In Etapa 3: Madrid 27 de Enero 2017, Uncategorized

2017 05 19 Antonio Viudas Camarasa

 

Santiago Ramón y Cajal algo más que una calle en la Feria del libro de Badajoz 2017

Il faut cultiver notre jardin
Es necesario cultivar nuestro jardín

Voltaire

En las actividades programadas por la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes para el año 2016 estaba prevista la exposición de una selección de los libros que la Real Academia de Extremadura guarda en su sede de Trujillo en el fondo Cajal.

En principio la actividad se iba a llevar a cabo con la Biblioteca de Extremadura. Por circunstancias que desconozco y algún día sabré ha sido el Ayuntamiento de Badajoz quien a través de concurso público ha financiado la exposición en la caseta de la Unión de Bibliófilos de Extremadura. Un año después de lo previsto. La cultura no tiene prisas.

Cajal durante más de una novena literaria será más que una calle en el Badajoz de 2017. La novena gracias al eco cultural que tendrá en la sociedad internacional se convertirá en eternidad de hemeroteca.

Badajoz será la primera capital de provincia que tiene el privilegio de exhibir una selección de obras anotadas con letra manuscrita de Santiago Ramón y Cajal. Luego, teniendo en cuenta la sensibilidad que tienen los gobiernos actuales por la cultura, esta exposición se convertirá en itinerante y se paseará por distintos puntos de la geografía universal que admira la obra del sabio humanista.

Por encargo de la Real Academia Extremeña y como notario escritor de numerosos acontecimientos que estoy redactando en mis memorias he tenido, con vocación de servicio militante, la oportunidad de contar la historia de esa biblioteca gracias a la única virtud de mi experiencia vivida y compartida.

Mi experiencia de vida consiste en conocer por motivos profesionales a un matrimonio muy culto en la ciudad de Cáceres, en la primavera de 1980, con ocasión de las  JORNADAS DE ESTUDIOS SEFARDÍES, que coordiné.

Este matrimonio estaba formado por dos personas de la tercera edad, Nana Ramón y Cajal Conejero y García Durán Muñoz. Desde aquel día a hoy el tesón y constancia de la pareja de nietos por defender la memoria del sabio aragonés, de nacencia navarra, pero aragonés criado  en lugares marcados con toponimia relacionada con el río Gállego, «el que viene de Francia, de Europa» me ha llevado a admirar al sabio de tantas cosas y entre otras de los secretos de las neuronas y sus uniones por sinapsis.

En una sociedad dominada, según he leído en frase de  Javier Aguirre, de la Sociedad Científica de Mérida, por una economía neoliberal, una pedagogía delirante y una izquierda miope, a la que yo amplío a algo más general y que llamo sociedad miope, el hecho de que la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes haya podido dar a conocer el tesoro del legado de Encarnación Ramón y Cajal Conejero, donado a la institución de la que su esposo fue académico de número, es un acto, y no será el último, de la nueva regeneración cultural que numerosas personas pertenecientes a distintos estratos sociales estamos decididos a llevar a cabo en las próximas décadas para conseguir despertar de la modorra intelectual en la que se halla la comunidad humana, fruto de la sociedad neoliberal  que la ha conducido a una calle cortada y sin salida.

A un compañero colega del foro de diálogo de la SOCIEDAD CIENTÍFICA DE MÉRIDA le anoto: «Acabas de escribir ‘El hombre que cultiva su jardín’ mientras leo ‘Il faut cultiver notre jardin’ en la ficha número 39 de la exposición de Cajal en la Feria del libro de Badajoz. Frase subrayada en rojo por Cajal en el ejemplar que se expone de CANDIDE OU L’OPTIMISME de Voltaire.  ‘Es necesario cultivar nuestro jardín’.   Signatura: Fondo Cajal 725 de la Real Academia de Extremadura de las Letras y la Artes».

Me presento con tiempo suficiente en la recinto ferial. Tomo mis instantáneas. Saludo a un amigo que me me habla de las hijas de Felipe Trigo que fueron alumnas de Cajal en Madrid. Más datos inéditos para comprender a Cajal. Archivos. Cartas. Manuscritos. Cajal y Felipe Trigo.

Me encuentro con el director de la Real Academia de Extremadura. Me habla de proyectos para el mes de octubre en Mérida. Asisto al paseíllo de autoridades por las casetas de la Feria. Una se subtitula Ramón y Cajal. Mi coche está custodiado en un parking de la calle Ramón y Cajal.

 

Saludo al pregonero de la feria de este año,  Gonzalo Hidalgo Bayal,  mi condiscípulo en Alonso Zamora Vicente, en mi alma mater, Universidad Complutense de Madrid.

 

Intercambio asuntos académicos con mi antiguo amigo Emilio González Barroso, uno de los admiradores de la Real Academia de Extremadura, cuando yo en Badajoz tenía muy buenos amigos, ya fallecidos. Llego en el momento oportuno a la inauguración de la exposición Cajal.

Una voz con autoridad me indica, «atiende a los descendientes de la familia  que han venido al acto». Me presento y tengo el gusto de hablar con María Urioste Ramón y Cajal, sobrina de primer grado de Encarnación Ramón y Cajal Conejero e hija de María Ramón y Cajal Conejero.

Le indico a mi amigo periodista, Fernando León, que tenemos en la carpa a la hija de la marquesa de Ramón y Cajal. Periodista y escritor que leía a autores que yo desconocía en los años ochenta. Toma nota.

A María le acompaña su hijo el emprendedor empresario de Riaza José Antonio Montejo Urioste, tataranieto de Santiago Ramón y Cajal. Les hablo del resto de las ramas Cajal. Me doy cuenta que como investigador sé más del resto de su familia que ellos mismos. Pienso en la mía y me sucede lo mismo. Se animan a hacer una quedada familiar. Pienso en la quedada imposible de la mía, de todos los descendientes de mi familia de Casa Martí de Estaña.

Objetivo cumplido. Dos descendientes de Cajal están en Badajoz, en palabras de mi amigo Manuel Pacheco, en el «cul du sac» de las Españas, que todavía no tiene AVE.

El legado Cajal ha conseguido la maravilla. Se inicia el acto. Me pongo al lado de la sobrina de Encarnación Ramón y Cajal y de su hijo. Desde la presidencia de autoridades me reclaman para salir en la foto. Me pongo en el último extremo, al lado de mi director de academia. Las autoridades hablan y dicen lo  que tienen que decir.

Un montón de periodistas sacan las fotos y grabaciones que remiten a sus directores. Alguna noticia publicarán, otras pasarán al archivo correspondiente. Tras unas palabras se añaden a la foto de familia inaugural María y José Antonio, que han venido desde Riaza para asistir al acto.

Se procede a visitar la muestra y aprisa y corriendo a mi amigo Gonzalo Hidalgo Bayal le contestó a la pregunta que me hace: ¿Cómo ha llegado este legado a la Real Academia de Extremadura? Le contesto al estilo Gracián «Por voluntad testamentaria de Encarnación Ramón y Cajal Conejero, nieta de Santiago Ramón y Cajal  y viuda de García Durán Muñoz, aceptada legalmente en escritura pública por la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes».

Me pide Maria Urioste Ramón y Cajal que le consiga la firma de los tres comisarios de la exposición enun catálogo. Se la consigo y me quedo firmando y copiando esta frase en cinco ejemplares «Para la rama de Jorge Ramón Fañanás, presentes en Badajoz, el día 19 de mayo de 2017». Se acompañan las firmas de los tres comisarios.

A cambio le pido que me dedique un ejemplar en el que escribe con una letra manuscrita envidiable «Para Antonio Viudas Camarasa, íntimo amigo de Nana y García Durán Muñoz. María Urioste Ramón y Cajal, hija de la duquesa de Ramón y Cajal. Rubricado».

Se ha ido el tiempo. Ya no llegamos al pregón de mi amigo Gonzalo Hidalgo Bayal. Hacemos fotografías y a Isidro Álvarez, el impresor de Tecnigraf, que ha hecho con su maestría tipográficoa una joya de catálogo le pido que nos saque una foto.

Me encuentro de nuevo a Agustín Muñoz Sanz, que ha estado habla que te habla con José Antonio Montejo, de amistades cajalianas de sus especialidad médica. Se hace tarde y recordando la frase de García Durán «A las bodas y saraos solo van los invitados» y pensando lo que hubiera hecho el matrimonio intelectual formado por Encarnación Ramón y Cajal Conejero y García Durán Muñoz con nobleza baturra organizo una cena de acogida a los Cajal que han llegado a Badajoz. Invito a que nos acompañen a todos los presentes, incluido a Cándido Vicente, de la Sociedad Científica de Mérida que a última hora se ha acercado a visitar la exposición, que contestará a cinco de las diez cuestiones sobre la vida y obra de Cajal, que tendré el privilegio de formularle, seleccionodas por él mismo:

TÍTULO: «Cajal visto 100 años después de la crisis de 1917»
INTERVINIENTES :
Cándido Vicente Calle (Biólogo) y
Antonio Viudas Camarasa (Filólogo).
FECHA: Viernes 2 de junio.

 

Agustín se desprende de uno de los catálogos y se lo regala a Cándido. Los Cajal de Riaza y yo les dejamos hablando a Agustín y Cándido sobre su monotema: Cajal.

Agustín ya ha apalabrado con Antonio, del restaurante EL VIVERO  la mesa redonda, la primera a la izquierda para obsequiar a nuestros amigos María y José Antonio.

En este restaurante Rosa Lencero y yo disfrutamos de una frugal cena y recordamos momentos de alegría y nostalgia en torno a la vida de Cajal y a los descendientes que por ambas partes hemos conocido. José Antonio está decidido a reunir por primera vez a los descendientes del sabio y del hermano del sabio. Es decir a los descendientes de los hermanos Santiago y Pedro Ramón y Cajal.

 

 

La Academia muestra su fondo sobre Ramón y Cajal

Asisten una nieta y un bisnieto del científico a la inauguración

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