2020 02 29
Papers /Escritorio. Antonio Viudas Camarasa
Diario de Burgos : de avisos y noticias: Año LXXI Número 21688 – 1961 noviembre 10
1961 Juan Ruiz Peña: Semblanzas. Manuel Pacheco
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«A pesar de vivir en provincia, en su nativo Badajoz, es Manuel Pacheco un poeta universal, como en su día lo fueron una Rosalía, un Unamuno o un Antonio Machado, no obstante vivir en Santiago, Salamanca o Soria» En realidad toda la poesía de Pacheco rezuma amor, un amor tímido y desazonado, de corazón dolorido y hambriento
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«La lírica no puede ser local ni oficial, porque el poeta, como el filósofo, tiene que desarrollar la teoría del universo que lleva dentro, con libertad absoluta y espíritu de verdad» Juan Ruiz Peña (1961)
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«La vena lírica de Manuel Pacheco es una mezcla de surrealismo, liberador del hombre, color de hombre, como decía André Breton, va muy bien con su alma atormentada, en íntima contradicción, entre tierna y furiosa, en lucha con las miserias de la vida. El poeta extremeño por la escala del surrealismo se evade hasta las estrellas» Juan Ruiz Peña (1961)
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«La veta popular le viene de raíz, de su misma forma de ser y de vivir, hijo del pueblo, dotado de esa fatalidad intuitiva que caracteriza al español hombre del pueblo. Porque el pueblo español es in duda el más genial de toda la historia del mundo» Juan Ruiz Peña (1961)
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«En realidad toda la poesía de Pacheco rezuma amor, un amor tímido y desazonado, de corazón dolorido y hambriento» En realidad toda la poesía de Pacheco rezuma amor, un amor tímido y desazonado, de corazón dolorido y hambriento. Juan Ruiz Peña (1961)
Semblanzas. Manuel Pacheco por Juan Ruiz Peña
«No conozco personalmente a Manuel Pacheco, nuestra relación es hasta ahora epistolar. Los poetas, para no vivir solos, se comunican entre sí, estableciendo así una especie de soledad comunicativa, solidaria, a través del espacio, una suerte de tertulia ideal, en la que se dialoga seriamente de poesía, de una forma amplia y universal. A pesar de vivir en provincia, en su nativo Badajoz, es Manuel Pacheco un poeta universal, como en su día lo fueron una Rosalía, un Unamuno o un Antonio Machado, no obstante vivir en Santiago, Salamanca o Soria, o lo es, en la actualidad, Victoriano Crémer, el más grande poeta burgalés de todos los tiempos, en su adoptiva León. La lírica no puede ser local ni oficial, porque el poeta, como el filósofo, tiene que desarrollar la teoría del universo que lleva dentro, con libertad absoluta y espíritu de verdad. Se es poeta fundamentalmente, tal el caso de Manuel Pacheco, pero al margen de la propia profesión. La poesía nada tiene que ver con la utilidad; y el desinterés la engrandece. Una vez le preguntaron a Pablo Neruda qué oficio era el ideal del poeta, y éste contestó con cierto humor surrealista «Se puede ser poeta y ejercer cualquier oficio o profesión». La poesía será mejor cuanto más desinteresada. La concebida en forma adulatoria o con un propósito egoísta, será una poesía ínfima, por mucho que sea la retórica u oropel verbal con que se la haya recubierto. La poesía tiembla desnuda dentro del alma, y no usa otro vestido que el de la humildad. Porque poesía es dación de sí mismo, entrega a los demás, sin mezcla alguna de vanidad. Ni fama, ni dinero; esas son mezquinas compensaciones para llenar los anhelos del alma de un poeta, desde un San Juan, cuyo deseo último era la unión con Dios, a un Juan Ramón Jiménez cuyo anhelo final era sorberle el hálito a la belleza divina. Por ello dijo, próximo a la muerte, que sólo Dios era verdaderamente poeta. Los hombres somos ecos de El, los hombres que nos llamamos poetas. Prueba de toque de un poeta es su capacidad de desasimiento; como nada nos da mejor la medida de un corazón humano que sus ansias de admiración, de amor, de gusto por hallar el lado bueno de los hombres. Esto que tan bien saben resolver los hombres de mi tierra, de mi Sur, y que se llama humor, buen humor. Esta lección me la he aprendido bien, y a la soberbia desencadenada, a la envidia traidora, al odio infame, opongo mi humildad, mi buen humor andaluz, mi amor por las criaturas todas, incluídos los que intentan ser mis enemigos, solapada o abiertamente. No concibo otra postura en la vida que la del amor; a lo más, la huída y el silencio. Sí , no hay nada como para preservar nuestra alma como la vida recoleta.
La prueba mayor para un poeta es la del dolor, su alma es de un cristal más sensible y puede romperse también con más facilidad. Manuel Pacheco ha sabido el dolor desde su niñez; ha ejercido diversos oficios, y aún lucha duramente con la vida, pero mantiene tenso su afán la realidad viva y risueña de su hijo, que es como el agujero del alba entre los espesos muros de sombras que envuelven su vida, y su mujer que es como el arpa fiel, siempre a su lado, aguantando, a su lado, los terribles combates del esposo y poeta con los arcángales negros y azules de su poesía.
Siete libros lleva ya publicados Manuel Pacheco. Con ellos ha roto el molde caduco de la poesía extremeña regionalista y decimonónica. En 1953, alcanzó su primer gran éxito, con un libro tremendo titulado: ´La tierra del Cáncer´. La vena lírica de Manuel Pacheco es una mezcla de surrealismo, liberador del hombre, color de hombre, como decía André Breton, va muy bien con su alma atormentada, en íntima contradicción, entre tierna y furiosa, en lucha con las miserias de la vida. El poeta extremeño por la escala del surrealismo se evade hasta las estrellas. La veta popular le viene de raíz, de su misma forma de ser y de vivir, hijo del pueblo, dotado de esa fatalidad intuitiva que caracteriza al español hombre del pueblo. Porque el pueblo español es in duda el más genial de toda la historia del mundo. Solo de un pueblo así pudo naceer un Goya, un Cervantes, un Lope o un don Antonio Machado. En la poesía de Manuel Pacheco caótica y clarividente, entre inocente y turbia, entre impura y bella, no ajena al fenómeno social, al dolor del pueblo; entre desgarrada y tierna, ´Poemas al hijo´, se titula uno de sus libros. En realidad toda la poesía de Pacheco rezuma amor, un amor tímido y desazonado, de corazón dolorido y hambriento. Manuel Pacheco escribe para que en el mundo haya más amor, y aún le quedan por escribir sus mejores versos, porque es muy joven todavía, a pesar de su fama universal, y porque su vocación es como un manantial: algunos de estos poemas extraordinarios están ya escritos, porque precisamente los he leído, enviados por el poeta, pero aún no han tomado cuerpo de libro, de un libro que será el mejor y más completo que Manuel Pacheco haya escrito nunca».
Diario de Burgos : de avisos y noticias: Año LXXI Número 21688 – 1961 noviembre 10
«Es la poesía de Manuel Pacheco, caótica y clarividente, entre inocente o turbia, entre impura y bella, no ajena al fenómeno social, al dolor del pueblo; entre desgarrada y tierna».56» https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Pacheco_(poeta). La cita estaba incompleta. La fuente en la misma cita: https://prensahistorica.mcu.es/es/consulta/registro.cmd?id=11000486567
[21:46, 29/2/2020] : https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=1000455412&presentacion=pagina&posicion=1®istrardownload=0