desde el día 18 de abril todos quedamos emplazados a la siguiente convocatoria del centenario que tendría lugar en la Universidad Antonio de Nebrija y en la Real Academia de la Lengua Española, como atinadamente refiere don Manuel Villa-Cellino en este mismo volumen. Queremos destacar la interpretación que Ana e Isabel Zamora, nietas de don Alonso, hicieron en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense, dando voz a una serie de textos teatrales de Alonso Zamora Vicente representados por la actriz Gloria Muñoz. Asimismo, este centenario llegó hasta Cáceres y Malpartida de Cáceres de la mano del profesor Antonio Viudas, quien relata pormenorizadamente este Itinerario Artístico Literario en este volumen y en el que participamos la mayoría de sus discípulos».

Placa en la casa natal en la plaza de la Cebada en Madrid

  • «Para terminar con la celebración del centenario al maestro el día 13 de marzo de 2017 el señor D. Antonio Maura, representante de Cultura del Ayuntamiento de Madrid descubrió la placa en la casa donde nació Alonso Zamora Vicente en la Plaza de la Cebada, número 10. En el acto intervinieron: D. Antonio Maura, responsable de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Dª María Nagore Ferrer, Vicerrectora de Extensión Universitaria, en representación del Rector; D. José Manuel Lucía Megías, Vicedecano de Relaciones Institucionales de la Facultad de Filología de la UCM, en representación del Decano; Dª Eugenia Popeanga, Catedrática de Filología Románica de la UCM y discípula de Alonso Zamora Vicente y D. Alonso Zamora Canellada, hijo de Alonso Zamora Vicente.
    Hoy sale a la luz este volumen resultado del centenario que nos convocó a todos los seguidores de Alonso Zamora Vicente. Esperamos que el lector sepa apreciar el esfuerzo que supuso este reconocimiento al maestro y estamos seguros de que don Alonso nos diría: ¡Forajidos! ¡Que seáis buenos!
    Gracias a todos por vuestro buen hacer universitario y por vuestro cariño. Gracias, don Alonso, por todo». Leer más

Autores con tesis doctoral o memoria de licenciatura referidas a la obra de Alonso Zamora Vicente

Carta abierta a Carmen Mejía. Alonso Zamora Vicente en mi recuerdo, 125-131

Jesús Sánchez Lobato 1975

[Universidad Complutense, Madrid. Tesis doctoral, diciembre 1975:  «Estructura del cuento actual, con especial atención a la obra de Alonso Zamora Vicente». Director: Francisco Ynduráin]

Te hacía ver y pensar por ti mismo; y de este modo eras tú quien transformaba lo vivido, lo pensado en savia nueva.

  • «Como muy bien sabes, la vida de Alonso Zamora Vicente fue fructífera y rica,
    muy rica, en vivencias sociales, culturales y personales. Puedo comentar al respecto, siguiendo la estela de lo que han dejado escrito discípulos suyos (en las universidades de Santiago, Salamanca, Madrid, etcétera), que te hacía ver y pensar por ti mismo; y de este modo eras tú quien transformaba lo vivido, lo pensado en savia nueva».

España y su historia

  • «Su compañía, su charla te abría siempre nuevos horizontes, te presentaba nuevas aristas de la realidad, de la sociedad española: España y su historia (sobre todo sus gentes: su educación y cultura social) estuvieron siempre presentes en él. No olvidemos que sus maestros en el Centro de Estudios Históricos estuvieron muy próximos en formación a la Institución Libre de Enseñanza; a ello hay que sumar sus propias vivencias de la guerra civil en el bando republicano y la larguísima –para él‒ postguerra».

La sociedad española […]  fue declinando según iba cumpliendo años

  • «Y puedo afirmar que su fe en la sociedad española (él siempre deseó una sociedad más culta, más educada, más justa) fue declinando según iba cumpliendo años y, añadiría ‒siempre por mi cuenta‒, cómo observaba con aterrador desasosiego que la “mala educación”, “la poca o nula estima por la cultura” ‒no solo por la de altos vuelos sino por la auténtica, la cultura enraizada en el pueblo que fue siempre la que le importó‒, y la nula capacidad de los españoles para entenderse impregnaban, con griterío ensordecedor, “todo” el quehacer de la sociedad española. Y, por consiguiente, orillaban el trabajo sosegado y callado, el de las gentes que sí se entregaron a construir una sociedad mejor». Leer más

Madrid hacia 1920: Primeras hojas, de Alonso Zamora Vicente, 81-88

Elena Cianca Aguilar 1984

[Universidad Complutense. Madrid. Memoria de Licenciatura.1984: «Recursos estilísticos en la narrativa de Alonso Zamora Vicente (El gerundio)». Director: Pedro Peira. Tesis doctoral: 18 de diciembre 1995. El campo léxico «calzado» en español. Director: Gregorio Salvador Caja].

Madrid, personaje

  • «Madrid, en Primeras hojas, de Zamora Vicente, es un personaje que puede competir con los más importantes de carne y hueso que aparecen en el libro. Se recorre el libro de manera transversal en busca de los elementos que caracterizan aquella ciudad, los que componen su imagen: el tranvía, las verbenas callejeras, las cabalgatas, las procesiones, la plaza de Oriente, las Vistillas, el Casino, Rosales, los cines, la Casa de Campo… la calle en sus múltiples manifestaciones…»

Período feliz de su infancia, como señas de su identidad verdadera

  • «El Madrid de Primeras hojas sale del recuerdo de Alonso Zamora Vicente. Es el Madrid del protagonista, un niño de siete años, que siempre va con su familia, que nos enseña su entorno más inmediato, el del casco viejo. Es un Madrid castizo, principalmente urbano, lleno de gentes, de muy diferente condición social, que pueblan sus calles. Es un Madrid entre pueblerino y cosmopolita. Luminoso y sonoro». Leer más

 

 Deshecho el hogar del trabajo”: El espíritu del Centro de Estudios Históricos en la posguerra, 49-59

Mario Pedrazuela Fuentes 2007

[Universidad Autónoma de Madrid. Tesis doctoral, 2007: «Alonso Zamora Vicente. Director: Pablo Jauralde Pou]

Deshecho el Centro de Estudios Históricos

  • «En una carta de 18 de marzo de 1939, Menéndez Pidal le escribía a Buenos Aires a
    Amado Alonso “bien comprende usted la enorme amargura que es para mí ver al fin de mis días deshecho el hogar de trabajo que formamos con tanta dificultad”
    (Menéndez Pidal 1939). Se refería don Ramón a aquel Centro de Estudios Históricos que él fundó en 1910».

La Escuela de Madrid

  • «La creación de un equipo unido a la metodología utilizada y a la ausencia de investigaciones anteriores facilitaron que se formara, bajo la dirección de Ramón Menéndez Pidal, lo que se ha conocido como Escuela de Madrid, un grupo de filólogos con ganas de trabajar y de otorgar a la filología española su verdadera esencia».

Preocupación de Amado Alonso desde Buenos Aires, 1939, por la situación de la ciencia filológica española

  • «Pero la guerra civil acabó con esta generación de filólogos que situaron a la filología española a la vanguardia de la europea. Algunos murieron, otros marcharon al exilio, como Américo Castro, Tomás Navarro Tomás, José Fernández Montesinos, Pedro Salinas, entre otros. Desde Buenos Aires, Amado Alonso le escribe preocupado por la situación de los colaboradores, del Centro y de la nueva situación en la que va a quedar la ciencia filológica en España con los nuevos vencedores»

Ramón Menéndez Pidal con Zamora Vicente y muchos otros emprende el largo y difícil viaje del exilio interior para recomponer la Escuela de Madrid

  • «Don Ramón, tras pasar fuera la guerra civil, regresa en 1939 a su casa de Chamartín en donde se recluye, apartado de la universidad y de la Real Academia (ocupará de nuevo el cargo de director en 1947), para continuar trabajando en sus proyectos, sobre todo en la historia de la lengua española. Junto a él, un grupo de jóvenes filólogos, alumnos suyos en la universidad y colaboradores en el Centro, van a ser los encargados de mantener aquel espíritu. Nos referimos a Dámaso Alonso, Rafael Lapesa, Samuel Gili Gaya, Alonso Zamora Vicente, entre otros». Leer más

Testimonios de discípulos doctores dirigidos por Alonso Zamora Vicente

Alonso Zamora Vicente: Embajador de la lengua española en Escandinavia, 149-157

Berta Pallares 1956

[Universidad de Salamanca. Tesis doctoral, 1956: La danza de la muerte española y su lugar y caracteres en relación con las europeas. Vocabulario]. Director: Alonso Zamora Vicente]

Hombre de vocación

  • «Lengua y valores que le acompañaron siempre y que hoy nos acompañan a
    nosotros en su recuerdo. Nuestro mejor homenaje hoy será ser fieles a sus enseñanzas, a todas ellas, en su poliédrica dimensión. Don Alonso fue hombre de bien, consciente de su responsabilidad, conocedor de su oficio y consecuente con su tarea. Un hombre de vocación, hombre de trabajo que regalaba humanidad, ejemplo de tolerancia entretejida con su ironía, tan cervantina».

Sus discípulos: eslabones de una cadena… fidelidad a sus enseñanzas…

  • «Todos los que participamos en este recordarle hoy podemos sentirnos afortunados por haber sido y seguir siendo eslabones de la cadena que va forjando un maestro. Somos eslabones con distintos matices, pero el tono que hace armoniosa la cadena es la fidelidad a sus enseñanzas. A lo que ha dicho en una clase o en torno a una taza de café en cualquier parte, o en una conversación sobre cualquiera de las situaciones del momento, con sus escapadas al recuerdo, o a unos versos que se enlazaban en el contexto de la charla, o ante a un cacharro de cerámica popular, ante todo lo que abarca su “palabras y cosas” y no sólo de Libardón».

Profesores hay muchos, maestros pocos

  • «A su palabra hablada o escrita, siempre portadora de alguna enseñanza que nos hacía mejores. Digo un maestro. Hace muchos años escribí refiriéndome a don Alonso que profesores hay muchos, pero maestros, pocos. Así que los que hemos tenido un maestro como don Alonso somos afortunados. A mí me ha tocado una gran parte de esta inmensa fortuna que me llegó, sin yo saberlo entonces, cuando acababa de empezar la especialidad en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Salamanca, ya en la rama de filología románica, cuando oíamos decir: ha llegado el nuevo profesor. Era el año 1952 del pasado siglo. Y esta fortuna, tantos años después, me acompaña todavía hoy. El, entonces para nosotros, “nuevo profesor” llegaba de Argentina donde desde 1948 había trabajado como director del Instituto de Filología de la Universidad
    de Buenos Aires y en el que dirigió la prestigiosa revista Filología».

Embajador de la lengua en las universidades escandinavas

  • «Mi rincón en estas páginas de recuerdo es hablar de la tarea de don Alonso
    como embajador de la lengua española en las universidades del norte de Europa. He vivido muchos años en Escandinavia, casi la mitad de mi vida, y he trabajado, sobre todo en las Universidades de Estocolmo y de Copenhague, con alguna tarea, en las de Upsala y Odense». Leer más

Semblanza de D. Alonso Zamora Vicente, 197-202
Juan Mayor Sánchez

[Universidad Complutense. Tesis sobre El lenguaje poético en las coplas de Jorge Manrique. Director: Alonso Zamora Vicente]

La generación del esfuerzo cajaliano

  • «Con esta enumeración de actividades he querido destacar el tiempo, la dedicación y el esfuerzo que conlleva ese trabajo. El resumen es que D. Alonso ha sido un trabajador incansable, concienzudo e ilusionado. Él mismo reconoce: “en nuestros años universitarios teníamos la preocupación por saber, por conocer, por instalarnos en un mundo intelectual que nos abría las puertas generosamente y que, a cambio, pedía de nosotros trabajo, constancia y entusiasmo” (Zamora Vicente 1993:38). Es evidente la respuesta positiva que dio a esa petición. Pero, además, confiesa en otra ocasión que “mi trabajo me ha producido hondas satisfacciones”, pero añade: “también, qué duda cabe, han menudeado desazones; es claro, la vida es una tenaz sucesión de logros y fracasos, de síes y de noes, y así hay que aceptarla” (Zamora Vicente
    1993:3)».

… en relación con sus alumnos, la comunicación se produce siempre de un modo peculiar, original y, sobre todo, sumamente eficaz,

  • «Una actividad importante de su vida consiste en relacionarse con sus alumnos,
    con la gente corriente y con sus iguales a través de un continuo hablar y escuchar, es decir, de una permanente actividad comunicativa. Quería poner énfasis en que, en relación con sus alumnos, la comunicación se produce siempre de un modo peculiar, original y, sobre todo, sumamente eficaz, yendo con frecuencia mucho más allá del contenido de la asignatura. Voy a dar testimonio de ello a través de mi propia experiencia. Por ejemplo, en clase, un tanto impertinente, yo critiqué que en la Facultad no se nos hablara de Hermann Hesse, Joyce, Bertold Bretch, Virginia Wolf, etc… que eran autores que con mis amigos estaba descubriendo entonces. Su respuesta fue, aparentemente, convencional, pero al salir de clase me pidió que lo acompañara a su casa, largo paseo en el que hablamos de lo humano y de lo divino y al llegar me invitó a subir y me prestó dos libros, el Jean Barois de Roger Martin du Gard (1913) y Le grand Meaulnes de Alain-Fournier (1913). Así, se inició una relación a través de la cual yo recibía un gran apoyo a las actividades culturales que llevábamos por nuestra cuenta un pequeño grupo de amigos, entre los que estaban Basilio Martín Patino y Manolo Bermejo. Hacíamos exposiciones de pintura y escultura; creamos un cine club que dirigía Patino; yo dirigía un grupo de teatro que representaba obras del siglo de oro y modernas como Antígona de Anouilh. Nos atrevimos, incluso, a publicar una revista estudiantil que llamamos El Gallo, en la que colaboraban personajes como Antonio Tovar, Fernando Lázaro Carreter, Gustavo Bueno y otros semejantes».

Actividad lingüística,  habla,  idioma y lengua

  • Una tercera característica de la actividad intelectual de Zamora Vicente es el
    objeto de la misma, aquello en lo que pensaba y de lo que hablaba continuamente. Ese objeto es la actividad lingüística, lo que él traduce para simplificar, a veces, como habla, otras como idioma y otras como lengua. Que esto es el objeto prioritario de la actividad intelectual de Zamora Vicente lo solía decir él mismo: “el habla sirve para retratar con indelebles apuntes una personalidad”. En esta línea casi nos increpa: “urge seguir hablando, hablando a borbotones. Será prueba de que seguimos viviendo” (Zamora Vicente 1995:9). Leer más

 

Alonso Zamora Vicente: Mi maestro y yo, 211-225

Antonio Viudas Camarasa 1976

[Universidad Complutense, Madrid. Memoria de Licenciatura. Julio1974: «Léxico Agrícola de la comarca de La Litera». Tesis doctoral, mayo 1976:  «El habla y la cultura populares en La Litera». Director: Alonso Zamora Vicente]

Una relación bipolar y reversible maestro-discípulo, discípulo-maestro

  • Quienes hemos tenido la suerte de trabajar bajo la dirección de Alonso Zamora
    Vicente no vacilamos en llamarle maestro con la connotación no de alumno, sino de discípulo. Una relación bipolar y reversible maestro-discípulo, discípulo-maestro. Encontré en él al orientador que dejaba al aprendiz que desarrollara sus aptitudes. Orientaba, no obligaba a ejecutar un determinado trabajo para sus propios fines, teniendo en cuenta las aptitudes del alumno. Descubrió el interés por mi lengua materna, el ribagorzano, del que siempre me he sentido orgulloso de ejercer de hablante, y en la primera ocasión que tuve de que me firmara una solicitud para la recién creada Beca de Colaboración que iniciaba a los estudiantes en los primeros pasos hacia la investigación escribió en el impreso: “Lengua aragonesa”.

«Enseguida diferenciaba a sus alumnos por su procedencia sociológica»

  • «El aspecto que más me cautivó de su docencia fue el aprecio por la cultura popular. Enseguida diferenciaba a sus alumnos por su procedencia sociológica. Le noté cierta complacencia con los que veníamos de ambientes rurales y agrícolas. Percibí, aunque tal vez me equivoco, que no le caían muy bien los sabijondos y enteradillos».

Las Misiones pedagógicas en las que participó Alonso Zamora Vicente

  • «Desconocía que en las Misiones pedagógicas en las que participó Alonso Zamora se representaban obras de este autor y que Los árboles mueren de pie (1949) Casona la escribió en Argentina, mientras Alonso Zamora residía en Buenos Aires, y tampoco sabía que a Zamora le gustaba más el cine que el teatro» Leer más

La primera vez que, en abril de 1973, Jorge Luis Borges visitó la sede de la Real Academia Española y “compartió” con los académicos españoles, según AZV, Secretario perpetuo de la Institución, 163-170

Juan Manuel González Martel 1987

[Universidad Complutense. Madrid. Tesis doctoral. 1987. «Enrique Gómez Carrillo (1873-1927). Del Modernismo a las vanguardias en España y América». Director: Alonso Zamora Vicente. Premio Rivadeneira (correspondiente a la Convocatoria: 1984) de la Real Academia Española. ]

El desconocimiento de la labor de Zamora Vicente como Secretario de la Academia de Extremadura

  • «En la biografía del escritor y filólogo romanista Alonso Zamora Vicente (1916-
    2006), uno de los apartados menos conocidos es el concerniente al cargo de Secretario Perpetuo de la Real Academia Española, en una etapa de gestión inmediatamente anterior a la reforma de 1993 del Estatuto académico. Cuando se estudie la actividad desarrollada por Zamora Vicente desde este puesto directivo quedará mejor definida su influencia en la Corporación y, en razón de la importancia internacional de nuestro idioma y del prestigio de la histórica Institución, se destacará la repercusión que algunas de sus acciones como Secretario de la Real Academia alcanzaron no sólo en la transformación de la Corporación sino también, con sus gestiones personales o en el control de la Asociación de las Academias y sus Congresos, en el ámbito hispano».

Admiración de Zamora Vicente por las literaturas hispanoamericanas

  • «Igualmente, en ese marco de acciones en favor de la lengua española, se subrayarán muchas noticias académicas relativas al trabajo cultural, un contexto en el cual también cobrará entidad el anecdotario que, en ocasiones, lo ilustra. Un sugestivo noticiero, en fin, que perfilarán asimismo su personalidad académica y completará la nómina de gente que trató. Y de esa variopinta de información, elijo para este I Itinerario Artístico y Literario de Alonso Zamora Vicente en Cáceres, Malpartida de Cáceres y Madrid2, un breve episodio que, a pesar de la ficción que parece envolverlo, se ajusta a una situación real y, concretamente, se inscribe en la admiración de Zamora Vicente, por las literaturas hispanoamericanas».

La inesperada visita de Jorge Luis Borges a la RAE

  • «Tal opinión sobre el magisterio del filólogo madrileño quedó reforzada pocos meses después con el ejemplo que, como anécdota transformada en lección magistral, supuso una situación ocurrida en la sede de la Real Academia Española, en el reencuentro, en 1973, de Borges con Zamora Vicente. Se habían conocido en Buenos Aires, durante la estancia del filólogo español entre 1949 y 1952. Una voluntaria baja habida a lo largo de 1972 en el pequeño grupo de lexicógrafos de la Corporación dejó vacantes unas cuantas plazas de colaboradores que convenía cubrir lo antes posible, puesto que ya era escaso el número de empleados para las labores de los Diccionarios. Y como entre los cambios de cargos académicos, el más destacado había sido la renuncia de Rafael Lapesa a la Secretaría y el nombramiento en ese 1971 del académico Alonso Zamora Vicente para el puesto, la urgencia llevó a los miembros de la Junta de Gobierno a encargar a ambos profesores, catedráticos en activo por entonces, a seleccionar a algunos de sus estudiantes de la Universidad
    Complutense. Y así, en 1972, a lo largo de unos meses a unos cuantos licenciados
    en Filología Románica y en Hispánicas, que habían finalizado los cursos de Doctorado, se les propuso aprender de manera más sistemática las labores lexicográficas que se aplicaban a los Diccionarios académicos. Así empezamos algunos a trabajar en la RAE». Leer más

Evocación del Profesor Alonso Zamora Vicente desde la distancia, 171-196

Ángel Iglesias Ovejero 1976

[Universidad Complutense, Madrid. Memoria de Licenciatura. 1972. «El léxico en la cultura popular de Robleda. Ordenación de materiales.Tesis doctoral, 1976:  «Dialecto y coloquio en el habla de El Rebollar. Estudio sociolingüístico». Director: Alonso Zamora Vicente]

El hispanismo francés condicionado por la raigambre republicana española

  • «El itinerario artístico de Alonso Zamora Vicente en Francia no se ha beneficiado de un contexto muy favorable. Por un lado, debido a que el hispanismo francés ha estado condicionado por su fuerte raigambre republicana española y todavía en la época del tardofranquismo se percibía en él cierta animosidad contra la cultura oficial de España. Por otro lado, en la formación universitaria de los hispanohablantes y particularmente de los que se destinan a la enseñanza del español se tiende a una programación monográfica, centrada sobre todo en la literatura clásica y desde una
    perspectiva social (civilizacionista), en la que se ha ido abriendo paso el interés por la literatura y el ancho mundo de Latinoamérica (un término que los franceses han contribuido a promocionar en detrimento de la designación tradicional de Hispanoamérica, cuya referencia es en parte excluyente con respecto a países de no hispanohablantes y, de por sí, irradia connotaciones un tanto molestas)».

No se tiene noticia de que aceptara propuestas para ir de profesor invitado, repetidamente formuladas en Orleans

  • «En este contexto, aunque parezca falta de modestia decirlo, la imagen de Alonso Zamora Vicente es la que sus alumnos españoles, relativamente numerosos en el país vecino, han transmitido. Otro tanto cabría decir de los hispanistas franceses, sobre todo los becarios de la Casa de Velázquez, que tuvieron la suerte de seguir los cursillos monográficos de Don Alonso, pero se tiene la impresión de que él mismo no hizo gran cosa por promocionarse en el país vecino desde los años setenta, cuando fue nombrado secretario de la Real Academia (1971). Antes debió de ser profesor visitante en París, pero después no se agarró a la fórmula de compartir publicaciones, al modo de Manuel Alvar y Bernard Pottier, y otros experimentos universitarios, incluidas direcciones bicéfalas de tesis, que eran reconocidas en Francia y España, mucho antes de que se implantaran los planes de estudio iniciados en el proceso de Bolonia (1999). No se tiene noticia de que aceptara propuestas para ir de
    profesor invitado, repetidamente formuladas en Orleans».

Los profesores del exilio interior

  • «Los profesores de la Central / Complutense que entraban con calzador en aquel
    Régimen represivo, antiguos depurados o regresados de la emigración obligada o voluntaria para sobrevivir en la “España de Franco, porque no había otra” (dixit Alonso Zamora) se reconocían por el encendido recuerdo de los Regeneracionistas, la Institución Libre de Enseñanza y el Centro de Estudios Históricos en el que ellos mismos se habían formado o iniciado sus estudios. Se referían a la cultura del período anterior a la guerra civil como una edad casi dorada, en abierto contraste con la penuria reinante en la postguerra, de hambruna social y miseria intelectual incluso en la capital del Nuevo Estado, que se nutría de “las glorias imperiales” (contaba D. Alonso que, por entonces, en la Facultad de Filosofía y Letras madrileña no había catedrático de griego y fue necesario habilitar a un eclesiástico que era buen helenista). Estas revelaciones vinieron con el tiempo. Rafael Lapesa era de los más discretos, aferrado a su meticuloso y severo ejercicio de la función docente y académica.
    Solo años después, en el coloquio posterior a una lectura de tesis, dejó entrever
    atisbos de la depuración que había soportado en su traslado a Salamanca, donde pervive su recuerdo en algún antiguo alumno nonagenario (como Matilde Garzón Ruipérez, que fue profesora de latín y cuyo padre murió a consecuencia de una enfermedad contraída en el campo de concentración de Gurs [Pirineos Atlánticos], y sin alcanzar a ver libre a su esposa y madre de aquélla, Leonor Ruipérez, que cumplía condena en la cárcel de Saturrarán [Motrico])».

Los alumnos Guadiana

  • «Don Alonso interpelaba a sus alumnos en clase y dejaba que le hicieran preguntas, que él mismo provocaba, y así abría el horizonte de estudio de más de uno casi desde las primeras clases. A su modo practicaba la interacción democrática desde la presentación de la materia, solicitando opiniones sobre el método a seguir: clase magistral o lecturas comentadas. Alguien, quizá un veterano de otras lides, proponía (propuso) una fórmula mixta: dejar al profesor cierta libertad de expresión y para el trámite de la materia exigible en los exámenes recurrir también al “clásico manual”. Este método convenía al Profesor (autor de un clásico manual de Dialectología 1960) y, en términos zamorienses, a los “alumnos guadiana”, que eran aquellos que aparecían y desparecían por causas ignoradas, pero presumibles».

Ironía ante la pedantería

«Y ¿qué decir del Generativismo y la Pragmática, que, sin ser una novedad absoluta, tomaba vuelo en los años setenta? Cuando se leyó la tesis sobre El habla de El Rebollar, el miembro más joven del tribunal (un discípulo de M. Alvar) creyó oportuno señalar que allí había bastante “de Pragmática”, término que no aparecía en el texto, y al director, Alonso Zamora, le sentó mal. Al fin, sin ir más lejos, en la misma Facultad, por entonces, Manuel Criado (1980) elaboraba la Estructura general del coloquio, que tampoco utiliza aquel palabro».

Zamora Vicente conocía El Rebollar de primera mano

  • «Alonso Zamora había visitado aquel rincón de la provincia de Salamanca en
    compañía de Juan Maluquer y Luis Cortés por los años cincuenta, para recoger
    cuentos tradicionales en la modalidad vernácula de El Payo y Peñaparda, tres de los cuales fueron publicados más tarde por el último en su colección de Cuentos populares salmantinos (Salamanca, 1979): “El gallo y el caballo”, “Los tres consejos” y “El pajaritu que habla” (Cortés 1979: I 158-160 y 275-277, II 107-109). El Profesor estaba interesado en la dirección de la investigación. Se podía profundizar el estudio de la situación lingüística de aquella zona, sin tradición cultural escrita, cuya peculiaridad, con anterioridad al siglo XX, no había llamado la atención de nadie, a no ser la de un viajero del siglo XVIII: Diego Alejandro de Gálvez, canónigo de la catedral de Sevilla, que desde esta ciudad realizó un viaje desde Sevilla a Santiago de Compostela en 1755, pasando por Villasrubias y Robleda. Pero la observación, fragmentaria, se desconocía hasta que José Ignacio Martín Benito la puso de relieve hace poco».

«… supo combinar la tutela profesoral y una relación afectiva y respetuosa…»

  • «En la correspondencia adjunta pueden apreciarse algunas de las vivencias y opiniones expuestas. Su contenido era lacónico al principio y más elaborado después, sobre todo en la última época, cuando ya las visitas de antaño hubieran resultado inoportunas y fatigosas. En esencia se confirma que el gran filólogo y humanista que era D. Alonso Zamora Vicente supo combinar la tutela profesoral y una relación afectiva y respetuosa con aquella pareja hispano-francesa conocida en el segundo lustro de los años sesenta». Leer más

Lecciones tempranas de un maestro también de Literatura Hispanoamericana,  203-210

José Carlos Rovira Soler 1983

[Universidad Complutense, Madrid. Memoria de Licenciatura. Tesis doctoral, 1983:   «Léxico y creación poética. Estudio del uso de un vocabulario en Miguel Hernández». Director: Alonso Zamora Vicente]

Conocía a Cortázar […] con timidez le respondí que había leído Rayuela de Julio Cortázar

  • Recuerdo una mañana invernal de 1970 en que en el bar del edificio B de la Facultad de Filosofía y Letras, hoy Facultad de Geografía e Historia, coincidí con el profesor Zamora Vicente. Eran entre las nueve o las diez de la mañana y me invitó a un café en una mesa de aquel lugar. Unos días antes me había presentado a él el profesor Manuel Gil Esteve y yo, que con el temor de que me preguntase sobre dialectología mantenía un silencio tímido y temeroso, obtuve sin embargo una pregunta directa sobre mis lecturas recientes y una sonrisa entre inquieta e interrogante. Me preguntó qué había leído en los últimos meses; con timidez le respondí que había leído Rayuela de Julio Cortázar.

En 1953 escribió una reseña crítica sobre la obra de Cortázar

  • «Sonrió y con toda la humildad de lector atento que siempre tuvo me afirmó que conocía a Cortázar y que hacía ya tiempo que le interesaba y mucho como escritor. No me recordó en ese momento que, en 1953, había sido de los primeros en publicar una reseña crítica sobre quien, en 1963, había dado a la luz aquella obra que cinco años después se convirtió para mí en devoción de juventud».

Los tres amigos argentinos: Daniel Devoto, Alberto María Salas y Julio Cortázar

  • «Conocí luego, bastante después, un artículo que don Alonso había publicado diez
    años antes de la aparición de aquella novela que nos seducía: “Tres nombres argentinos”, publicado, en 1953, en los Quaderni Ibero Americani de Giovanni Maria Bertini. Hablaba allí de Daniel Devoto, de Alberto María Salas y, en primer lugar, de Julio Cortázar».

Cortázar, Kafka y James Joyce

  • «El papel de la lectura de Julio Cortázar, aparte de las marcas de Franz Kafka y de James Joyce, en aquella obra no genera sólo un caso afortunado de juicio crítico sino, sobre todo, una huella literaria que perdurará en quien fue también un gran creador».

César Vallejo, devoción importante de Alonso Zamora Vicente

  • «Allá por los veinte años, es decir en 1969, empezábamos a conocer a César Vallejo y algunos supimos que era una devoción importante para aquel profesor (aunque para otros muchos no, pues era hasta un profundo desconocido), que entendía que su mundo literario lo poblaban gentes que “pueden probar documentalmente que han nacido pequeñitos”, como decía en 1969 hablando de su propia escritura (Zamora Vicente 1969)»

«… mi lector de italiano en Salamanca, Roberto Paoli» AZV

  • Paoli debió llegar a Salamanca en septiembre de 1957, año del primer artículo sobre Vallejo, y permaneció con don Alonso tres cursos. Sobre el significado de Paoli, don Alonso fue siempre rotundo: “y no dejes de ver a quien hace veinte años y durante tres fue mi fue mi lector de italiano en Salamanca, Roberto Paoli. Es lo mejor de lo nuestro en aquella Universidad”, me decía en una carta de octubre de 1974.

Rovira cita el testimonio de Francisco Martínez García (1992):

  • «Dictaba uno de los cursos Zamora Vicente. Nos reunía en torno a una amplia mesa de la biblioteca del Departamento, contigua a su despacho, en el edificio B de Filosofía y Letras de la Complutense. Allí estaba entonces, con toda su gracia eficaz, Sabina de la Cruz, esposa de Blas de Otero. Cierto día, con el humor tan peculiar que derrochaba, se me queda mirando fijamente don Alonso, repentinamente parado en su discurso. Éramos unos ocho o diez. Se me
    queda mirando y me dice: “Así que usted quiere hacer una tesis sobre Vallejo”, Contesto: “Sí, señor”. Guarda un silencio casi imperceptible y pregunta a los alumnos que rodean la mesa: “¿Quiénes de ustedes han leído a Vallejo?”. Nadie responde. Se queda un tantico cortado y sorprendido, pero apenas si se le nota. Repuesto, dice tan sólo, con su humor de siempre, esta vez quizás un poquito más amargo: “Pues, léanlo, que es muy higiénico” (Martínez García 1992:15). Leer más

La obra narrativa de Alonso Zamora Vicente y María Josefa Canellada bajo la mirada del censor, 89-99

María Victoria Navas Sánchez-Élez,

[Universidad Complutense, Madrid. Memoria de Licenciatura. Tesis doctoral, mayo 1976:  «Niveles sociolingüísticos en el habla popular de Lisboa». Director: Alonso Zamora Vicente]

Juan M. Ribera Llopis

[Universidad Complutense, Madrid. Memoria de Licenciatura. 1978: » Determinados aspectos de la obra narrativa de Llorenç Villalonga» . Director: Alonso Zamora Vicente]

 

La censura en las obras de Alonso Zamora Vicente

  • «De Alonso Zamora Vicente, donde en Mesa, sobremesa7 mediante un mero tampón
    se cumplimenta la autorización, fechada el día 7 de octubre de 1980, a favor del
    texto presentado apenas tres días antes, los informes conservados de 1955 a 1978,
    con el contrapunto del de 1956 sobre Smith y Ramírez, S. A.8
    , coinciden con limitarse en el apartado Informes y otras observaciones a dar una breve caracterización del contenido y, en su caso, atreverse a una consideración literaria. En ese primer aspecto, Primeras hojas9 es descrito como un conjunto de “[…] recuerdos de la infancia, ambientados en Madrid a principios de siglo”; en el caso de Un balcón a la plaza10 se resume que se centra en un “Episodio provinciano de un[a] tertulia de señoras en la que se comentan los hechos de la localidad”; respecto A traque barraque11 se escribe que “Toca todos los aspectos, o por lo menos muchos, de la vida humana, con tipos corrientes, sin mistificaciones, lo que le da cierta gracia”; en Desorganización12 se aprecia un abanico de textos “[…] en los que se sitúan en primer término las personalidades de un amplio y variado número de personajes reales y normales, sacados de la vida misma”; El mundo puede ser nuestro13 se entiende como recopilación de “[…] peripecias de la vida cotidiana”; finalmente a Sin levantar cabeza14 se le concede que “[…] aborda diversos temas escritos con el fin puro y exclusivo de distraer al lector”.

La censura en las obras de María Josefa Canellada

  • «De María Josefa Canellada constan en el AGA con la misma signatura21 dos expedientes y sus correspondientes informes sobre dos tempranos cuentos infantiles, acompañados de los preciosos cuadernillos, ilustrados por José Canellada22, hermano de la autora. Dada la naturaleza de los textos, lógicamente autorizados, de El tío Tanón, la tía Tena y la historia de Tanín, en las preguntas que en ocasiones encabezan los informes se considera que su valor literario o documental es “pasable”; aparte de anotar que “Nada que impida su publicación”, el censor observa que se trata de “Una discreta historieta infantil. Realizada con alguna amenidad”. El de Suca y el oso, acompañado directamente de “autorizada”, parece valerse de ese mismo juicio, extensivo para ambos títulos presentados al unísono a la censura».
  • «Frente a esa intrascendente valoración, por lógica será ante Penal de Ocaña
    donde se espere el material censor más interesante. De acuerdo con la noticia ya
    dada, la novela se presentó a censura en 1955, seguramente avalada por haber quedado
    finalista del Premio Café Gijón un año antes (Zamora Vicente 1985:14). El
    correspondiente informe23 salda la solicitud con un rotundo “Denegada.17-junio-
    55”, en un impreso que no contiene las consabidas preguntas de cabecera que sí aparecen
    en impresos atendiendo a solicitudes con fechas anteriores e inmediatas». Leer más

Recuerdos de doctores con tesis dirigidas por otros ponentes

 

AZV, vida de la crítica y crítica de la vida 133-141

Jorge Urrutia

Coordenador del número especial 1973 de Papeles de Son Armadans de Camilo José Cela

  • «No me resulta fácil hablar de Alonso Zamora Vicente. Ya hace años escribí sobre su obra, cuando preparé un número especial de la revista Papeles de Son Armadans (1973)2. Lo siento aún muy próximo, como si fuese a aparecer ahora mismo por aquella puerta del fondo. Fueron años a su lado, acostumbrado a encontrarme con él, a escuchar su voz al otro lado del teléfono, a saber, que ante el sofá de su casa de la calle Pez Austral o de la Real Academia me esperaban un café y algunas galletas hechas por María Josefa Canellada. “Os dejo −decía ésta− para que habléis de vuestras cosas”, como si no pudieran ser también las suyas»

«¡Cuántos viajes hicimos por los alfares de Toledo, pacenses, sevillanos…»

  • «De él aprendí literatura y lingüística, claro es, pero creo preferible medir el magisterio por los intangibles: el modo de encarar la profesión, la forma de dirigirse a los estudiantes, la necesaria relativización de las normas académicas, la consideración de los demás, el interés por las gentes sencillas, el amor por lo popular. ¡Cuántos viajes hicimos por los alfares de Toledo, pacenses, sevillanos! ¡Cuántos huevos fritos con patatas comimos en pequeños, a veces miserables, bares de pueblo! ¡Cuántas charlas sonrientes o serias con las gentes que encontrábamos en unos u otros lugares!»

«Fue el poeta Ramón de Garciasol quien me presentó a Zamora Vicente»

  • «Fue el poeta Ramón de Garciasol quien me presentó a Zamora Vicente. Éste se interesó por lo que yo hacía y me habló de la importancia del estudio filológico. Confieso que me cautivó la bonhomía y el humor de don Alonso, su sencillez y su capacidad de escuchar. Ya había yo descubierto que escuchar no suele ser práctica común entre los españoles».

La España rural «se dibujaba por la palabra de don Alonso…»

  • «Inicio de alineación o no, el aula de Dialectología era un territorio lleno de ríos, montañas, ganados, campesinos y canciones. Era esa España rural que, con el eco de la búsqueda de romances junto a Ramón Menéndez Pidal, se dibujaba por la palabra de don Alonso, frente a los paisajes velazqueños de la ciudad universitaria madrileña. Por primera vez, como en un milagro, la experiencia campesina familiar de los alumnos durante el verano cobraba valor cultural y las palabras maternas entraban en el aula.

El 28 de mayo de 1967

  • El caso es que yo no podía faltar en el salón de actos de la Real Academia Española aquel 28 de mayo. Y no lo hice. Aprecié una vez más el verbo fluido y elegante del nuevo académico, su ironía y su deseo de entender y de aclarar la obra literaria. Y había razones para apreciarlo.

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Alonso Zamora Vicente y el folklore, 61-71

 Juan Rodríguez Pastor

[Universidad de Extremadura, Cáceres. Tesis doctoral, 1983: «El Habla y la Cultura Popular de Valdecaballeros». Director: Antonio Viudas Camarasa]

 

Dichos, refranes, adivinanzas, cuentos… en la obra de Alonso Zamora Vicente

  • «Don Alonso fue un buen folklorista, aunque apenas usó esta palabra. Para temas de folklore, su biblioteca es excelente. Además, en sus trabajos de investigación, recogió abundantes materiales de tradición oral, especialmente en El habla de Mérida. Finalmente, en su obra literaria, vertió numerosos materiales folklóricos: dichos, refranes, adivinanzas, cuentos… Aquí se da cuenta de todo ello»

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