201912 Papers /Escritorio
PROSEMA EN FORMA DE DIÁLOGO 2019 CON MANUEL PACHECO Y LAURENTINO AGAPITO AGAPUTA
Antonio Viudas Camarasa
Real Academia de Extremadura.
Medalla número 20//
Universidad de Extremadura.
Profesor Titular de Universidad.
Miembro Activo de Clase Pasiva (MaClaPa)
Escribo este prosema gracias a la amable invitación de Moisés Cayetano Rosado para que diera al lector mi visión de Manuel Pacheco como “Albacea de su Espíritu”, oficio que el escritor se inventó y cuya misión no dejó expresamente escrita, pero que muchas personas la entienden y estoy intentando cumplir a mi modo y manera esa misión. Mi dedicación a la obra, tanto en prosa como a su creación poética, la disfruté con él en continuo diálogo entre el autor y su lector. Quedó reflejada en mi contestación a su discurso de ingreso en la Real Academia de Extremadura (1991), en la edición Las noches del buzo (1994), de uno de sus mejores libros, Obra en prosa (1995) y Poesía completa (1999). En este prosema diálogo le cuento a Manuel Pacheco cómo ha vuelto a mi quehacer de lector e investigador de obra de autoficción. Mi visión de su vida y obra dio un giro de 90 grados el 26 de abril de 1996 en EPA de Mérida, calle Legio V. Me desplacé desde Malpartida de Cáceres a un recital de poetas de Mérida que clausuraba Manuel Pacheco. Ese día el poeta de espaldas cargadas me presentó antes del recital a Rosa Lencero Cerezo, sobrina nieta de su amigo del triángulo poético extremeño Luis Álvarez Lencero. Con Rosa tuve acceso a través de Marifé Baigorri al archivo del poeta y con él a los secretos que ambos guardaban. Inicié la edición de la obra completa de Luis. La dejé, y en ese mismo año conseguí un contrato de la Editora Regional para hacerme cargo de la Poesía completa de Manuel Pacheco, labor en la que conté con el trabajo de revisión del autor y todos los documentos que este me daba a leer. Dos años y meses en los que, en mi residencia de Trujillanos, muy cerquita de la casa de Felipe Trigo, en Mérida y Malpartida de Cáceres con viajes semanales a las residencias del poeta en su piso de Valdepasillas primero y en las residencias de ancianos de Olivenza en 1997 y La Granadilla (Badajoz) en 1998. Su obra poética fue revisada y corregida por el propio autor y estuvo a mi cuidado como editor crítico de la publicación.
Saludo
Buenos días, Manuel Pacheco, te escribo desde la playa da Vieirinha-Vale Figueiros. Tengo el sol naciente enfrente y a mi derecha las olas en diálogo matutino de mi mar de Sines.
Sabrás que Moisés Cayetano Rosado, a quien recordarás por amistad y escritos, porque tú tienes muy buena memoria, está embarcado en un libro donde expresamos nuestros sentimientos hacia tu persona y obra para celebrar los cien años de tu nacimiento un 19 de diciembre de 1920.
En principio me encargó una biografía tuya, pero después de darle vueltas al asunto creo que tu biografía está en tus propios escritos, porque según me han comunicado dos de tus lectores — Manuel Pulido Mendoza (desde Guatemala) y José Antonio Llera Ruiz (desde Madrid) — desde que me enseñaste a escribir con libertad me he convertido como tú en un escritor de autoficción.
Lo que algunos de tus críticos te afeaban se está convirtiendo en canon. Hay un escritor aragonés que acaba de publicar una novela de autoficción, tú dirías autobiográfica. Está dando la vuelta al mundo divulgando su hallazgo. Ya ves, tú siempre adelantándote al futuro. Tus escritos autobiográficos ahora triunfan bajo la marca de autoficción.
Pacheco y yo
Me acuerdo de cuando me descubriste que habías inventado la forma literaria del prosema. Esa forma de escribir tuya me va servir para expresar algunas cosas que se me quedaron en el tintero cuando preparé tu Obra en prosa (1995) y posteriormente tu Poesía completa (1999). Ya sabes que hicimos entre los dos una selección de tu numerosa producción. Por problemas de tiempo y sobre todo económicos tus obras completas están incompletas. Ya vendrán otros que las completarán al completo.
El año que viene será tu año en Extremadura. Te digo, tu admirador −perteneciente al triángulo joven de tus sabáticos− Pedro de la Heras Salas ha dado muchas vueltas por el mundo y desde 2011 ha recalado de nuevo junto a tu Guadiana. De aprendiz de escritor con Josechu y Tristancho se ha convertido en un artista plástico. Le ha dado por crear collages —¡cómo disfrutarías tú viendo sus creaciones, conocedor de Duchamp y primer comentarista en el Hoy de mi Vostell de Malpartida de Cáceres! — a principios de año expuso en Olivenza, tu pueblo natal, donde Rosa Lencero y yo te visitamos tantas tardes en tu poco querida habitación, compartida con Manuela, en la Residencia de Ancianos desde 1997 hasta tu traslado a La Granadilla, cargados con kilos de folios de los borradores de tu Poesía completa. A partir de febrero de este año Pedro se ha hecho amigo mío gracias a una cita con su nombre en nota a pie de página que escribí en tu obra poética póstuma y que tú no llegaste a disfrutar.
Pedro se ha movido mucho y el 2 de septiembre de 2019 hemos dado el chupinazo de salida en el Ámbito cultural de El Corte Inglés de Badajoz para celebrar por todo lo alto Los Fastos Manuel Pacheco. Te cuento todo lo que hemos hecho hasta ahora y lo que pensamos hacer en el 2020 para darte a conocer a quienes te desconocen y para celebrar con los que te conocen tu herencia espiritual y cultural. Todos me recuerdan que me nombraste “Albacea de tu Espíritu”, un oficio nuevo en argot testamentario. Te iré contando todo lo que se me ocurra sobre tu vida y mi relación contigo. Este prosema a tu estilo lo podría titular Yo y Pacheco o mejor Pacheco y yo. Esto último es más correcto para el público en general, y no quiero que me acusen de yoísmo como algunos te acusaron a ti. Desconocían que el yoísmo ingenioso forma parte de la literatura de autoficción y que lo que sobra es el egolatrismo sectario.
Sigo en este acto. Me sitúo. En el centro de la mesa está Pedro de las Heras, a su derecha Carlos Tristancho y a su izquierda estoy yo. La sala tiene cincuenta sillas. Todas ocupadas. Tus amigos de Badajoz te acompañan y no te olvidan.
Pedro me presenta
Tu amigo Pedro lee un breve texto que he transcrito y luego he recreado basándome en el vídeo que grabó Rosa Lencero con una tableta Samsung Galaxy Tab S2 SMT719.
Concluida la intervención de Carlos, retoma Pedro la palabra para presentarme. Se levanta y descuelga de la exposición unos papeles de estraza con un folio en blanco, con la plumilla caricatura que dibujó tu amigo pintor para ilustrar tu libro Poemas para mirar la pintura de Vaquero Poblador (1991), que financió Bartolomé Gil Santacruz. Una vez en el estrado de pie dice:
¿Diréis qué es esto, ¿verdad? Bueno, si habéis hecho un pequeño recorrido por la exposición… Se trata de una ristra, de una especie de alforja, una especie de alforja-ristra de todos los poemas citados en la Introducción a la poesía completa de Manuel Pacheco (1999) en la edición póstuma editada por Antonio Viudas Camarasa. En la recogida de pruebas mecanográficas encontró junto con Rosa Lencero a Manuel Pacheco moribundo en la residencia de la tercera edad de La Granadilla (Badajoz). Era el 8 de marzo de una tarde de domingo. Lo ingresaron en la clínica Los Naranjos. El matrimonio Viudas-Lencero consiguió la mejor asistencia clínica posible. En ningún momento quedó sin atención el enfermo en su agonía que duró varios días.
Mientras Pedro lee su guión acaricio la primera ristra-alforja de poemas. Pienso, estos artistas hacen arte hasta con el papel de estraza recordando las ristras de ajos de hortelano y las alforjas de obrero del campo.
Ni corto ni perezoso rompo el protocolo y le digo a Pedro, Te quito la palabra y con lectura declamativa leo tu recuerdo a tu admirado don José López Prudencio —el crítico de la generación de muchos poetas del veintisiete en el ABC— que tanto admiró tus primeros poemas:
EVOCACIÓN
A don José López Prudencio
En tanto que las horas de cristal
cabalgan las estrellas,
la palabra tiempo tiene voz ausente
de un lirio malogrado
y las lunas de papel se enfrían como pétalos
en el camino helado de su frente.
Una brisa de cisnes
se llena de aeroplanos
y un arcángel sin música
recoge una pupila de ceniza
para mirar la prosa de sus libros,
que nostalgian pasillos de consolas
y tienen el lamento de un clavicordio herido
por el polvo que cubre los estantes.
Mientras todo muere como un pájaro roto,
como un arpa de sombra
y un paisaje clavado en los cañones.
Dejemos la piedad de una violeta
en el perfume azul de su memoria.
Poemas sueltos. Manuel Pacheco. Poesía completa. 1999, Tomo III, 335
Terminada mi lectura de velada literaria de lunes Pedro continúa con su texto muy preparado y elaborado de antemano, pero antes improvisa espontáneamente:
Acabamos de nombrar a López Prudencio y mira por dónde acabamos de escuchar los versos dedicados a él por Pacheco. Las cosas son así. Me has quitado la palabra, Antonio, precisamente en un momento en que estábamos en los últimos días de “Pachequino”, ¿no?
Pedro sigue leyendo:
Pero bueno, en ningún momento Pacheco quedó sin atención en su agonía, que duró varios días.
Antonio Viudas Camarasa solicitó a la Junta de Extremadura que cumpliera los deseos del poeta de ser incinerado expresados en sus versos. En el recuerdo de Manuel Pacheco a Esperanza Segura habla de la incineración, lo leo muy rápido para no perder mucho tiempo:
“Pero tú curaste tu vida con tu realizarte, porque siempre fuiste libre, fuiste Tú, y qué pocos y pocas se pueden vanagloriar de SER, y hoy te recuerdo viva en nuestras conversaciones sobre la muerte. Tú no querías ser protagonista de un entierro clásico. Tú no querías misas, ni iglesia ni curas y llegabas a más, tú querías que te arrojaran a la fosa común, —era demasiado para tu familia— pero yo estaba contigo y te hablaba de ser incinerados, pero aquí en Badajoz no hay crematorios”. Manuel Pacheco: Últimas palabras a Esperanza Segura, Periódico Hoy, 1985.
Manuel, ¿te acuerdas que en la tertulia de Esperanza Segura, el sábado 22 de diciembre de 1962 te dieron las llaves de la casa nueva en la carretera de Sevilla en presencia del fiscal Federico García de Pruneda y los pintores Antonio Vaquero Poblador y José Antonio Estirado? A pesar de haberte regalado la casa seguiste escribiendo Novendoversos.
Pedro de las Heras confiesa que tus versos para la ristra los ha transcrito con su Hispano Olivetti-Lexicon 80 y que los dejará colgando como una ristra de ajos en la exposición. Está evocando tu intervención radiofónica en Rincón poético en una emisora de la calle Menacho de Badajoz, con Sigfrido Álvarez San Simón y su compañera Alicia. Inician el programa El rincón poético. Hoy con… Manuel Pacheco. Una entrada muy personal y tú les contestaste que seguías buceando por las noches de Badajoz, por las noches de nuestra Extremadura para que deje de bostezar y por las de este planeta llamado Tierra que nos hemos propuesto destrozar.
Pedro me presenta a su modo y manera ante la concurrida y repleta sala donde se exponen sus collages en tu honor:
Paso palabra al “Albacea del espíritu” de nuestro admirado Manuel Pacheco el Excmo. Sr. D. Antonio Viudas Camarasa, académico de la Real Academia de Extremadura, editor del magnífico libro de poemas Las noches del buzo (1994), en el que he basado esta exposición de collages denominada Pacheco, poesía eres tú. Un siglo desiglando siglas. Por favor maestro:
Diálogo contigo
Manuel, te transcribo casi literalmente lo que me salió del alma para recordarte.
¡Buenas tardes! Gracias al anfitrión, El ámbito cultural de El Corte Inglés, que me da voz y palabra. Debo saludar, ¡qué pocos y qué pocas hay en el siglo XXI como Esperanza Segura! Señoras, señores, la función va a empezar. Saludo a los presentes y presentas (risas) y también a los ausentes y ausentas (más risas). Entre esos ausentes y ausentas… Saludo a: ¡Hola!, Laurentino, Agapito, Agaputa, ¿Dónde estás, no te veo? Te busco. ¿Qué haces por ahí? Si te fuiste a los mares del Sur ¿cómo el otro día le escribiste una carta a Pedro de las Heras? Tú tienes algo maravilloso, tú sabes que estás siglando siglas.
Siglando
Tú sabes que el 31 de agosto de 2019 en mi terraza frente a la cañada pradera −El mar de yerba de Rosa Lencero− de las ovejas del pastor, que todavía huele a cagarruta en Malpartida de Cáceres, me hiciste inventar una palabra. Laurentino, ¿sabes qué palabra he inventado, qué sigla? MA CLA PA. Ma cla pa. MACLAPA. Formación Camarasa. ¿Qué significa?:
MACLAPA es Miembro Activo Clase Pasiva. El objetivo de esta formación es que la persona que ha dejado de producir para una empresa se transforme en un miembro activo cuando la edad ya lo pide. Una edad que no es la tercera edad. Es la edad verdadera. La edad del raciocinio, del sosiego, de la paz, de la cultura. Por eso MACLAPA llama a tu puerta. Nunca le digas no a MACLAPA. Piensa: frente a pasividad actividad; frente a borreguismo inteligencia; frente a galbana, vive tu mañana con optimismo. Siempre calzado con unas zapatillas llamadas Optimismo y con una mochila llena de sonrisas. Si quieres ser Maclapa sonríe. Tu símbolo e insignia la sonrisa en tus labios. No hay enfermedad, no hay dolor de barriga, no hay infortunio. Maclapa es buscar siempre la felicidad en la limitación física y en el aumento intelectual y el ejercicio de tus neuronas. Todas las mañanas tómate una copita de MA CLA PA. MIEMBRO ACTIVO DE CLASE PASIVA. Si tú eres activo nunca llegará para ti la tristeza. Para ti será la felicidad y la alegría de cada minuto, de cada hora, de cada día, de cada mes, de cada año, de cada siglo y la felicidad del infinito. Por favor, sé MACLAPA todos los días. AVC.
Por primera vez, Laurentino, estoy actuando como Miembro Activo de Clase Pasiva. He conseguido la liberación. Igual que tú te liberaste de aquel capitán que te hizo la vida imposible, en plena transición, porque querías que hubiera un sindicato militar en clases pasivas en los servicios civiles del Ejército, pues yo me he liberado del montón de jóvenes que quieren saber más que el profesor, esos jóvenes que llegan a mis clases ya sabidos, manipulados por otros compañeros y que me han hecho la vida feliz durante cinco años. Curiosamente como tú me dediqué a leer y a escribir. En esos cinco años he conocido cosas que tú nunca te hubieras imaginado. ¿Tú sabes, Laurentino, que ahora soy íntimo amigo de Cajal? Que Ramón y Cajal me habla. Que soy íntimo amigo de Miguel de Unamuno. Que he descubierto a ese de Badajoz, que era la calle del Barco. ¿Sabes cómo se llamaba? Ahora no me acuerdo. Laurentino, ayúdame. Esa calle Arturo Barco, que se equivocó el ceramista y nadie se percató del error durante varios años. No era la calle del Barco, era la calle de Arturo Barea.
Realismo mágico
Te das cuenta, Agapito, realismo mágico. Te das cuenta cuando te pusiste en funcionamiento con toda la vanguardia de Sudamérica con tu amiga Connie, con tu amada Giorgio, Marosa di Giorgio, a la que le contaste tantas cosas y le mandabas aquellas fotos, y ella aquella foto tan joven y tú le decías que te desnudabas ante el Guadiana en esos versos tan preciosos tuyos. Cuando te moriste intenté conectar con Marosa di Giorgio, Laurentino, no pude. Te negaba. Tú fuiste el amor epistolar secreto. Estuviste casi dispuesto a dejar a Manola e irte para allá. Tú has sido, Laurentino, un genio, un genio que ahora mi amigo Manuel Pulido Mendoza —me acaba de hablar por guasap— ha escrito en un inédito una situación literaria tuya perfecta…
Te acuerdas cuando los posmodernos, algunos alumnos míos de los ochenta que se comían el mundo, que ganaban premios Constitución, que creían que como ellos no escribía nadie, y te relegaban. Te acuerdas, Laurentino, cuando yo te pedí que me mandaras un poema para Aguas Vivas. Hicimos una crítica de tu libro El cine y otros poemas y uno de esos posmodernos casi se niega a que publicara yo una reseña en Aguas Vivas que dirigía yo mismo.
Pues, mira, aquellos posmodernos ya han pasado de moda. Lo que se lleva ahora, Laurentino, es la meta modernidad. Me has convertido en metamoderno. El metamoderno es el que reniega de esa cultura de la transición del año 88 cuando a ti y a mí un complot de votos nos eligió académicos numerarios de la Real Academia de Extremadura. A mí por Cáceres y a ti por Badajoz. Pactó, me comentaste, la carcundia de la derecha, la carcundia de la izquierda y la progresía de la izquierda y los liberales de derechas. Sabes que gracias a Esteban Sánchez tú y yo fuimos elegidos académicos. Por votos y también por méritos. Por méritos porque tú eras un marginado de valía. Por méritos míos porque había dado a conocer a todo el mundo Extremadura con mi Diccionario Extremeño (1980). Me eligieron los viejos para que trabajara para poner la Academia en su sitio. Lo conseguimos entre todos.
Ser pedante es algo muy malo, pero tú sabes, Laurentino, que tú y yo somos yoístas, tú más que yo, Agapito. “Yo, yo, yo” leo en tus escritos y resuena el eco en mis oídos.
Tú sabes que esta tarde estoy con dos sabáticos. ¿Te acuerdas de Tristancho, aquel chico tan inteligente? Ha vivido mucho y ahora siguiendo tu consejo se está salvando de la cloaca y ha leído una prosa genial. ¡Escritor junto a Josechu! ¡Cómo te acordabas de Josechu cuando desde mil novecientos ochenta y ocho me diste tu amistad! Fuimos amigos diez años. Una década, como las de Tito Livio. En una década se aprende mucho. Aprendí mucho de ti, maestro.
El dique del silencio
Curiosamente cuando te dije aquel día ¿vas a hacer el himno de la Academia? —Sí, la letra. No me dijiste pícaro que ya tenías un poema para el himno, que habías escrito casi diez años antes. Le dije a Esteban Sánchez: Esteban ¿pones la música? Ese himno está ahí. Todavía te respetan en la Academia. Lo han relegado, han sacado otra marcha. Pero te respetan, y todavía eres el autor de la letra. Evidentemente, “romperemos el dique del silencio”. ¿Qué estoy haciendo, Laurentino, aquí en el Ámbito cultural de El Corte Inglés? —Romper el himno y el dique del silencio.
Bueno, Laurentino, no te creas que estoy cansando al personal. Se lo están pasando estupendamente. Tú me enseñaste a escribir prosemas. He ido andando, he corrido bastante y al prosema lo he llamado discurso y he inventado frente a los posmodernos una nueva teoría del discurso. Cuando tú te inventaste el prosema, Valente decía, según me comentaste, que lo había inventado él y te cabreaste con él: ¡esa palabra la he inventado yo! Me repetías. Siglando siglas le digo a este público −que me está escuchando− la verdad. Tú ahora no sé dónde estás, creo que estás en Guatemala, porque en Guatemala escribiste aquellos poemas al hijo en la revista Espiral y hace cuatro días que Manuel Pulido Mendoza en la Biblioteca Nacional de Guatemala te ha leído a ti.
Pues bien, quiero demostrar al público que me está escuchando en el Ámbito cultural de El Corte Inglés que te reconocíamos como un valor, te acuerdas cuando Cosme López García quería que renováramos los sabáticos en su casa y nos reunió a Antonio Vaquero Poblador, a ti y a mí. Yo venía de Malpartida de Cáceres, aquellos grandes viajes durante cinco años de mi vida a tu casa, enseñándome poemas, carpetas y desórdenes tuyos. Tú habías dado muchas cosas a gente que nunca las devolverá.
Ilustración número 1. Visibilidad de la obra de Manuel Pacheco en VIAF
(Virtual International Authority File
/ Fichero de Autoridad Virtual Internacional)
Tu legado, tu expolio como dicen los portugueses, está en Olivenza. Pero no, tu legado está en todo el mundo. Manuel, Agapito, Agaputa, Laurentino, ya puedes estar contento: en VIAF (Fichero de Autoridad Virtual Internacional), sigla que les encanta a las bibliotecarias, aquí está Carmen de la Carrera, que ha fichado tus libros. En ese VIAF tú figuras con una estrella de diez puntas. Ni Valhondo, ni Lencero ni ningún posmoderno por su creatividad tiene tus diez puntas. Hombre, yo estoy contigo, tengo trece puntas en mi estrella. Un candidato a mucho emeritalgo tenía once. Nos han tumbado, pero nos han dado el mérito de empezar con esas siglas de siglos siglando: Ma Cla Pa, MACLAPA: Miembro Activo de Clases Pasivas.
Ahora para terminar, ya sé que no les estoy aburriendo… Alguien dirá: ¡qué pesao! Pero yo sé, Pacheco, que te invitaron muy rezagado, gracias a Cosme López, a las aulas literarias, porque te tenían… olvidado y un tanto ninguneado… si no es por Cosme López en la AAEX nadie te hubiera invitado. Pero allí estuve yo, allí estuvo Cosme López.
Poesía en la tierra
Tú estás ahora siendo un poeta universal mejor que todos los novísimos. Tú pertenecías al lado pobre de la literatura…, tú pertenecías a esa iglesia agnóstica de la izquierda y por eso la HOAC y JOC, con la editorial ZYX —que es al revés que ABC—creada en la Iglesia Católica con los movimientos católicos te acogió con tus versos. No por Andrés Sorel que dejó el Partido Comunista y luego se quiso aprovechar de los católicos. Luego creó Liberación y ¿qué pasó? Fracasó. Polanco no le publicaba las cosas. Se quedó a dos velas los últimos años de su vida.
Tú estabas en ZYX, Poesía en la tierra 1970, y ZYX era la voz de los obreros católicos. Obreros católicos que se mezclaron con republicanos del exilio interior y exterior y consiguieron que ahora tengamos Paz, Libertad y también ámbito cultural, aunque hay una nueva censura, tú sabes que no permiten la verdad ni consienten la libertad para todos, pues, en esos casos reciben ración doble. Ahora mismo tengo a la gente cansada, Manuel. Me enseñó Pedro de Lorenzo que para ser orador hay que captar la benevolencia del oyente.
Hace calor… En Badajoz sabes, si no fuera por tu Guadiana… ¿cómo hubieras vivido esos veranos de Badajoz? Pero trascendías el calor. Aquí, ah, me he olvidado. Ah me he olvidado de aquel ingenioso activista que era Pedro de las Heras, le dio como a tu amigo Luis Álvarez Lencero por irse a trabajar a Alemania a la fábrica de cosechadoras Class. Pedro a otra. Lencero… Entre Lencero, Esperanza Segura, Manuel Terrón, el fiscal Federico García de Pruneda, que os dejaba libertad en pleno franquismo, habéis hecho que ahora un aragonés extremaño que soy yo pueda hablar de ti y de la libertad… Recuerdo a Francisco Pedraja, a tu amigo el pintor Juan Tena, a todos tus amigos de los que me hablaste tantas veces… a tu cercano Antonio Vaquero Poblador. A todos los conocí gracias a las cartas que me leías y me dejaste leer. Manolo conozco casi todas tus confidencias. Tus cartas a Hernández Gil, tus cartas con Lencero y el montón de cartas que me dejó leer Marifé Baigorri, viuda de Lencero, ya fallecida. Entre tus secretos y los secretos que guarda Juan Tena tuyos y de Lencero, me di cuenta de lo bien que jugabais al perro y el gato los tres: Valhondo, Lencero y tú. Siempre Monterrey con Lencero y contigo y los recuerdos que me comunicó Isabel Benedicto Ceinós (Badajoz 1921-2014) … sobre tus ilusiones rotas en la tertulia de López Prudencio. Isabel que pasó de auxiliar administrativa de instituto a catedrática de latín.
Miguel Labordeta
Ah sin olvidar que tú también eras amigo del gran Miguel Labordeta. También te han descubierto esta faceta tuya. Que sepas que las cartas tuyas a Labordeta están fichadas en la Universidad de Zaragoza y las publica José Antonio Llera Ruiz, a quien tú tenías tantas ganas de conocer, y tú sabes que me han dicho que se va a fichar toda tu biblioteca y epistolario. Me lo ha confirmado Manuel Pulido: hay que ponerse en contacto con la Residencia de Estudiantes y poner en solfa digital tus cartas para que conozcamos todos los sitios donde has publicado. Yo te ayudé, dediqué esos diez años de mi vida a tu obra. No estoy descontento. Perdí una cátedra por dedicarme a ti. ¿Qué hubiera hecho con un millón de euros en toda mi vida profesional? Bah, si hubiera comprado un piso, un chalé, por un millón de euros ahora con tanta devaluación me pagarían una miseria y casi todo se lo llevaría Hacienda. Hice el gran negocio. Porque contigo he ganado en felicidad. ¡Claro Manuel! ¡Vale la pena haber sido amigo tuyo! Todos van a agradecer y reconocer lo que has hecho por la cultura del siglo XX.
Manolo, eres uno de los mejores poetas del siglo XX en lengua castellana
Lo he dicho en público y lo he escrito, tú, Manuel Pacheco, eres uno de los mejores poetas del siglo XX en lengua castellana. Tú tienes la categoría de Miguel Hernández, la categoría de Octavio Paz. Ante Miguel Hernández y Octavio Paz tienes el haber sido un poeta ético, el haber convivido con los poemas del otro loco. El haber convivido y transcendido la debilidad de Manuela en esos insonetos del otro loco. Tú dominaste a la locura y lloraste cuando a Josechu lo encerraron en un manicomio. Te dio por ir de paquete en la vespa de Lencero acompañándole a pescar tencas a la charca de Albalá (Cáceres) y también a visitar el psiquiátrico de Mérida para reírte del especialista en tratar a los locos. Te mofaste del psquiatra.
Tú estabas en la vida, fuiste ético. Tu última nómina “ciento veintiocho mil pesetas” si no recuerdo mal no te daba para comprar las medicinas de Manuela ni para resolver los problemas de tu hijo. María José Hernández ya sabes, de la Editora Regional, te gestionó el contrato de un millón de pesetas. No duró el millón mucho tiempo. Pero eras feliz, luchaste para defender al hijo y a Manuela. Eres un ejemplo ético. Un ejemplo como pocos. Tuviste varias veces la visita de la policía secreta. Tus libros… Te regalaron un piso en el sesenta y dos, un piso en época de Franco. Te prometieron un piso en democracia. Nunca se firmaron las escrituras y cuando no podías pagar la deuda acumulada de la comunidad me decías “Antonio, qué hago”, “no la pagues, que te escrituren el piso que te ha prometido públicamente el alcalde de Badajoz y que te mereces”. Me enseñabas los recortes de prensa como título de propiedad. Desconocías que lo que vale de verdad es la escritura notarial y el registro de la propiedad. Vendiste la casa nueva escriturada en 1963 y nunca tuviste luego casa renueva de tu propiedad en Valdepasillas frente al centro comercial Pryca donde comprabas el pan de cada día. Pryca que poco a poco te mastica en broma te decía yo. Cosme López García, nuestro mutuo amigo, recuerda que tu casa “seguía estando siempre abierta a todos”. Pero tú, Manuel, Manolo Pacheco, tienes habitación en todo el mundo. Eres Laurentino Agapito Agaputa. Ahora sí que voy a leer lo que tú me has enseñado a escribir. Presta atención, Laurentino.
Pacheco de la mano del sabático Pedro de Las Heras
2 septiembre de 2019
Hace 20 años, en realidad 21, que nos dejó Pacheco. Un trece de marzo de 1998. En febrero de 2019 escribí, me parezco a ti, Laurentino, hago lo que me da la gana con la literatura y ahora de la web dialectus.es he recogido el texto, lo he pulido un poco por aquello de que sea políticamente correcto. ¿Qué es lo políticamente correcto? Dar el alpiste a los canarios. Una buena pensión justa a quien ha cotizado y una pensión ética a quien no ha cotizado.
El destinatario de una nota a pie de página habla conmigo 20 años después. El escritor Manuel Pacheco (Olivenza 1920−Badajoz 1998) resucitado en su centenario. La nota a pie de página se convierte en discurso pleno. Discurso en forma de nota a pie de página. Lo estoy elaborando, perdonen las molestias, en lenguaje de nube anoto.
La inteligencia emocional del receptor llega al éxtasis del discurso comunicativo gracias a la comunicación, casi plena, en la que una nota a pie de página escrita en 1999 por el emisor se transforma en voz y se convierte en una nueva fuente del Nilo que aporta testimonios de un nombre que es un hombre de sesenta y ocho años que asistió en 1968 a la tertulia de Esperanza Segura, y me comunica conocimientos nuevos sobre el poeta Manuel Pacheco. Ese hombre es Pedro Francisco de las Heras Salas. Para mi teoría del discurso este relato es un ejemplo escolar en la variedad de Discurso en forma de nota a pie de página.
Suena mi móvil
Son las ocho de la tarde de un sábado, 9 de febrero de 2019. Suena mi móvil. Un teléfono desconocido. Le doy a responder y una voz tímida y respetuosa me dice:
— No sé si hablo con la persona a quien deseo dirigirme. Es usted Antonio Viudas Camarasa.
— Por favor, ¿con quién tengo el gusto de hablar?
— Con Pedro Francisco de las Heras Salas.
— Sí, soy Antonio Viudas Camarasa.
— Le suena de algo mi nombre.
— La verdad es que en este momento me coge con un montón de información en mi cabeza y no caigo en quién puede ser usted. He conocido a tanta gente a lo largo de mi vida. Me podría dar alguna referencia para situar ese nombre Pedro de las Heras. Su nombre me recuerda a alguna persona de Mérida.
— Mire, usted me cita en una nota a pie de página, en la Poesía Completa (1999) de Manuel Pacheco.
— Sí recuerdo a un tal de las Heras que se escribía con Pacheco y haber leído cartas intercambiadas entre ambos.
— Mire, don Antonio, no soy de Mérida, soy de Badajoz. Fui la persona más joven que asistía a la tertulia de Esperanza Segura que frecuentaba Manuel Pacheco.
— ¿En qué año?
— Hacia 1968. Le llamo porque el día 17 de febrero se clausura una exposición de unos collages míos inspirados en un libro de Manuel Pacheco. Se titula L´amor-dienda no tiene enmienda y está basada en un libro que tiene prólogo de Laurentino Agapito Agaputa con tres poemas de Manuel Pacheco.
Estuvimos hablando Pedro y yo por teléfono durante más de setenta minutos y de pronto una nota a pie de página que yo escribí entre Mérida y Malpartida de Cáceres se ha convertido en Discurso en forma de nota a pie de página.
El mensaje que está escrito hace veinte años se ha transformado en mensaje recibido e interpretado por el autor al que cito. El autor se siente orgulloso de que yo le haya citado. A través de Miguel Murillo, Luis Limpo y un profesor de la Facultad de Económicas consiguió mi teléfono y quiere hablar conmigo. ¡Lo ha conseguido! Discurso de 1999 recibido en 2019.
PHS me recuerda a JHS
De pronto Pedro de las Heras Salas que firma PHS me recuerda el JHS. Le bromeo diciéndole que se ha convertido en Petrus Hominum Salvator que recuerda a Ihesus Hominum Salvator, Jesús Salvador de Hombres.
Le digo que tiene 68 años. Se asombra. Me pregunta cómo lo he adivinado. Una conversación de setenta minutos conmigo da para mucho. Se lo digo, pensando en la vida de Pacheco en el año 1968. Aquella nota a pie de página se refería a un nombre y ahora resulta que por realismo mágico está hablando conmigo ese nombre que es un hombre. El emisor que fui yo ha tenido la suerte de hablar con él, y ahora esta tarde está aquí conmigo, porque me ha buscado, por tierra, mar y aire, el destinatario de mi mensaje de 1999. Me habla de que Manuel Pacheco sigue vivo en la memoria y en la actividad de su creación artística. Le cuento lo que le dijo Pacheco en 1994 en la Feria del libro de Badajoz cuando presentamos Las noches del buzo a un amigo –Gabriel Albendea– enfrente del Instituto Zurbarán:
«Te presento, Gabriel, a Camarasa, que ha resucitado a Luis Chamizo y ahora me está resucitando a mí».
Los posmodernos en una caseta de posmodernos dando a conocer sus libros en la feria y Pacheco, Albendea y yo presentando Las noches del buzo con cuatro alumnas que me acompañaron. La comisión de lectura anónima y posmoderna de la diputación de Badajoz rechazó la publicación de Las noches del buzo porque tenía mala presentación mecanográfica. Pues, Pedro, tú ahora de nuevo en 2019 a resucitar a Pacheco del silencio al que lo han tenido los posmodernos. La mayoría lo veían como un verso ya perdido para la historia de la poesía española y universal. Hablamos de muchas más cosas en nuestra conversación telefónica.
Pedro de Las Heras contento con su exposición de Olivenza
Domingo, 10, febrero 19h.
Pedro me llama, me dice que me envía por wetransfer el cartel, la sinopsis de su exposición y un vídeo que pesa mucho. La sinopsis y el cartel los he leído, el vídeo veré si soy capaz de visionarlo. Recuerdo de la conversación que su padre, me dijo Pedro, llegó a Badajoz en la posguerra, tras ser depurado. Procedía la familia de la provincia de Burgos. A su padre le tocó la guerra en Madrid, nunca le habló de ella. Solo sabe que se salvó de la muerte y fue castigado con el trasterramiento. Se casó con la hija del propietario de una tahona en Badajoz y en ese ambiente nació Pedro de las Heras Salas. Con muy pocos años, muy joven, Pedro conoció a Pacheco, que había sido soldado del Alzamiento-sublevado en Vitoria y terminada la guerra siguió con su mili en Oyarzun como escolta de prisioneros de guerra hasta que llegó al cuartel de La Bomba en tu Badajoz. A pesar de ello en sus cartucheras en vez de balas llevaba velas.
Ilustración número 2. L´amor-dienda no tiene enmienda
Sin querer Pedro de las Heras me lleva a mi discurso de la última lección de Miguel de Unamuno en Salamanca y al ambiente que he desvelado de la guerra incivil en mis investigaciones sobre Penal de Ocaña de María Josefa Canellada, esposa de Alonso Zamora Vicente y en la biografía de Arturo Barea (La calle Arturo Barea, ese del Barco que he citado hace unos minutos).
Memoria inteligente
El discurso en forma de nota a pie de página acaba de empezar y me reafirma todavía más en mi teoría de la memoria inteligente y desmonta el andamiaje de otro tipo de memoria, y quien quiera escuchar que escuche y quien no quiera escuchar que no escuche, porque la memoria inteligente siempre es individual y la memoria no puede ser adjetivada con el adjetivo histórico, con el sema de la historia como indica la Wikipedia. Hay que rectificar esa entrada en Wikipedia. La historia es historia, pero la memoria nunca puede ser histórica. El tema es memoria individual y memoria colectiva, pero memoria histórica nunca por más que algunos posmodernos la hayan cacareado en estos últimos años.
La memoria se caracteriza por ser individual, lo que yo ahora les traigo aquí es mi memoria individual en relación con Manuel Pacheco y mi entorno y no puede ser la memoria colectiva porque tendríamos que sumar todas las memorias de las cincuenta personas −que me están escuchando aquí en esta sala tan pequeña− y las de otras muchísimas ausentes. Mi memoria personal de Manuel Pacheco se suma a la memoria individual de quienes le trataron y conocieron o leyeron sus escritos. Entre todos conformamos el recuerdo oral de Manuel Pacheco.
La simbiosis de muchas memorias inteligentes expresadas en sus producciones nos dará el verdadero discurso de la guerra incivil, que nunca se podrá conseguir por leyes y decretos que se dicten a posteriori en dónde se den las pautas que deben seguir los ciudadanos para recordar la memoria de lo que le sucedió a cada uno de los que vivieron el discurso subjetivo de la guerra incivil.
Me viene a la memoria Para encerrar el tiempo de Las noches del buzo en el que escribes:
¿Queréis encerrar el tiempo
en una circunferencia?
Cuando se para el reloj
el tiempo siempre se escapa
y el hombre vuelve a dar cuerda
a la noria que lo mata.
En Para medir el tiempo recuerdas a tus lectores que el tiempo medido por el recuerdo y por el reloj nunca coinciden:
El tiempo existe
en el recuerdo.
El reloj solo mide
números de cenizas.
En Para pensar en ayer mañana comparas el ayer con una momia, tú que siempre vives en presente:
Si piensas en ayer
vas de momia.
Si vives del recuerdo
vivirás en presente.
Si piensas en mañana
vas de culo.
La muerte está esperando
la esquina de tu hoy.
De Manuel Pacheco recibí su memoria inteligente de su visión de lo que sucedía en el teatro Ayala y lo veía desde la ventana del hospicio de Badajoz donde él estaba internado, con quince años —cumple dieciséis en el primer semestre de la guerra, el 19 de diciembre del 36 y el último trimestre de la guerra, en diciembre de 1938 lo llaman a filas y tiene que incorporarse al ejército franquista— sustituidas sus monjitas por instructores alemanes a los pocos días. La memoria inteligente le hizo escribir aquel poema inolvidable Pasaban fusilados y no pasaba nada…, escrito muchos años después.
¡Quién me iba a decir que una nota a pie de página iba a avivar en mí la memoria inteligente de la guerra incivil que me contó Manuel Pacheco verbalmente en diez años de amistad, desde 1988, en el que nos conocimos personalmente hasta un marzo de 1998, en el que despedí sus cenizas en el embarcadero del Guadiana en Badajoz y han llegado años después a los Mares del Sur! Releo a Lola Santiago (ABC, 1-4-98):
Se leen unos versos del poeta. Se aplaude. Y los claveles, las rosas y algunas guirnaldas caen en las aguas verdosas del río. Y en breve tiempo todo ha terminado. La voluntad del poeta se ha cumplido. Ya está fundido con la naturaleza que tanto amó.
Sigo leyendo tu deseo cumplido de ser incinerado y fundirte con las aguas de tu Guadiana y sigues gritando libertad en tu minipoema Para seguir gritando:
Si me muero no me entierren.
Quemar mi cuerpo y el humo
gritará la Libertad
hasta después de mi muerte
Las noches del buzo
Conseguí, Agapito, que te incineraran en un crematorio de Azuqueca de Henares, tu último viaje, y el 28 de marzo tras leer unos poemas tuyos en acto solemne tu hijo, Manolito, desde una barca en el centro del Puente de Palma dejó caer tus cenizas en el agua de tu Guadiana y tú sigues creando metáforas mecido por las aguas de tus nuevos mares.
En veinticuatro horas, Pedro de las Heras Salas, PHS, ha vuelto a renacer mi discurso y mi discurso inteligente se ha convertido en Discurso en forma de nota a pie de página.
El discurso a pie de página se ha convertido en noticia internacional en esta tarde de lunes del Ámbito Cultural de El Corte Inglés. Con las palabras de Manuel Pacheco en el ejemplar de Las noches del buzo que le regaló a Pedro de las Heras les invito a gozar de “Manuel Pacheco, poesía eres tú” en los collages del taumaturgo que esta noche pórtico de las telarañas de otoño pachequianas dan el chupinazo de salida de Los Fastos Manuel Pacheco en los cien años de su nacimiento. Laurentino MACLAPA, Miembro Activo Clase Pasiva, ha empezado su andadura.
La primera misión está cumplida, 2 de septiembre. Empezamos el Homenaje a Manuel Pacheco. Acabo de hablar con mi tocayo el concejal de cultura de Badajoz y vamos a coordinar con la Asamblea de Extremadura, el Ayuntamiento de Olivenza y todos los ayuntamientos que tienen calles dedicadas a Manuel Pacheco y centros de enseñanza y todos los que se quieran sumar a “El año Pacheco, las Fiestas Manuel Pacheco 2020” y les dejo con esa dedicatoria de Manuel Pacheco a Las Heras:
LAS NOCHES DEL BUZO a mi amigo Pedro de las Heras estos POEMAS del Buzo-Poeta que grita la Verdad, la Paz y la Libertad”. Manuel Pacheco. Badajoz. 12-9-94.
La palabra Buzo según Manuel Pulido Mendoza la leyó por primera vez en poemas de César Vallejo, porque Pacheco conoció directamente a Vallejo a través de cartas con los activistas peruanos de 1958.
Cambio y remedo a Pacheco:
A Pedro de las Heras esta Nota a pie de página de este buzo-filósofo que grita la paz, la verdad y la libertad. Antonio Viudas Camarasa. 2-9-2019.
Muchas gracias por su atención y creo que solamente he estado cinco minutos.
Epílogo
Laurentino, termino mi diálogo contigo. Estás ya cansado de tanta información. Pero sé que tú resistes. Pedro ha recordado tu río Guadiana, ha presentado su exposición y también le dio la palabra a Manuel Carlos Domínguez Tristancho. ¿Sabes cómo terminó el acto? No te lo puedes creer. Terminamos haciendo una tertulia muy parecida a las que has dejado escritas de las de Esperanza Segura. Recordé que tú clasificaste a Josechu, Tristancho y Pedro como el un “triangulo de luz/ tres jóvenes poetas…” “triángulo joven” de la tertulia de Los sabáticos de Esperanza Segura.
Manolo, lucho por la libertad como tú
Minutos antes de la inauguración de la exposición de collages ‘Manuel Pacheco, poesía eres tú’ un periódico digital me hizo una entrevista con cámara y me preguntó cómo te situaría a ti y a la cultura en Extremadura desde la perspectiva del 2 de septiembre de 2019 en relación al año 1988 en el que empezó nuestra amistad después de ser elegidos ambos académicos electos de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes.
A los dos días escuché el montaje de la entrevista y para que disfrutes leyéndome te lo transcribo íntegro:
“Pues, en aquel momento todo era facilidades para la cultura. Ibas como Antonio Viudas Camarasa a un organismo que tenía dinero y si la idea que presentabas era real te facilitaban el llevarla a cabo. Era una floración.
Fue cuando consolidamos la Real Academia de Extremadura, con el mandato sobre todo de Marino Barbero. Pero al mismo tiempo era la unión entre Antonio Hernández Gil, García Durán Muñoz, Antonio Rubio Rojas, Manuel Terrón Albarrán, Salvador Andrés Ordax, gente activa, Jaime de Jaraíz, Juan de Ávalos, Manuel Pacheco Conejo, Esteban Sánchez Herrero. Bueno, un elenco que, pues, salvando las distancias…. Si entonces estábamos en un diez, ahora estaremos en un cuatro, con todos mis respetos a mis compañeros de Academia.
Porque era un esplendor, estábamos en plena transición con ganas de hacer una nueva cultura en el Estado Español llamado España. Había facilidades, había unas personas formadas en la lucha contra la dictadura, había unas ganas de libertad, había fuerza, había inteligencia y había disciplina. Había esfuerzo.
Creo que estamos en un momento muy complicado, difícilmente complicado, todo está bajo comisión, todo está bajo presión, todo está bajo amaño. Cuando hay amaño no hay libertad. No hay paz ni tampoco hay capacidad de trabajo. Entonces lo que veo yo ahora, estamos pasando una crisis que vamos a superar, pero la vamos a superar entre todos.
La cultura está en manos de un trust económico muy importante, si no perteneces a un grupo, no tienes micro, si no perteneces a un sector determinado no te nombran emérito, te nombran emérito si tienes los votos necesarios, aunque tengas los requisitos necesarios, depende de grupos y si el grupo es el poder, el poder necesita afiliados a sus intereses y controlar sus votaciones.
Estamos en un momento en que se ha sustituido la libertad individual, la creatividad individual por la creatividad del pesebre y esta cabeza cortada es mi cuadro preferido, esa cabeza cortada es la libertad que había en aquel año cuando Antonio Vaquero Poblador era director de la Escuela de Artes y Oficios.
Era, se respiraba la libertad. Pacheco iba a recitales, Pacheco era aplaudido. Pero, cuidado, en aquel momento empezó también el fruto de lo posmoderno. El grupo El País dominó la cultura. Pacheco nunca apareció en El País. ¿Por qué? Porque para los posmodernos el canon de Pacheco no existía. Pero gracias a la Academia de Extremadura y a mi tesón le publicamos Las noches del buzo.
Los amigos de Pacheco del año 49 al rescoldo de la tertulia de José López Prudencio le publican Ausencia de mis manos. Con ese libro él se da a conocer en todo el mundo, los poetas del 27 que viven en España y los que viven fuera y sobre todo el gran valedor de Pacheco Antonio Rodríguez-Moñino. Vamos ya avanzando, va publicando, En la tierra del Cáncer que publica en la Colección doña Endrina. Luego el secretario de Cela, Fernández Molina le publica en Papeles de Son Armadans. Luego con la revista Gévora que confecciona Luis Álvarez Lencero junto con la colaboración de dibujos de Pedraja, poemas de Valhondo y otros. Pacheco llega a América.
Y al final ¿qué está pasando? ¡Que Pacheco sembró! Sembró en mí. Considero a Pacheco como el poeta escritor del que he aprendido más. ¿Por qué? Porque diez años junto a Pacheco dan para conocer mucho la literatura universal. Manuel Pacheco me enseñó a escribir literatura viva, así como a hablar con oratoria me enseñó Pedro de Lorenzo. Por tanto, Pacheco un liberal, un niño salvaje, con un gran corazón, al que mi mujer, Rosa Lencero y yo le ayudamos a bien morir”.
Entrevista de María Jesús de las Heras a Antonio Viudas Camarasa. Extremadura 7Días. 3 de septiembre de 2019. Edición vídeo de Guadalupe Encinas.
Manuel Pacheco 2020. Cien años de su nacimiento (Olivenza –Badajoz)
Manuel, con la fuerza de tu recuerdo y sabiendo que te aprecian en el mundo y respirando el perfume de tu sabiduría en Badajoz, propuse por guasap a varias personas, que te siguen y saben leerte, constituirnos como Comité Científico Técnico para celebrar contigo los 100 años de tu nacimiento con la etiqueta Manuel Pacheco 2020. Cien años de su nacimiento (Olivenza−Badajoz).
Me dio fuerza para hacerlo el que en distintos sitios escribiste y lo comunicaste verbalmente que yo era el Albacea de tu Espíritu. Creo que mi misión de albacea la tengo que ejercer en este momento, con el fin de coordinar y promocionar eventos para que tu vida y obra sean conocidas en todos los planetas que literariamente visitaste en vida, y en todas las galaxias que estás explorando. Pedro de las Heras ha sido quien me ha recordado que sigo siendo tu albacea del espíritu y también lo ha hecho tu discípulo Cosme López García, a quien conocí en tu casa en la barriada de Valdepasillas (Badajoz), situada enfrente del Pryca donde a primera hora ibas a comprar el pan todos los días. Te conoció gracias a su maestro de pintura, en la Escuela de Artes y Oficios, Antonio Vaquero Poblador. Te conoció y se hizo escritor. Recuerdo que me repetiste mil veces que, si de un poema se salvaba un verso, ya valía la pena no romperlo. A Cosme le prologué, acompañando a un poema tuyo, Desde una mirada cómplice y Edad (1996), ilustrado por María Ángeles Alcántara Gijón
Pedro de las Heras y Carlos Tristancho
Se han unido a mi petición como vocales los dos sabáticos del 68, los jóvenes azules de tu triángulo: Pedro de las Heras Salas, de profesión artista plástico y Manuel Carlos Domínguez Tristancho, actor y empresario.
También como vocales se han unido dos alumnos de dos tiempos distintos de mis cursos de doctorado. Recuerda que una tarde de lluvia en la primavera de 1996 visitaste mi facultad y después escribiste un prosema rememorando El club de los poetas vivos. Disteis tú y Rosa Lencero un recital de poesía a mis alumnos de Semántica española. Ahora aquellos jóvenes estudiantes de filólogo se han convertido en los dos mejores lectores de tu obra. Están muy preparados para entender, con esa llave de la que tú hablas, tanto tu poesía como tu prosa polivalentes. Los dos publicaron los trabajos de doctorado sobre tu obra.
José Antonio Llera Ruiz
El primero en el Boletín de la Real Academia de Extremadura. Es un estudio sobre tu alter ego Laurentino Agapito Agaputa. ¿Te acuerdas que di un curso de doctorado Manuel Pacheco. ¿Obra en prosa? Tú leíste el estudio La prosa narrativa de Manuel Pacheco. Notas sobre el Diario de Laurentino Agapito Agaputa una vez publicado y te gustó muchísimo y tenías muchas ganas de conocer a su autor. Se llama José Antonio Llera Ruiz. Tiene una estrella de 11 puntas en VIAF (Autoridad Virtual Internacional). El segundo fue alumno mío después de fallecer tú. Mi curso de doctorado se titulaba Manuel Pacheco. Poeta, no recuerdo bien el título, cuando me llegue el certificado que he solicitado hace meses al secretario de mi exdepartamento para ingresar como Miembro Activo de Clase Pasiva MACLAPA te mando el título concreto.
Manuel Pulido Mendoza
El segundo es profesor universitario en Guatemala y para el libro que está preparando Moisés Cayetano Rosado le envié tu prosa y tu poesía. Como las comunicaciones entre España y Guatemala son casi imposibles, tú has viajado dos veces ida y vuelta por culpa de un agente de aduanas manifiestamente mejorable. Te lo has pasado bomba, riéndote mientras viajabas pagándote yo el viaje.
Su trabajo de doctorado lo presentó en los XXIX Coloquios Históricos de Extremadura que la Academia de Historia de Extremadura celebró en Trujillo en 2000, y se publicó en la Revista de Estudios Extremeños con este título Creación léxica y estética posmoderna en la obra literaria de Manuel Pacheco. Ahora escribe sobre la presencia de América en ti y sobre la tuya en América.
Antonio Vélez Saavedra y tu Edipo
Me falta informarte de que actuará de secretario de este Comité un lector tuyo, en representación de los muchos que tienes entregados. Se llama Antonio Vélez Saavedra. Es de Mérida, la ciudad que tú visitaste tantas veces en los años cincuenta, yendo de paquete en la Vespa de Luis Álvarez Lencero camino de la charca de Albalá donde a tu rival poético le encantaba ejercer el deporte de la pesca y en otras ocasiones para ver muchos estrenos del Teatro Romano en la etapa de Tamayo. ¿Recuerdas de aquel día de finales de mayo de 1954 en que a las 20:45 horas de la tarde, viste Edipo en versión de José María Pemán y te ahorraste las 70 pesetas que valía la localidad en Orchestra porque te invitó tu amigo Adolfo Díaz Ambrona, presidente de la Diputación de Badajoz, siendo alcalde de Mérida Narciso Rodríguez Ramírez? José María Tamayo dirigió a la compañía Lope de Vega y el protagonista de la obra lo interpretó Francisco Rabal acompañado de Manuel Dicenta, Antonio Ferrandis, María Asunción Balaguer y otros.
Recogiste la Medalla de Extremadura en el mismo escenario, que te dio mucho don, pero poco din del que tú necesitabas. Le dedicaste un prosema a la juventud de Mérida en otra ocasión. ¿Te acuerdas de cuando el alcalde Antonio Vélez inauguró tu calle? La última vez que visitaste tu “Emérita Angustia” te alojaste en el Hotel Trip Medea el 22 de noviembre de 1997 cuando recitaste aquella poesía que hablaba de la libertad en el día de mis nupcias con Rosa Lencero, a quien conociste de joven poeta y con la que tantos recitales disteis los tres: Valhondo, tú y ella. ¿Te acuerdas del homenaje a Miguel Hernández? En esa época solo os conocía yo a vosotros dos de oídas. Me mandasteis poemas para publicar en Aguas Vivas. Pues, sí, Manolo, estos somos los que nos hemos echado al monte para celebrar y que se celebren Los Fastos Manuel Pacheco 2020. Ya te he presentado a los cinco. Los cinco te conocieron, cuatro personalmente y uno literariamente, en diferentes etapas de tu vida y ahora te recuerdan conmigo.
Tertulia en la finca Cantillana (Valdebótoa)
En el guasap abierto les arengué: “Entre todos vamos a conseguir mucho para conservar la obra y la memoria de Manuel Pacheco”. En cuarenta y ocho horas todos aceptaron.
El martes 17 de septiembre, en la finca Cantillana, invitados por Carlos Tristancho, nos constituimos formalmente como Comité Científico Técnico. Tratamos sobre las sugerencias para el Comité de Honor, propuestas de actividades para cada uno de los meses de tus Fastos Manuel Pacheco, la conservación de tu expolio legado
11 de septiembre de 2019
Manuel, para calentar motores el 11 de septiembre escribí el primer correo electrónico abierto formal, te lo reenvío:
Correo abierto: reunión comité científico técnico 100 años del nacimiento de Manuel pacheco (17 martes, 11 h. Valdebótoa en la finca Cantillana).
Queridos colegas:
Os recuerdo que la cita está prevista para el próximo martes, a las 11 horas, 17 de septiembre en la finca Cantillana de Valdebótoa (Badajoz).
Allí nos reuniremos Pedro de las Heras, Antonio Vélez Saavedra, Carlos Tristancho y el que suscribe.
El miércoles 25 de septiembre a las 12 horas me encontraré con Manuel Pulido Mendoza y José Antonio Llera Ruiz en Madrid. Os cito en la puerta de la estatua de Goya del museo del Prado, sita entre el Ritz y el museo. Para mí será una experiencia estrenar la tarjeta dorada (6 euros anuales) y disfrutar de un descuento del 40% en viaje de ida y vuelta a Madrid. Para ello me levantaré a las seis de la mañana, llegaré a Madrid sobre las once de la mañana y regresaré a casa antes de las doce de la noche si no se eschanga algo de la vía o del tren.
Os adjunto en pdf los excelentes horarios.
Un cordial saludo para los cinco: Carlos, Pedro, Antonio, José Antonio y Manuel.
Nos vemos,
Antonio Viudas Camarasa
Albacea del Espíritu de Manuel Pacheco.
18 de septiembre de 2019
El miércoles, 18 sept. 2019 a las 7:37h puse en marcha los motores informando a todos los miembros del Comité Científico Ejecutivo:
Hola, buenos días.
Ayer entre las 11 y 17 horas estuvimos pachequeando en Cantillana Carlos Tristancho, Pedro de Las Heras y yo.
Fue una tertulia muy intensa.
Confirmamos el Comité Científico Técnico formado por los seis. Los tres presentes y los tres ausentes, dos especialistas en la obra de Pacheco (Llera y Pulido), dos de la Tertulia de Esperanza Segura (Pedro de Las Heras y Carlos Tristancho), un lector de su obra que conoció a Pacheco (Antonio Vélez Saavedra) y el Albacea del Espíritu de Manuel Pacheco.
Entre tantos recuerdos y evocaciones, que disfruté en boca de Pedro y Carlos, hemos propuesto que los seis enviemos online sugerencias:
- Miembros posibles del Comité de Honor.
- Etiqueta cultural posible para los Fastos 2020 Manuel Pacheco para todo: web, sello, etc.
- Personas concretas a las que hay que proponer que se adhieran: familiares, amigos, lectores.
- Calendario de actividades relacionadas con Pacheco con contenido de música, pintura, cine, teatro, etc. con el fin de divulgar y fomentar la lectura y el conocimiento de su vida y obra.
Hablaron los dos de todo lo divino y lo humano relacionado con Pacheco. Recuerdo El homenaje íntimo a Manolo Pacheco de 1975 de Pedro, Josechu y Manuel Carlos que pude hojear y los guiones de radio con preguntas que guarda Pedro de Las Heras. Me leyeron poemas de los tres muy rejuvenecidos los dos.
Ha sido una tertulia en la que he vivido in situ literatura en happening del exquisito cocinero que es Carlos Tristancho. Mientras escuchaba la lectura de Pedro, Tristancho nos anunció el menú y de pronto «comeremos en esa mesa». Con un quinto de cerveza me hizo degustar en compaña una ensalada suya, una tapa de sardina ahumada, una tortilla española con cebolla que sabía a realismo mágico y un carpacho de mogote que todavía estoy saliveando con un colín de molde en mi boca. Le pedí que me sorprendiera con un café y me sorprendió con un café con leche condensada. Al fondo del vaso un dedo de leche condensada y encima lo negro del café. Lo removí con una cucharilla y sabía a bocato di cardenale.
A las cuatro de la tarde despedimos la sobremesa y Pedro y yo dejamos que nuestro anfitrión descansara.
Vimos el panorama del cortijo y situamos Cantillana, el despacho y oficina culinaria de Carlos Tristancho en la margen derecha del Gévora y a un tiro de cañón de la ermita de Nuestra Señora de Bótoa en el altozano del valle de Bótoa.
El día me recordó el Tiro de Pichón de Manuel Pacheco con Díaz Ambrona. En este caso tertulia y tiro de fogón culinario en forma de tortilla de patatas, ensalada mixta, carpacho y café con leche condensada a la guisa y manera de Carlos Tristancho en Cantillana, en una nueva revista Gévora para celebrar los Fastos Manuel Pacheco 2020. Me acordé de Lencero y tú en casa de Monterrey enviando ejemplares de la revista Gévora a todo el mundo.
Propongo esa etiqueta. ¿Qué etiqueta comercio cultural proponéis vosotros que tenga más garra para divulgar al escritor el Excmo. Sr. don Laurentino Agapito Agaputa?
El próximo miércoles 25, viaje ida y vuelta Cáceres-Madrid-Cáceres para seguir pachequeando con los especialistas en la obra de Manuel Pacheco: Manuel Pulido Mendoza y José Antonio Llera Ruiz y comida familiar en…
Que tengáis todos un buen día
Antonio.
25 de septiembre de 2019
Laurentino, el miércoles 25 viajé a Madrid. Me preparé la mochila con dátiles y fruta variada. Llegué a Atocha puntual. Crucé el paso de peatones del Ministerio de Agricultura. Me paré en la estatua de Claudio Moyano y saqué una foto. Pensé en la educación en España. En las verjas del Botánico me paré para quitarme la sariana y guardarla en mi mochila. De pronto José Antonio me vio y allí empezó la charla preparatoria. Faltaban quince minutos para el encuentro con Manuel Pulido. Llegamos despacito a la puerta Goya del Museo del Prado.
Puntual llegó Manuel acompañado con su familia. No sabíamos donde reunirnos y les propuse que tuviéramos una reunión peripatética en plena naturaleza del Jardín Botánico que creó Carlos III para disfrute y gozo de los ciudadanos, la ciudadanía (CAROLUS III. P.P. BOTANICES INSTAVRATOR / CIVIUM SALVTI ET OBLECTAMENTO / ANNO MDCCLXXI). No pagamos la entrada de cuatro euros porque todos éramos profesores y los niños no pagan. Cogimos la avenida principal dentro del Botánico y en el altozano, ya muy cerquita casi del Palacete Cajal, nos sentamos en un banco los más débiles y los más fuertes hablamos de ti, y sobre todo hablamos de nosotros para coger fuerzas para honrarte a ti. Apalabramos la reserva de mesa en el Restaurante del Ateneo de Madrid.
Después de disfrutar de la naturaleza del botánico despacito cruzamos el Paseo del Prado, a la altura de la antigua sede del Periódico Pueblo y subimos por la calle Huertas por el barrio de las letras. Nos topamos con tu admirado León Felipe, por Las Trinitarias llegamos a la plaza del Congreso y allí no sabíamos cómo encontrar la calle Santa Catalina, porque la entrada del Ateneo por la calle Prado está en obras. Por fin llegamos al restaurante y como muy bien me indicó José Martín Martínez Riqué desde Lund (Suecia) encontramos un lugar tranquilo con una mesa redonda donde degustamos una excelente comida del plato del día, regado por un vino blanco de Rueda que sabe a gloria. Allí hablamos de todo menos de tu centenario.
Para tomar el café intenté que nos dejaran subir a la terraza del Casino, pero fue imposible. Reservado solo para los socios. Les quería enseñar a Manuel, José Antonio y Ainara la terraza donde María Josefa Canellada descansaba de su trabajo de enfermera voluntaria en el Hospital de Sangre de Izquierda Republicana.
José Antonio y Manuel me llevaron a la cafetería del Bellas Artes y allí tuvimos una tertulia tipo a las de Esperanza Segura, hablamos de tu obra y de cómo conservar tu memoria. Manuel está muy interesado en saber más sobre tu relación con Marosa de Giorgio, tu amor platónico epistolar uruguayo, y José Antonio está muy interesado en ahondar en lo inédito de tu producción relacionado con las diversas etapas de tu vida. Urge que se inventaríe pronto lo que tienes en Olivenza para uso público de todos los investigadores, y urge que pronto se consiga la utopía: recopilar todo lo que escribiste y que está disperso en tus cartas que mandabas a todo el mundo cuando por una peseta te podías comunicar mejor que nosotros, puesto que mandar un libro a Guatemala cuesta un ojo de la cara y el otro medio. Nos despedimos.
José Antonio tomó su tren de cercanías y yo el de larga distancia en Atocha. Llegué puntual a Cáceres. Los dátiles y las frutas de mi mochila habían menguado con mi botellita de agua. Un viaje ida y vuelta en tren en el mismo día para hablar de ti ha valido la pena.
Laurentino estuve en tu colegio en 2007 y hablé de ti. Te recuerdan y no te olvidan
En 2007 (abril, 30) seguí hablando de ti en tu colegio de suerte de Saavedra: “Camarasa habló de Manuel Pacheco en el colegio que lleva el nombre del poeta”. Con motivo de la celebración del día del libro me invitaron a una charla con los alumnos del tercer ciclo de Primaria. Hablé de tu infancia, el hospicio, la Guerra Civil, los poemas de la casa vieja y los poemas de la casa nueva, estos últimos íntimamente conectados con la vida del colegio y del barrio. Le recordé que viviste más de quince años a orillas del río Rivillas, en la carretera de Sevilla, río y arrabal que has dejado reflejado en multitud de poemas y especialmente en el libro ‘Poemas desde la casa nueva’. Dialogué con ellos y les interesó mucho tu orfandad y se emocionaron al conocer los últimos momentos de tu vida en la clínica Los Naranjos. La directora agradeció mucho la charla y los niños me obsequiaron como “Albacea de tu Espíritu” con un prosema que tú le dedicaste al colegio el 19 de marzo de 1989 y ahora me va a servir en este diálogo que tengo contigo. Por si lo has perdido te lo transcribo gracias a una copia digital que ha llegado a mis manos. Tú que no tenías testamento conocido en ese día de San José en tu escrito nos dejaste tu testamento literario: leer siempre con una clave. Las noches del buzo te rondaban desde hacía tiempo. Esto es lo que escribiste, Manuel, recuérdalo:
AL DIRECTOR, PROFESORADO Y ALUMNOS QUE INTEGRAN EL
INSTITUTO /MANUEL PACHECO/ EN “SUERTE DE SAAVEDRA”
Queridos amigos, en esta palabra tan bella que define a la amistad, englobo al Director, profesores y alumnos de este Centro, del que estoy orgulloso y agradecido por llevar el nombre, y me sentiría más orgulloso al saber que vosotros no vais a defraudar a vuestros profesores, y con esfuerzo y voluntad vais a adquirir una cultura para ser libres. Solo el hombre culto es un hombre libre; solo el pueblo culto puede luchar por la libertad.
Yo, tuve que trabajar en muchos oficios para ganarme la vida, comencé a trabajar muy joven y no pude ir al colegio, no pude hacer el bachiller, pero leí y leí desde los 8 años y me hice una cultura y escribí muchos libros de poesía y algunos de prosa que se publicaron en España y en Sudamérica. Sé que leer es difícil, y que desgraciadamente se lee muy poco y menos ahora con los vídeos y la televisión, pero estos aparatos no llegarán nunca a la altura que tiene el libro, sobre esto escribí un pequeño poema que os leo y se titula:
PARA LEER.
Para leer hay que estar
escribiendo lo que escriben
si no lees con una llave
nunca sabrás lo que dicen.
Hay, por desgracia pocos buenos lectores. Leer no es sonorizar las palabras ni juntar los signos de las sílabas para formar frases; leer es crear, recrear, imaginar lo que el escritor ha escrito; leer es abrir con esa llave que nombro en mi poema las páginas del libro como si fueran puertas que cierran las habitaciones secretas del autor; leer es amar profundamente a ese buen amigo que te lo da todo y no te pide nada y se llama: EL LIBRO.
Badajoz 19 de mayo de 1989
Firmado y rubricado
Manuel Pacheco
No tengo tiempo para comentar exhaustivamente tu prosema a tu colegio. Te sientes maestro y te diriges a los niños con consejo de sabio, les dices que no defrauden a los profesores.
Tu visión de la educación es clara, deseas que la juventud “con esfuerzo y voluntad” adquiera “una cultura para ser libres “.
Insistes con razón, “Solo el hombre culto es un hombre libre; solo el pueblo culto puede luchar por la libertad”.
¡Qué actuales son estas palabras para aplicarlas a la sociedad actual hedonista, que rehúye el esfuerzo y la voluntad cajalianas!
El hombre y el pueblo solo serán libres si son cultos en la mediocracia que domina el mundo. Aconsejas que seamos amigos del mejor amigo que tiene el hombre que es el libro y que lo amemos.
Nos das el mejor consejo para ser libres que es ser cultos. Te lamentas de que no pudiste estudiar el bachillerato porque tuviste que trabajar para poder comer. Te sientes orgulloso porque te hiciste a ti mismo gracias a la lectura, leíste mucho y fruto de ello han sido tus maravillosas obras de poesía y prosa que te editaron en España y América. Te sientes humildemente universal y en verdad lo eres. Le enseñaste mucho por carta a Marosa di Giorgio, la poeta uruguaya. Gracias a Gévora la conociste epistolarmente y leíste sus primeras prosas Poemas (1954), Humo (1955) y Druida (1959). Esta última publicada por tus amigas de Lírica Hispana.
Marosa es considerada como una gran escritora uruguaya. Se dedicó a la literatura erótica al final de su vida. Tú, Manuel, triunfaste y sigues triunfando en el mundo de la literatura universal. El tiempo te ha puesto en su sitio.
Te cuento una de mis últimas satisfacciones. En junio de este año en el homenaje que organiza todos los años mi amigo Alejandro Sanz en la casa de tu amigo Vicente Aleixandre, me encontré con el académico Luis María Ansón Oliart que conoció personalmente a Pablo Neruda. El homenaje este año estaba dedicado a Pablo Neruda. Me presenté y en presencia de mi condiscípulo en Alonso Zamora Vicente, uno de los defensores de tu admirado Miguel Hernández, José Carlos Rovira, le dije que estaba preparando tu centenario y le recordé que había leído tu obra gracias a que Santiago Castelo le envió tu poesía editada en 1985 por la Editora Regional después de ingresar tú en la Academia. Entendió enseguida lo que quería decirle y muy interesado me dijo que gustoso vendría a tu homenaje en Badajoz. Ya sabes que tu ingreso en la Academia fue aguado por un crítico literario que aspiraba a estar en ella y tú ocupaste su plaza. Durante más de dos horas me entrevistó Blanca Berasátegui para preparar un paginón en el suplemento cultural de ABC. Nuestro gozo en un pozo, el crítico puso su mano negra y consiguió que el reportaje preparado con tanto cariño no se publicara. Tu ingreso en la Academia se redujo a una escueta columna firmada por S. C. Tu ingreso en cambio fue muy provechoso para la institución. Ese mismo día en el hall del Colegio de Médicos de Badajoz donde se celebró tu entrada nos entrevistamos con el presidente de la Asamblea de Extremadura el culto y siempre amable Antonio Vázquez. La academia salió del atolladero y tú tuviste un órgano de expresión donde publicaste todo lo que deseaste en su Boletín.
Ya ves, Laurentino, ya ves Manuel, que mi memoria me sirve para recordar todo tipo de ratos contigo, tanto los difíciles como los gozosos y alegres. Te aseguro que haremos todo lo posible para que tu obra siga en pie y sobre todo para que cada día tenga más lectores, porque de este modo conseguiremos tener en España y en el mundo hombres libres, un pueblo libre alejado de la mediocracia que invade todos los órdenes de la sociedad en la que nos toca vivir.
Manuel, he preparado un Homenaje a Extremadura. En su preparación te hago partícipe de una carta que le he dirigido a Pedro de Las Heras Salas. En ella te enterarás de cómo andan tus cosas por esta Extremadura.
Carta a Pedro de las Heras (Vostell, palacio Topete, Esperanza Segura y Manuel Pacheco)
10 de octubre de 2019 16:37
Pedro, eres la memoria inteligente de Manuel Pacheco.
En esa Nochevieja de 1974 en el verso jocoso de relato de fiesta de amigos, Manuel Pacheco (Un verso en prosa “inrimado” para contar lo pasado) no se olvida de su palabra preferida. Es un poema “inrimado” en el que os recuerda a todos.
Me quedo con las dos estrofas en las que cita al Cela de Secreto Diccionario y a la sabática Esperanza Segura «gritando libertad / en la vitalidad de su danza».
Era el despertar del 1 de enero de 1975. El poema familiar de Pacheco usa la palabra libertad varias veces. Esa noche, Pedro, la pasé en Funchal en barco de crucero a Canarias buscando la libertad de los mares del Sur. En Malpartida de Cáceres Vostell ejercía la libertad del arte en el Palacio Topete. Pacheco fue uno de los primeros que defendió el vanguardismo del alemán en periódico regional.
Es curioso, amigo Pedro de Las Heras, que tú con tus collages sigas defendiendo el vanguardismo de Duchamp, el mismo que reivindica Vostell en su lavadero, y seas un defensor del vanguardista y mejor poeta de Extremadura del siglo XX que es Manuel Pacheco. Pacheco y Vostell son el mejor dúo dinámico en 2019 para seguir gritando por la libertad: libertad de librepensamiento y creación artística.
Todo empezó con un poema jocoso pachequiano con esta dedicatoria: «A Pedro de Las Heras que me llevó a su casa a pasar la noche del 31 de diciembre de 1974 y a sus padres que tanto nos aguantaron», escrito al despuntar el alba del 1 de enero de 1975.
Hoy, 10 de octubre de 2019, me encuentro gozoso preparando con muchos amigos la convivencia con la libertad de mi primer Homenaje A Extremadura y con numerosísimos lectores de España y del extranjero los Fastos Manuel Pacheco, un poeta y escritor amigo del que celebraremos los cien años de su nacimiento en 2020.
Me siento feliz porque oigo un despertar del alba a un ritmo de pájaros que cantan rompiendo con sus palabras el dique del silencio gritando libertad, siguiendo el ritmo de la danza que bailaba Esperanza Segura.
Esa nochevieja la tertulia de Esperanza Segura se celebró en casa de Pedro de Las Heras. El 9 de noviembre de 2019 la celebraremos en el Restaurante Cafetería Museo Vostell Malpartida. Lavadero de lanas El Barrueco. Malpartida de Cáceres, y hasta el 31 de diciembre, nos reuniremos en todas las cafeterías donde haya mesas abiertas a la cultura para recordar con memoria inteligente a Manuel Pacheco Conejo, un poeta Universal Extremeño… y no escribo más. Antonio Viudas Camarasa.
Me contestas [8:00, 10/10/2019]: ¡Olé!
En menos de una hora me envías el boceto de un collage donde recoges visualmente lo que yo había escrito dos horas antes:
Ilustración número 3. «Marcel Duchamp, Wolf Vostell y Manuel Pacheco, juntos por el corta y pega.
En respuesta a tu carta, Antonio, que me ha tocado la fibra. Un fuerte abrazo». Pedro de las Heras
Después de la carta te he enviado el sello PACHECO con la efigie de Manuel Pacheco como si fuera el emperador Trajano presidiendo las obras de urbanismo de Emerita Augusta. Me contestas que el sello ha salido ¡Fantástico! y te hago mi precisión de que entre todos lo hacemos todo.
lustración número 4. Manuel Pacheco Conejo. Cien años de su nacimiento
(Olivenza-Badajoz)
2020
Te constesto [8:03, 10/10/2019]: Más que fantástico ha sido realismo naturalista de Antonio Vélez Saavedra y Pedro de Las Heras. Cuatro ojos sanos ven los sellos mejor que mis dos ojos blefaritosos poscataratosos.
La escritora Rosa López Casero [12:38, 10/10/2019] me anima con un “Me encanta tu sentido del humor” a seguir escribiendo para preparar el Homenaje a Extremadura y los cien años de Manuel Pacheco. Le contesto [12:44, 10/10/2019]: “Unamuno pensaba escribiendo, yo me río escribiendo y pensando”. Le recuerdo si va a venir sola o acompañada a la tertulia del 9 de noviembre de 2019 sita junto al pozo de agua caliente del lavadero de lanas del siglo XVIII. Le recuerdo que debe elegir después de las entradas de menú degustación uno de los siete platos que preparan Paco y sus colaboradores:
- Merluza rellena de frutos del mar
- Sepia a la plancha
- Lomo de salmón con setas
- Carrilleras al modo sefardí
- Pluma ibérica con salsa de queso
- Chuletas de cordero
- Perdiz escabechada a la plancha
Puedes encontrar, Rosa, más información en Menú Homenaje A Extremadura 2019.
Me despido de la escritora con: estoy preparando este Homenaje A Extremadura con mucho humor.
A las 14:08 me facilitas el móvil de Cosme López García. Lo llamo, porque gracias a Vodafone, solo puedo llamar, pero no recibo más llamadas que por guasap. Nos reencontramos. Le invito al Homenaje. Se apunta y recordamos los últimos años de Pacheco, cuando tú Pedro, andabas por esos mundos de Dios muy lejos de Badajoz. A Cosme lo conocí después de ingresar Pacheco en la Real Academia de Extremadura, y su nombre y el mío están unidos gracias a Campanario, un lugar de edición muy importante, que ha hecho que su libro Desde una mirada cómplice y edad se conozca y lea en los mares del Sur. Pacheco no dejó un verso sin leer de ese libro. Ya sabes que un libro es importante no solo por el lugar donde se edita, sino por los buenos lectores que consigue. Cosme López García es la otra memoria inteligente de Manuel Pacheco de los últimos diez años antes de emprender su viaje por las aguas del Guadiana, cuando no tenía tantos amigos verdaderos como los de esas memorables nocheviejas del 70 al 75 del siglo pasado. Ahora, gracias a ti, Pedro, estamos recuperando la memoria viva de Manuel Pacheco en la memoria inteligente de numerosas personas que le conocieron y trataron en vida y todavía nos pueden dar su testimonio.
De esta guisa, Manuel Pacheco y todos los sabáticos nos acompañarán ese 9 de noviembre en que pondremos el ramito de violetas que tanto le gustaba oír. Ya sabes que Cecilia admiraba a Pacheco, y este nunca se perdió un recital suyo cuando actuaba en Badajoz. Los dos lucharon por la libertad. Nosotros también seguimos luchando por la libertad, algo siempre inalcanzable. Te dejo, que quiero insertar la canción de Cecilia para que vayamos tarareándola hasta el día del Homenaje a Extremadura en el antiguo lavadero de lanas de Malpartida de Cáceres, Restaurante Cafetería Museo Vostell Malpartida. Nuestra tertulia tendrá olor a lanas de merina que trasportaban con carros los malpartideños hasta Lisboa y con el ferrocarril hasta el importante nudo ferroviario de la estación de Arroyo-Malpartida. Ahora ya no hay lanas ni merinas. La estación de Arroyo Malpartida es una vía herrumbrosa por donde solo pasa un tren que no llega ni a la frontera portuguesa. Ya no hay lanas en Los Barruecos, ya no hay un tren que nos una con Lisboa. Extremadura se queda triste y sola, le vamos a hacer compañía para que alegre su cara.
Cecilia tuvo relación epistolar con Manuel Pacheco y este fue un gran admirador de su arte.
2019 10 11
Pedro, acabo de encontrar una referencia sobre la calidad del poeta Manuel Pacheco. La cuenta en la necrológica que escribió en el Hoy de su mecenas Federico García de Pruneda. Empieza con:
«En 1965 le dijiste a Jorge Sena, hoy fiscal jefe del TSJ: “Así que pase un siglo, solo quedará un recuerdo en Badajoz: Pacheco; te aconsejo que lo leas”. Quizás fueras más allá del tiempo por tu amistad al decirle a Jorge en estas palabras; él era joven y pensó: Cosas de Pruneda, pero comenzó a leerme y hoy es uno de mis más fanáticos admiradores, todo esto me lo escribió en una carta recibida ayer y hoy, 3 de junio, lo llamé a Cáceres y me dijo que había asistido a tu entierro».
Manuel Pacheco: A la muerte del gran rapsoda del cuento, Federico García de Pruneda. 1993.
Algo parecido le pasó a Luis María Ansón y a la inmensa mayoría que lee detenidamente tu obra. Cuando alguien te lee se transforma en un fanático admirador de tu poesía.
2019 10 14
HOMENAJE A EXTREMADURA 2019
LAS ROCAS DE MALPARTIDA
A mi amigo Antonio Viudas Camarasa, en
recuerdo de la tarde del 8 de abril de 1994
en mi visita a su nueva casa que se le puede poner
el nombre de Libertad, este minipoema
Las rocas de Malpartida
son un bosque de esculturas.
Viven el sol del paisaje
con resistencias de acero.
Se levantan hacia el cielo
y el crepúsculo es su encaje.
Manuel Pacheco
9 noviembre. Cafetería Restaurante MUSEO VOSTELL MALPARTIDA.
Paraje natural Los Barruecos. Malpartida de Cáceres.
Tertulia-antesala a los fastos
MANUEL PACHECO CONEJO 2020 CIEN AÑOS DE SU NACIMIENTO (OLIVENZA-BADAJOZ)
En el sello se reproduce la cara de Manuel Pacheco en plumilla de Antonio Vaquero Poblador
Así que pase un siglo, solo quedará un recuerdo en Badajoz: Pacheco
Federico García de Pruneda
Ilustración número 5. Lienzo canvas en serie numerada del 1 al 48.
Obsequio personal de AVC los asistentes al
Homenaje a Extremadura 2019
Marzo 11, 2019. Manuel Pacheco se identifica con César Vallejo
Manuel, en marzo de este año de 2019, tras mis investigaciones en fuentes del Nilo asuntos relacionados con tu guerra incivil, sobre todo en relación a Penal de Ocaña de María Josefa Canellada, Antonio Machado, Unamuno y Arturo Barea escribí para el periódico Hoy, tu periódico. ¿Te acuerdas cuándo su director Teresiano Rodríguez te publicaba todo lo que le mandabas hasta el último momento en que pudiste colaborar? Este marzo su directora, Manuela Martín, me publicó este texto que te transcribo para que lo leas.
Manuel Pacheco se identifica con César Vallejo
Antonio Viudas Camarasa
Miembro de la Real Academia de Extremadura
Termino convencido de que Manuel Pacheco es el mejor escritor del siglo XX de Extremadura, aunque las envidias de los escritores burgueses lo excluyeron de sus antologías.
Veintiún años sin Manuel Pacheco. Orfandad de un amigo. La lectura me ha llevado a julio de 1937. Valencia. II Congreso de Escritores. El 22 de febrero me entero por Lea Vélez de un poema inédito de Manuel Pacheco dedicado a Antonio Machado en 1959 en la revista censurada Acento cultural que dirigía Carlos Vélez.
Me fijo en Antonio Machado articulista de guerra en La Vanguardia de Barcelona, Hora de España y El Mono Azul, defensor de la República con su pluma. Colaboraciones de guerra que buscan la paz. Al fondo España, aparta de mí este cáliz. Unamuno en danza por las dos Españas, la burguesa y la de la lucha de clases. El gobierno republicano dividido. Los escritores unidos en la memoria del fusilado Federico García Lorca. Fernando de los Ríos (socialista republicano de Pablo Iglesias e institucionista de Giner de los Ríos) afirma ante los congresistas que cinco días antes de su discurso ante Negrín, se ha enterado dónde está enterrado Federico porque se lo han dicho soldados y milicianos en el frente de Granada. A ese Congreso asiste, pero no habla, César Vallejo, porque no le dejan ni José Bergamín, ni Ehrenburg ni Pablo Neruda, ni Rafael Alberti entre otros. César Vallejo se consuela con su amigo troskista León Felipe. Es julio de 1937.
Manuel Pacheco vive la guerra en el orfelinato de Badajoz y ve pasar fusilados por delante del Teatro López de Ayala. Cuando cumple 18 años ni por pobre ni por hijo de viuda se libera de ser llamado por el ejército sublevado y llena de velas y libros sus cartucheras en el frente de Oyarzun. Pacheco no se entera de la muerte de César Vallejo ni de lo que hacen los escritores militantes de la República en Valencia. Pacheco solo lee, no escribe. En la década de la posguerra José López Prudencio lo descubre y en la tertulia de Esperanza Segura se hace y lo hacen escritor un grupo de amigos intelectuales de Badajoz. Lee los libros prohibidos en el exilio intelectual de España, incluido Joyce, conoce clandestinamente la obra de César Vallejo e inicia una relación muy estrecha con sus corresponsales epistolares hispanoamericanos, escritores y escritoras.
La «poesía montaraz» y surrealista de Pacheco se convierte en vallejiana. La poesía del compromiso de Arturo Serrano Plaja que alaba Antonio Machado en 1939 se quimifica en compromiso con el hombre en el verso pachequiano. Gracias a la biblioteca en la que sirve libros y a la librería La Alianza y a sus tan diversas cartas está al día.
Lee todo, sobre todo literatura surrealista sin olvidarse de los escritores de Valencia 1937: Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Octavio Paz, César Vallejo, Miguel Hernández, Dámaso Alonso, y al ausente Federico García Lorca y tantos otros. A unos los lee clandestinamente, a otros a golpe de novedad editorial que él mismo pide para la biblioteca pública.
Félix Grande le pide en 1989 un poema y le envía «Prosema para hablar con la sombra de César Vallejo» y en él se ve, se nota, que César Vallejo y Manuel Pacheco son dos poetas gemelos. Pacheco se identifica tanto con la poesía de Vallejo, que homenajeando al peruano se perpetúa a sí mismo.
Pacheco identifica la vida de Vallejo llena de penurias con su propia vida ausente de riqueza y a rebosar de pobreza. Ambos con sus lecturas de última moda reflejan su poesía de compromiso que tanto admiraba Antonio Machado en José María Morón Gómez («Minero de estrellas y otros poemas», 1933) el poeta de los mineros de Río Tinto, y en el poeta militante herido en el Frente de Teruel, Arturo Serrano Plaja, autor de «El hombre y el trabajo» 1938.
Leyendo treinta años después el prosema que escribió Pacheco recordando a César Vallejo recreo a los dos poetas «porque Dios sigue estando gravemente enfermo», «seguimos aprendiendo a no aprender», «porque venimos del agua blanca y nos vamos con el agua y no tenemos ni un espejo para mirarnos la cara». La palabra es el arma de los dos poetas. Pacheco se lo recuerda a Vallejo:»… la PALABRA se oculta en las raíces del VERBO y desnudaste la palabra para que viviera golpeando el cuerpo y el alma del HOMBRE». Pacheco se identifica en el verso de Vallejo: «La cantidad enorme de dinero que cuesta ser pobre». Con buen tino Pacheco afirma que España, aparta de mí este cáliz es «lo mejor que se ha escrito sobre la guerra incivil de ESPAÑA: un libro limpio, puro, socialmente SOCIAL…».
Termino este recuerdo convencido de que Manuel Pacheco es el mejor escritor del siglo XX de Extremadura, aunque las envidias de los escritores burgueses lo excluyeron de sus antologías. Lo que queda es lo que ha escrito Pacheco, no porque lo haya dicho él, pero Pacheco ha escrito que Vallejo «fue un libro blanco donde la vida escribía todas sus RESONANCIAS». Pacheco también es un libro blanco lleno de vida, y muchas resonancias.
Malpartida de Cáceres
Marzo 11, 2019. Publicado en diario Hoy el 17
Manuel, en este planeta llamado Tierra, ya no escribimos cartas como tú. Hemos avanzado mucho. Te pongo al día. Usamos el correo electrónico y el guasap. Una vez publicado el artículo, algunos lectores se ponen en contacto con el autor y le dicen cómo le ha sentado su lectura. Te pongo el diálogo que se ha establecido entre autor y lector. Todos han tenido una llave para leerlo e interpretarlo. Algunos los conoces, otros son lectores nuevos.
Recepción del artículo
Me entero de la publicación de mi artículo gracias a un «llamado» de Antonio Vélez, senior, a las nueve de la mañana. Está entusiasmado con el poeta al que le puso una calle siendo alcalde en Mérida y, sobre todo, está feliz por la mención a Fernando de los Ríos, un socialista como la copa de un pino, del que oyó historias muy positivas en boca de su padre, que tenía una edición de Mi viaje a la Rusia Soviética (1921). Una historia de España poco conocida porque la historia republicana ha sido contada desde la perspectiva oficialista del partido más fuerte en el exilio, contrastada con las fuentes anarquistas. Es el sesgo de confirmación que hemos vivido desde la Constitución de 1978. Son más elocuentes los silencios que la inmensa fuente de información sesgada que hemos consumido.
A mediodía del domingo recibo un comunicado privado de Carlos Baena, de uno de los documentalistas más activos en el foro de la Sociedad Científica de Mérida.
17/3/2019
14:35 Carlos Baena García:
Antonio, compro todos los domingos el Hoy y suelo leerlo de tarde, pero después de tu foto no podía esperar para leer en papel tu artículo.
El fruto de un trabajo ímprobo y detallado dando como resultado un relato claro y a la vez esclarecedor de una época realmente poco conocida.
Enhorabuena.
Machado, República, fascismo, tiempos de cólera y en medio dos poetas cuyos destinos tú has vuelto a reunir en este artículo.
14:37 Antonio:
Muchas gracias, Carlos
Carlos Baena me facilita [23:07, 18/3/2019] dos poemas de Manuel Pacheco. Uno dedicado a Antonio Machado y otro a Federico García Lorca, este último censurado por la censura franquista.
MANUEL PACHECO:
«ROMANCE PARA NOMBRAR A D. ANTONIO MACHADO
He leído tus poemas
tocando sangre de España
y uniendo al paisaje tuyo
la luz que grita un mañana.
Paisaje oscuro del hambre
del pan del cuerpo y del alma.
Noches de muros de piedra
donde no penetra el alba.
Una tristeza infinita
que borraba tu esperanza.
Tu prosa quitando arena
a tu patria embarrancada.
Con tu palabra-Poema
se hizo un HOMBRE la palabra.
Carretera de Sevilla, 55
BADAJOZ»
Fuente: Cuadernos Hispanoamericanos. Núm. 304-307, octubre-diciembre 1975-enero 1976 (tomo I)
MANUEL PACHECO:
«EN LA MUERTE DE FEDERICO GARCÍA LORCA*
I
El remanso no se atreve
a recoger tu caída.
Alma de nardo vencida
por situaciones de nieve.
Cristal de la fuente leve
para tu cuerpo mordido
perforaron tu latido
con amapolas de acero
y en una cama de Enero
te quedaste amortecido.
II
Te quedaste amortecido
sin gitanos ni panderos
y un llanto de limoneros
preguntó por tu sonido.
Fuiste un ángel perseguido
por charoles y guadañas
y en la flor de tus pestañas
los yunques gritaron lumbre.
Nubes heridas de cumbres
derramaron sus entrañas.
*Poema quitado por la censura de mi libro Los caballos del alba publicado por Ediciones «Ensayo», Madrid, 1954″.
Cuadernos Hispanoamericanos. Volumen II: Homenaje a García Lorca. Con Federico. En memoria, núm. 435-436 (septiembre-octubre 1986), p. 700.
En el foro de la Sociedad Científica de Mérida seguimos dialogando
Te transcribo nuestro diálogo del 17/3/2019:
13:30 Antonio:
Mi recuerdo de un amigo, el escritor español Manuel Pacheco
14:03 José Carlos Cubiles Becerra:
Ya lo sé. Muy bueno y muy profundo. Su poesía es igualmente profunda y bella. Mi madre está leyendo sus poemas antes que yo incluso. Y le entusiasmó tu lectura de sus poemas en tu casa.
14:17 Antonio:
Tu madre una lectora muy inteligente.
14:18 José Carlos Cubiles Becerra:
Muchas gracias Antonio. Mi madre aún a su edad mantiene vivas sus ganas de aprender. Le gusta la música, cocina y la buena lectura y viajar.
14:37 Antonio:
Mi tesoro es leer la obra de Pacheco
14:16 Martín Martínez Riqué Lund Suecia:
Veo que estás bastante ligado a su obra; Poesía completa (1943-1997). Mérida: Editora Regional de Extremadura. 1999. Edición de Antonio Viudas Camarasa.
14:21 Antonio:
A su obra y a su vida desde junio de 1988 hasta su muerte el 13 de marzo de 1998. Fue el escritor independiente en el Boletín liberal de la Real Academia de Extremadura que dirigí en su primera etapa hasta que pasó a ser dirigido por el oficialismo de turno.
Manuel Pacheco se identifica con César Vallejo lo escribí el lunes pasado en nocturnidad en el teclado de mi móvil chino. Lo rematé de madrugada y como no podía poner cursiva lo pasé al correo electrónico, y una vez terminado, se lo remití a Rosa Lencero para que revisara la mecanografía y se lo enviara a la directora del Hoy. Pasó el 13 de marzo y no apareció en las páginas del periódico. Pensé, si el año pasado le publicaron a Rosa el artículo en memoria de Manuel Pacheco en sus veinte años en fin de semana, el mío seguro que aparece también en fin de semana.
Nunca imaginé que iba a estar en la misma página editorial del diario y que en el mismo periódico apareciera la puerta giratoria de mi exrector de la Universidad de Extremadura que abandona la difícil tarea de dar clases en la Universidad de Extremadura por un cómodo puesto, se entiende que bien remunerado, en un cargo casi universitario en una empresa privada española. Olivenza en Pacheco y Olivenza en la sociedad del conocimiento del siglo XXI. Un abismo cultural. La Extremadura sin Universidad que vivió Manuel Pacheco creando cultura y la Extremadura con Universidad del siglo XXI, consumista de cultura y escasamente creando formas nuevas de pensamiento. De la literatura de creación de mi etapa del Boletín de la Academia Extremeña a la literatura de consumo del primer tercio del siglo XXI.
Uno, Dos, Tres (Tribunal de Desenmascaramiento) de Federico García De Pruneda
Manuel, la noticia última que me ha llegado es que tu amigo y admirador el fiscal de la Audiencia de Badajoz escribió una obra de teatro en los años setenta. Le dio a Pedro de las Heras una copia mecanográfica. No la leyó cuando se la entregó y hace un mes se la encontró entre los papeles suyos junto a las revistas y poemas tuyos que tú le regalaste en varias etapas de tu vida. Leí los primeros folios de la obra y le dije a Pedro que la tecleara en Word. Haciendo un esfuerzo muy extraordinario gracias a él la he podido leer completa. Sabes que Federico García de Pruneda en 1931 fue fiscal de la audiencia de Valencia. No sabemos nada de su vida durante la guerra civil. Su hermano Salvador (Madrid 1912-1996) estuvo en la defensa del Cuartel de la Montaña y a partir de 1961 publicó una trilogía como Arturo Barea. Recordó su infancia en Ceuta en el umbral (1977), sus años de estudiante universitario en Madrid en Carabanchel en la encrucijada (1963) ―con la que consiguió el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de narrativa― y su participación sobre todo en el Frente del Ebro en La soledad de Alcuneza (1961) Fue Premio Nacional de Literatura en la especialidad de narrativa con La encrucijada de Carabanchel en 1963.
A Federico, el fiscal, le llamabas en tus prosemas El rapsoda del cuento y dijiste en su necrológica que nunca había escrito sus cuentos que siempre eran orales:
¿A quién le contarás tus maravillosos y alucinados cuentos en la galaxia donde tu alma estará descansando? Tú, «sabático de honor» en la tertulia de nuestra amiga Esperanza Segura, nunca faltaste a ella y allí nos hablabas ―tú no escribías― y por eso te bauticé como el «rapsoda del cuento». Federico, te decía alguna vez cariñosamente Esperanza, Pacheco trae algunos poemas, y tú, después de contarnos algunos cuentos que nunca escribiste, me dabas la palabra; tú, sin quererlo, eras un gran poeta; tenías una portentosa imaginación; una fantástica fantasía; qué lástima que no hayas escrito esos cuentos; tu sinceridad nos lo decía: Escribir es dificilísimo, / yo hablo y después intento escribir y ya no es lo mismo. A la muerte del gran rapsoda del cuento, Federico García de Pruneda. 3 de junio de 1993
En tus conversaciones conmigo siempre lo recordaste con mucho respeto y admiración por su forma de ser. Francisco Pedraja Muñoz, a quien le dedicaste el poema La negra lo describe como tertuliano en casa de Esperanza Segura con estas palabras musicólogo extraordinario, pensador, escritor y dramaturgo (La tertulia de Esperanza Segura, Hoy, Sábado, 17 mayo 2014) y confiesa que la Sociedad de Amigos del País de Badajoz sobrellevó el control ideológico de la época de Franco gracias a Federico García de Pruneda, nombrado fiscal jefe de Badajoz (Francisco Pedraja: Presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz. Periódico Extremadura, 8/09/2015). En el ABC del 24 de noviembre de 1957 leo que se le nombra fiscal de la Audiencia Provincial de Badajoz. Recordarás que la obra El caserío de Pedraja fue premiada en la I Bienal Hispanoamericana de Arte estando en el jurado Federico García de Pruneda junto al arquitecto Francisco Vaca Morales y Enrique Segura Otaño.
El padre de Federico era Coronel de Ingenieros leo en el ABC del 23 de junio de 1936 y ostentaba la Jefatura de Tropas y Servicios de Ingenieros y Comandancia de Obras y Fortificación de la Sexta División Orgánica. En 1942 asiste en el Alcázar de Toledo a un Curso de Defensa Pasiva ascendido a General. Salvador García de Pruneda y Arizón nació en Madrid el 6 de enero de 1876. En 1897 sale de la Academia de Infantería y participa en la guerra de Cuba. En 1968 en su casa de Madrid (Lagasca, 66, 3º) se le rindió un homenaje. Fue padre de tres hijos y dos hijas. Uno de ellos militar falleció en Madrid asesinado durante la guerra civil. Leo, Manuel, y me acuerdo de ti yendo de copiloto en avioneta en ida y vuelta a Madrid, esta crónica “Fue uno de los primeros pilotos de globos esféricos y el primero que pasó la Sierra de Guadarrama en aerostato”. El cronista termina su relato diciendo que sus otros dos hijos uno “pertenece a la carrera fiscal y otro a la diplomatura”. Esto lo he encontrado en el ABC del 7 de enero de 1968. Ya hacía varios años que tú estabas disfrutando de la sabiduría y prudencia del fiscal, tu amigo Federico García de Pruneda.
Ilustración número 6. Foto de Salvador García de Pruneda y Arizón,
padre de Federico García de Pruneda y Ledesma, contertulio de
Esperanza Segura y Manuel Pacheco. Fue fiscal de las Audiencias de
Valencia, Badajoz y Madrid.
Fuente biblioteca virtual del Ministerio de Defensa. Consulta 22 de noviembre de 2019.
Manuel, hacia 1975 Federico García de Pruneda le dio a Pedro de las Heras un manuscrito mecanografiado de Uno, Dos, Tres (Tribunal de Desenmascaramiento). Mientras escribo este texto Pedro lo está tecleando y pasando a Word para que lo conozcamos. El original mecanografiado consta de portada sin numerar y 28 folios mecanografiados. Primer acto (fol.1-16). Segundo acto (fol.16-28). La obra tiene cinco cuadros. Manuel, describiste a Pruneda como un gran cuentista oral que no era capaz de escribir nada de lo que narraba. Escribía para él en silencio y ahora nos ha sorprendido a Pedro y a mí con su buen hacer con este inédito. Te copio las primeras líneas de la obra y observa:
“PRIMER ACTO
(Una buhardilla, que no está representada por ninguna cosa y de la que se sabrá que lo es por el diálogo. Varios asientos, algunos de ellos cómodos, y algunos libros y revistas. Un marco de una ventana, de forma que por él se pueda introducir un hombre en escena).
(UNO, DOS Y TRES en escena. Dos ojea una revista y pasa las hojas mojando un dedo).
Plantea el desenmascaramiento de la guerra:
DOS. – Aquí lo que importa es desenmascarar. ¿Qué nos importa que haya guerra o no la haya? Siempre ha habido guerra y la habrá. Lo malo es la mentira. (p.1)
Presenta el acto de procreación envuelto en el pudor:
Dos. ‐ Estábamos en esto. ¿Por qué escandaliza que un hombre y una mujer hagan en la calle lo que se hace a solas? (p.5)
Los personajes Uno, Dos y Tres forman el tribunal de desenmascaramiento. Se reúnen en una buhardilla para conversar y actuar. Su mundo es diferente del de “los ellos”, que son todos los que se hallan fuera de la buhardilla, el resto de la humanidad. La obra tiene como eje principal la maternidad que desea el personaje Tres que es una defensora de los derechos de la mujer y se rebela ante el chismorreo social “Si la barriga antes ¡Cómo te miran! ¡Si la barriga después! ¡Qué complacencia!”. Los tres tienen que desenmascar las normas morales de la sociedad y se mueven por los hilos de los sueños. Es puro realismo mágico. Desenmascar las opiniones y los dogmas de los humanos y las leyes movidas por el motor de los sueños. Las normas de la naturaleza no siempre son válidas, aunque los animales no votan. El instinto de los animales y las costumbres de los hombres. Dos afirma “Banderas, himnos, normas que llaman morales, que siempre aprovechan a algunos y que a otros les hacen polvo”. UNO lo tiene claro “El UNO, DOS, TRES no admite leyes escritas, ni costumbres, ni normas morales por el hecho de que están ahí…. de que existan. Y tampoco puede admitir una Ley que parta de un sueño. Esto hay que desenmascáralo”.
El personaje Uno en primera lectura podrías ser tú, Manuel Pacheco. Uno tiene cincuenta años “Me es difícil desprenderme de mis cincuenta años”. El personaje Dos ― puede ser Federico García de Pruneda― declara que es hijo de juez.
El Tres tiene visos de poder ser vuestra amiga y anfitriona Esperanza Segura.
La Chica, que va a la tertulia detrás de Dos, consigue ser madre de un niño fruto de Dos. Entra la chica para estar con Dos. Lo quiere todo de Dos: «Quiere que seáis dos en la misma carne». Una vez nacido el niño lo abandona y lo recoge Tres, que sin parto consigue ser madre del hijo de la Chica después de un pacto con Lucifer. Se plantean problemas sociales y problemas de dialéctica y teología: la existencia de los dioses en simbiosis con la religión grecorromana y la cristiana. Zeus, Eolo, Vulcano. Ángeles: Lucifer, Rafael, Miguel, Gabriel. Zeus y Jehová. El diálogo entre Lucifer y Tres. Las reuniones las creó Uno. En las conversaciones no se permite la desviación y siguen la fidelidad en variados temas. Dos plantea el tema de la guerra y la justifica por cuestiones tácticas, defendiendo siempre que lo malo es la mentira que representan los símbolos. En las charlas el desecho siempre son las justificaciones. Tres afirma:
“Y nosotros estamos contra el desecho, que siempre son las justificaciones”. Las creencias tradicionales están llenas de símbolos y la tradición lo domina todo. Menciona el teatro nuevo que habla de la bomba atómica. Plantea la existencia de los dioses o su no existencia. Multitud de dioses o ninguno. En la tertulia está prohibido el teorema y la votación es considerada como un asidero. No valen los gustos personales.
Laurentino, el viernes 15 conseguí generar un fichero de Un, Dos, Tres con las fotografías que me envió Pedro de las Heras y durante un viaje literario de fin de semana que me ha regalado mi familia por organizar el Homenaje a Extremadura 2019 durante las diez horas de autobús he subrayado los 28 folios y me he empapado de la obra de tu amigo. Visitando vestigios y recreaciones de Cervantes para turistas y muy pocos viajeros en Ciudad Real, conociendo las calles y casas de Almagro y viendo una representación de La venganza de don Mendo y la maravilla de Villanueva de los Infantes con el gramático Jiménez Patón, Lope de Vega, Cervantes y Francisco de Quevedo no he hecho más que intentar entender la obra de teatro de Federico García de Pruneda. En el viaje de regreso dedeando en mi móvil chino escribí unas notas en mi libreta digital.
A mediodía del viernes compartí por guasap con varios de mis lectores el artículo de Pablo Setién Que trata sobre Poetas De La Insurgencia (II) Manuel Pacheco publicado en verdaddigital.com el 5 de junio de 2017, con el titular de «Manuel Pacheco (1920-1998), poeta antifascista español considerado como una de las máximas figuras de las letras extremeñas”.
Pablo Setién recomienda que lean tus obras completas tanto las de 1985 como la prosa de 1995 y la Poesía completa de 1999. Te pone en tu sitio y termina el artículo con tus versos recogidos por tu admirado Sergio Darlin, un desconocido para la crítica posmoderna del último tercio del siglo XX en España, en su libro Después de Hirosima (1964, Buenos Aires):
Se terminó la guerra,
vino el Ayuntamiento que daba seis pesetas por derruir murallas.
Las manos me dolían con el pico y la pala,
Agosto era una brasa,
y vino el año hambre y tuve que comer como las cabras.
Agregué mi reflexión a mis lectores guasaperos:
Pablo Setién nos ha hecho disfrutar del libro de Sergio Darlin. ¿Conseguiremos reunir la producción dispersa de Manuel Pacheco? Si la patafísica nos ayuda no me cabe la menor duda. Entre 2019, 2020 y 2021 tenemos tiempo para ello. Entre el 19 de diciembre de 2020 y el 19 de diciembre de 2021 celebraremos el centenario del nacimiento de Manuel Pacheco. Un año da para mucho siempre que sepamos coordinar tantas latitudes que sitúan al escritor que se dirige al hombre sin cronología fija en palabras muy acertadas de Pablo Setién: «Manuel Pacheco no sólo se dirigió a las gentes de su época ―tiznada de grisallas y atrabiliarios maderos, como es sabido―, sino a otra más negra si cabe: la actual y futura».
Produce alegría leer a quien conoce la obra de Manuel Pacheco. Mérida, Spain. Antonio Viudas Camarasa
Durante el viaje literario fui dando avances de mi lectura de Uno, Dos, Tres.
Sábado 16 de noviembre:
7:57h.
Objetivo. La venganza de don Mendo en Almagro. Viaje literario regalo de mis familiares por organizar HEX 2019.Primera etapa: Ciudad Real. Empiezo a leer el mecamanuscrito inédito Uno, Dos, Tres (Tribunal de Desenmascaramiento). Autor: Federico García de Pruneda. Archivo particular de Pedro de Las Heras Salas. Pruneda, un sabático de la Tertulia de Esperanza Segura. Fiscal de la Audiencia de Badajoz entre circa 1950 y 1975. De la base americana de Talavera La Real a la muerte de Franco. Época dorada de la cultura en Badajoz, marcada por la censura franquista. Contra Franco el realismo mágico se hacía realidad con la autoficción de Manuel Pacheco y el teatro mágico inédito de Federico García de Pruneda.
9:18h.
Puebla de Don Rodrigo. Cerca el campo de aviación republicano. Recuerdos de la guerra incivil. Han caído muy buenas pelonas. Sol nacido por el lado derecho del autobús.
9:33h.
Pruneda plantea la misión del tribunal de desenmascaramiento formado por Uno, Dos y Tres. Me recuerda la Tertulia de Esperanza Segura. Rechazan los teoremas y proponen cuestiones. Referencia al teatro nuevo. Derecho natural como fuente del derecho humano. Normas que dependen del gusto. Tres es una mujer innovadora y tiene 30 años “Yo ando por los treinta”. Dos es hijo de juez y sabe lo que son las normas. Uno se guía por los gustos. Cuestión principal los hombres pueden hacer en público lo que hacen en privado como lo hacen por instinto los animales. Discuten si una pareja puede procrear en público. Pruneda un avanzado. Discusión sobre la guerra. Los animales se matan. Los hombres también se matan. ¿Se puede justificar la guerra humana? Me recuerda esta obra de teatro las discusiones y diálogos de la Sociedad Científica de Mérida, sociedad del desenmascaramiento donde las cuestiones no se pueden resolver ni por gustos ni por votos.
El 17 de noviembre comparto el Discurso pronunciado por Federico García Lorca en la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal, Fuente Vaqueros, en 1931. Comento con mis lectores.
8:25h.
Medio pan y un libro en palabras de Federico García Lorca para la Mediocracia y Cultura en la voz de Ramón Menéndez Pidal para la Res Publica. Pan, libro, cultura en el neorregenacionismo de Joaquín Costa. Almagro, noviembre 2019. AVC
Leída la obra de Federico García de Pruneda y comprendida escribo:
19:26h.
Es una obra donde Pruneda deja su pensamiento sobre los humanos que hablan de cómo desenmascarar las mentiras de los símbolos y tradición gracias al poder de los sueños. El fuego y el viento y los sueños destruyen la ciudad. Se salvan los del tribunal, la Chica, la Viuda y el Cínico. La Chica procrea con Dos. Pare y gracias a Lucifer le deja el hijo a Tres que lo cuida en una balsa del río. Tres consigue la maternidad sin embarazarse gracias a un Moisés salvado junto a las aguas y gracias a lo que queda no devastado por el fuego puede alimentarse. La madre es feliz. «Las estrellas parpadearon. Un Niño sonreía. El buey y la mula le daban calor» Folio 28
Lunes 18 de noviembre
6:35h. Poema de Luis Álvarez Lencero
Carlos Tristancho me da los buenos días con un poema mecanografiado por Luis Álvarez Lencero. Le contesto.
9:50h. Marañón. Pruneda y el limonero de Esperanza Segura. Los cabezones
Hola, Carlos Tristancho. Me envías el soneto «En la muerte de Gregorio Marañón», fechado en Badajoz en 1961 y me indicas «Poema escrito por Luis Álvarez Lencero, a la muerte de Marañón. Se lo regaló a mi padre». Me fijo en los versos del primer terceto «tu corazón que sueña la amapola / y el trigal derramado por España». Está claro que Manuel Pacheco, Carlos, es el que une el ambiente cultural tan rico y desconocido de un país por el que pregunta Pruneda en Uno, Dos, Tres (El tribunal de Desenmascaramiento) que me acaba de enviar recién pasadito a Word Pedro de las Heras para el trabajo que coordina Moisés. Leo al final de la obra «¿Conoces tú el país en que florece el limonero y brilla la naranja de oro entre el follaje sombrío? ¿Quién dijo esto? Conozco esas palabras.» Pedraja me recuerda el limonero del patio de la casa de Esperanza y lo relaciono con el poema de Goethe en su Diario de viaje a Italia y Elegías romanas.
Ese país con flores de limonero y brillos de naranja de oro puede ser Badajoz en el patio de Esperanza Segura con su río Guadiana en el exilio interior de España, custodiado por el fiscal jefe de la audiencia provincial de Badajoz. Los Fastos Pacheco 2020 están al llegar. Revisión de la cultura extremeña desde los últimos años de José López Prudencio hasta el 98 del siglo XX con la muerte de Manuel Pacheco Conejo, hipotenusa del triángulo literario de los tres poetas.
Los tres muy valiosos. Unos admiran y leen poco a Valhondo, otros sin leerlo hablan de Álvarez Lencero y otros leyéndolo un poquito más se inclinan a favor de Manuel Pacheco.
Un nuevo tribunal del desenmascaramiento conversa y tras la charla de Camarasa ha constatado el hecho de que el más universal de los tres es Manuel Pacheco. No ha habido necesidad de votación alguna. El tribunal ha desenmascarado las inexactitudes y las falsedades.
Federico García de Pruneda ya se pronunció ante Jorge Sena en 1965 y Camarasa lo ha dicho siempre desde que preparó la edición crítica de Las noches del buzo (1994) y se ha ratificado en 2019 en varias ocasiones: la última «Termino este recuerdo convencido de que Manuel Pacheco es el mejor escritor del siglo XX de Extremadura, aunque las envidias de los escritores burgueses lo excluyeron de sus antologías» Periódico Hoy, 17 de marzo de 2019.
Unos aluden a Jesús Delgado Valhondo. Carlos Tristancho te digo que tras leer la obra de los tres mi opinión basada en mi manera personal de leer a un autor no tiene ninguna duda.
Con Arturo Gazul opino que Pacheco es más poeta que Luis Álvarez Lencero y Jesús Delgado Valhondo. Es más poeta porque tiene una forma muy propia y original de escribir habiendo leído muchísimo. Los otros han leído y vivido la literatura de otra forma. Pacheco siempre escribía en páginas en blanco a las que les daba la forma del momento vivido en muy diferentes circunstancias.
Los posmodernos cayeron en la trampa de entender la literatura como lo canónicamente correcto. No entendieron a Pacheco como innovador de lo incorrecto, porque no se atuvo a normas de ningún tipo. Se dedicó desde El Manifiesto de El Duende, inédito, que se debe fichar en Olivenza, muy lorquiano, a transgredir las normas de la época, buscando la originalidad en las raíces del sueño. Manifiesto que firmó con Carlos Villarreal, Juan Alzina Franch y Manuel Ruiz González-Valero. Más tarde estudió la patafísica de Alfred Jarry y se hizo seguidor del Collège de Pataphysique (Colegio de Patafísica) que crearon en París Marcel Duchamp, Max Ernst, René Clair, Jean Miró siguiendo el libro de Alfred Jarry Gestas y opiniones del Dr. Faustroll, Patafísico (1911). Pacheco surrealista al principio −recuerdo la referencia a la conferencia de Manuel Sito Alba dio en la Universidad de Glasgow en 1951 titulada La poesía surrealista de Manuel Pacheco− y siempre onírico, escritor de la experiencia y sobre todo de los sueños. Una ensoñación hecha siempre realidad en torno al Hombre, conociendo todas las tendencias de la literatura. Eran muchas y variadas esas tendencias que llegaban a Badajoz gracias a la trastienda de una librería y a los viajes de ida y vuelta de las amistades del poeta por otros países y regiones de habla hispana. Manuel Sito Alba desde Francia e Inglaterra en cargo de profesor del Instituto Español y Manuel Muñoz Cortés desde Múnich en el Instituto español fueron los mejores embajadores.
Pacheco llega a lo nuevo, sobre todo gracias al contacto epistolar con todos los escritores a su alcance de la España del exilio interior y exterior y a la correspondencia americana con Argentina, Uruguay, Chile, Venezuela, Guatemala y otros países de los que hay constancia en los destinatarios de sus diarias cartas.
El escultor Luis Martínez Giraldo me invitó personalmente a la inauguración de la estatua de los tres poetas. No fui por las razones de ninguneo por parte del protocolo oficial. Mi selección del verso de cada uno de los tres poetas es mi presencia permanente en ella. A la escultura tan singular e innovadora, el pueblo, la gente de Badajoz, la ha bautizado con varios nombres, recuerdo los de «Los tres colgados» y el de «Los cabezudos» y “Los cabezones”. Los tres personajes tuvieron suficiente cabeza para colgarse con lo nuevo que se escribía en el mundo. Los tres eran poetas y artífices de una escritura propia. Entre ellos nadaba savia nueva y estaban unidos gracias a sus contactos y la amistad mutua. Valhondo como mayor se creía el mejor, Pacheco lo superaba y Lencero no se quería quedar a la zaga. Pacheco vivía de su poesía y no le importaban los honores.
Valhondo siempre con el tesoro de la carta que le escribió Juan Ramón Jiménez. Pacheco, el incansable con cartas extranjeras y peninsulares. Luis Álvarez Lencero, el escultor poeta que expresaba con sus manos de soldador de autógena la poesía que no cabía en sus versos. La hija de Arturo Gazul muy guapa tal vez fue musa de Manuel Pacheco. El profesor de literatura Carlos Villarreal fue quien descubrió a Pacheco en el valor de sus versos.
Los tres desde Extremadura volaban hacia otras repúblicas literarias. Los tres inmortalizados con su estatua a las orillas del embarcadero del Guadiana. Los tres como ilusionados niños empezaron a jugar a ser escritores y los tres lo han conseguido. Pacheco y Valhondo tienen sus obras completas impresas, siempre incompletas, en la Editora Regional. Luis Álvarez Lencero está en la lista de espera.
Los tres llenaron de oxígeno las letras extremeñas gracias a las leyes de la naturaleza que divulga y pregona el río Guadiana.
Te recuerdo, amigo Carlos, que, sin el apoyo de Federico García de Pruneda Ledesma, hijo del general Federico García de Pruneda Arizón y hermano del militar y diplomático Salvador García de Pruneda Ledesma, ni las reuniones reales de los sabáticos ni las charlas en la buhardilla del teatro de realismo mágico, surrealista y del absurdo del dramaturgo García de Pruneda se hubieran creado. El ángel y las cerillas de Manuel Pacheco hizo posible que en Badajoz hubiera en la España del exilio interior un tribunal de desenmascaramiento de la mentira del mundo de los hombres ante la verdad del derecho natural por el que se rigen los animales que son capaces de procrear sin pudor alguno y alimentar a sus crías con la ayuda de los frutos de la naturaleza.
Te comunico que este es un borrador del final de mi Prosema en forma de Diálogo 2019 con Manuel Pacheco y Laurentino Agapito Agaputa, que tengo que enviar sin falta a Moisés el próximo miércoles. Le envío este borrador para que constate que en este último mes gracias a los manuscritos de Manuel Pacheco y otros escritores que guardáis Carlos Tristancho y Pedro de las Heras ha nacido otro Pacheco y otra visión de la literatura del siglo XX en Extremadura. Todo ha sido fruto de las conversaciones y tertulias que estamos manteniendo para preparar Los Fastos Manuel Pacheco 2020. Saludos y gracias por ese soneto de Luis Álvarez Lencero dedicado a Gregorio Marañón.
9:55h.
Me pongo en contacto con Moisés. Obra de teatro inédita de Federico García de Pruneda
Moisés, Pedro de las Heras y yo hemos estado trabajando a tope para situar a Manuel Pacheco en la última época del franquismo gracias al hallazgo de Pedro de las Heras en su archivo de una obra inédita de Federico García de Pruneda Ledesma, el fiscal. Te mando el texto que pulido y corregido será el final de mi Prosema en forma de Diálogo 2019 con Manuel Pacheco y Laurentino Agapito Agaputa. Es un resumen que me ha inspirado Carlos Tristancho al mandarme un poema inédito de Luis Álvarez Lencero dedicado a Gregorio Marañón.
14:55h.
Me dirijo a Pedro. Francisco Pedraja recuerda que Pruneda era dramaturgo
Pedro, acabo de tomar el aperitivo de las dos para comer a las tres. Esta mañana ha sido muy intensa. A las nueve y algo hablo con Carlos Tristancho. Me confirma que Federico García de Pruneda tenía un hijo, que era muy amigo de una familia con muchos hermanos y hermanas de Badajoz. Creo que se apellidaban Tovar. Me comenta algún aspecto de la vida personal del fiscal que escandalizó a la sociedad pacense. Tenía una amiga que vestía y se pintaba a la última moda. Recuerda que hemos estado trabajando toda la mañana tú yo, vía Vodafone, para situar e interpretar Uno, Dos, Tres. Te indico cómo has de presentar el texto de la obra de teatro de Pruneda para su edición en tu artículo testimonio homenaje del triángulo de juventud y del fiscal a Manuel Pacheco. Has de corregir las erratas de mecanografía y ortográficas del original y normalizar la acentuación. Respetar la manera de escribir el teatro de Pruneda. He repasado contigo el contenido de la obra. Tenemos el tiempo medido para que tú termines tu artículo y yo el mío.
Pedro, después de hablar con Carlos Tristancho, he llamado a mi amigo Francisco Pedraja Muñoz para situar la obra. Había leído que Pedraja escribió que Pruneda era dramaturgo. Se pone al teléfono Aurora y enseguida me pasa a su esposo. ¿Cómo estás? me respondes «regular». Estupendo, eso quiere decir que vas hacia bueno. Te pregunto, Francisco, sobre Pruneda y su teatro y me dices que sabes que era dramaturgo porque un día no recuerdas de qué año os invitó a una lectura de teatro, de una obra propia, en su casa, a los amigos más íntimos. Me citas y tu memoria no te falla a Esperanza, Pacheco, Poblador y otros que no recuerdas bien. Unas siete personas. Os leyó a todos una obra de la que no recuerdas ni el título ni el contenido. Pero sí te acuerdas de que Francisco Vaca tenía una hija que se enamoró de un jardinero del ayuntamiento, creándose un conflicto familiar. No es lo mismo ser liberal con los hijos de los demás que con los hijos de uno mismo me dices. Te informo de la genealogía de Pruneda y de la actividad de su padre como general. Te digo que su hermano Salvador estuvo en el interior del cuartel de la Montaña y tú recuerdas que con nueve años viste, desde el alto de la Dehesa de la Villa de Madrid, donde vivías, el avión que asediaba al regimiento. Un hermano de Pruneda dentro del cuartel y tú fuera. Curiosidad histórica, unos años más tarde, os encontraríais en Badajoz Pruneda como fiscal y tú como joven pintor. Hablamos de tu pintura La negra y de un tribunal en un cuadro que pintaste. Escena de máscaras y un tribunal subido a un carro. Se titula El Tribunal. Una cabeza de toro con ruedas. Es una crítica a los tribunales. La mentira de la máscara. Es surrealista. Lo pintas porque se te ocurre la idea y lo haces por tu cuenta sin conciencia surrealista.
Te hablo de la obra teatral de Pruneda, te la cuento. Resulta que la obra que tú escuchaste en su voz, el manuscrito ahora está en posesión de Pedro de las Heras. Ese tribunal de tu pintura se relaciona con el tribunal del desenmascaramiento. Casualidades. Hablamos de la I Bienal de Pintura hispanoamericana, gracias a ella en 1951 te pusiste en contacto con los sabáticos. En el tribunal que juzgó el valor de los cuadros presentados estaba Campillo por el periódico Hoy, el arquitecto Francisco Vaca y Enrique Segura Otaño a quienes tú conocías y Federico García de Pruneda al que no conocías. Te seleccionaron y tu cuadro fue a La Habana. Los marginados negros de tu pintura los conociste gracias al grupo de negros del local Casablanca de Madrid y los marginados reales gracias a los que vivían en el barrio de la Bomba muy cerquita de la Dehesa de la Villa que iban a ver a los fusilados en el paredón de ese parque madrileño. Por las mañanas iban muchas mujeres con hijos del barrio de la Bomba y decían “vamos a ver los besugos” porque los fusilados tenían los ojos abiertos. Un detalle de la baja sociedad que existe en España. La pena de una sociedad que no tiene culpa de la situación de la guerra. En nuestra conversación hemos relacionado tu pintura con guiño surrealista, el teatro mágico de Pruneda y la obra de Manuel Pacheco. El Badajoz de 1949 al 1975 estaba muy enterado de las corrientes artísticas. En esa época eras estudiante de historia del arte en Sevilla, que habías iniciado en Granada junto a Manuel Terrón Albarrán, gracias a la orientación de Carlos Villarreal. Me dices que no me olvide de la importancia de Carlos Villarreal, que era el que más cosas nuevas conocía. También te acuerdas de tu profesor de literatura Juan Alzina que tanto valoró a Pacheco y se lo dio a conocer a Juan Manuel Blecua. Te recuerdo que tu admirado Antonio Carvajal a quien conociste gracias a Carlos Villarreal junto con Federico García de Pruneda en 1971 el poemario Sonetos ascéticos de Trina Mercader, poeta que le cogió la guerra en Alicante y vivió durante muchos años en Larache hasta que regresó a la península y se avecindó en Granada. Trina Mercader era muy amiga de Carmen Conde y de Vicente Aleixandre.
Pedro después de contarte mi conversación con Francisco Pedraja, como son cerca de las tres me toca ir a comer. Luego arreglo y corrijo mi texto.
Antes de cenar
Me dirijo a Manuel Pacheco
Manuel Pacheco, esto ya se termina. En el último día de plazo para la entrega de mi prosema intercambio opiniones vía satélite con tus dos mejores lectores críticos literarios que conozco. Comento un artículo escrito en 1985 por un autor que había leído muy poco a Pacheco. Los tópicos posmodernos sobre Pacheco. Mal leído el trabajo de Raquel Manzano ―la pionera en valorar tu obra, lectora de español en la Sorbona de París― del que tú te sentías muy orgulloso y a quien invité y conocí cuando organicé en 1988 el curso Literatura Extremeña Viva. Era la moda de los críticos literarios de esos años. Seguir un manual y unas teorías efímeras y mal aplicadas a un texto. Los famosos comentarios de textos que nos tuvimos que tragar los estudiantes y estudiosos de mi generación. Desconozco personalmente al autor.
Era la crítica literaria que combatía Juan Manuel Rozas en sus enfrentamientos dialécticos y de fuentes con el decano de mi facultad. Rozas falleció en 1985. Los posmodernos siguieron escribiendo tópicos. Ángel Sánchez Pascual intentó poner orden, pero no supo o no pudo. Sánchez Pascual y Jaime Álvarez Buiza valedores de Valhondo. Pacheco olvidado y no valorado por la crítica literaria posmoderna tanto universitaria como laica, excepto Rafael Utrera que desde Sevilla valoró a Pacheco como poeta del cine. Todos contra Pacheco y Pacheco contra todos. Te defendías. Te defendiste en El Urogallo, revista que dirigía el nieto de José María Gabriel y Galán. En el foro Pacheco 2020 del Comité Científico y Técnico cito a varios lectores críticos de Manuel Pacheco que no lo saben leer y comento que la crítica sesgada que los maestros de los posmodernos impusieron en la estilística de la segunda mitad del siglo veinte ha hecho estragos en el pensamiento español y digo claramente que no han entendido la escritura de Manuel Pacheco. Hasta que José Antonio Llera Ruiz y Manuel Pulido Mendoza no leen a Pacheco la crítica literaria posmoderna no entiende al auténtico Pacheco. En los años cincuenta la Universidad Española valoró a Pacheco gracias a Carlos Villarreal, Juan Alzina Franch y José Manuel Blecua. El excelso Antonio Rodríguez-Moñino dijo que era un gran poeta. Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y Rafael Alberti lo valoraron muy positivamente. Miguel Labordeta lo tenía como un igual y tantos otros… En cambio, en los años ochenta la mayoría de sus críticos hablaron de sus escritos conociendo parcialmente su obra y sacando conclusiones sin basarse en razones profundas y razonadas.
Laurentino Agapito, Manuel Pulido Mendoza a las 21:23h me escribe desde Guatemala:
Jaja gracias. Internet ha cambiado la forma de investigar. Los que vivimos el cambio de lo analógico a lo digital somos anfibios y podemos movernos en ambos ambientes. Investigar lleva tiempo y recursos. Este artículo me llevó un mes y pico en el que apenas he dormido cinco o seis horas por día.
21:37h.
Le contesto: Pero ha dado su fruto tu robo a tu propio sueño. Pues ahora el que está en ese mes y pico soy yo y también Pedro de Las Heras. Pacheco el poeta de los sueños y la ensoñación ladrón de nuestro sueño y de nuestro tiempo. Algo tendrá su escritura…
19 de noviembre de 2019
1.45h. Buenas noches, Manuel-Laurentino
Manuel Pacheco, Laurentino Agapito Agaputa, tu escritura tiene duende y ese duende pachecamente hablando ha conseguido que a estas horas de la noche cuando se oye el silencio en el valle del Albarregas solo suena el teclear de mi ordenador y con la armonía que produce el ritmo de mi teclado termino este prosema diálogo contigo. Buenas noches, Manuel, buenas noches, Laurentino, buenas noches, Agapito, buenas noches, Agaputa, buenas noches, Pacheco. Nos vemos siempre en un bosque de pinos con tus caballos del alba.
Vidas largas para los dos tanto para Laurentino Agapito Agaputa como para ti Manuel Pacheco Conejo.
Vieirinha-Vale Figueiros, Malpartida de Cáceres, Cantillana, Madrid, Ciudad Real, Almagro, Villanueva de los Infantes, Mérida, Malpartida de Cáceres, 20 de noviembre de 2019
POSDATA
22 de noviembre, Santa Cecilia, 12h.
Manuel Pacheco, como me enseñaste que en el prosema cabe todo y Moisés Cayetano ha leído todo el texto y me ha dicho que es “singular, rompedor”, añado esta posdata como tú hacías en tus largas cartas.
Laurentino Agapito Agaputa, en las letras españolas universitarias y no universitarias se buscan y se necesitan intelectuales alejados del alpiste de los canarios ante el avance de la mediocracia en todos los sectores donde abundan nuevos e inútiles caciques.
Tú has sido lo nuevo desde 1949 en Badajoz, Extremadura y España en un ambiente hostil para las letras, donde con tus cartas y la censura dormida en Badajoz gracias Federico García de Pruneda, hasta la última represión franquista que os persiguió a Luis Álvarez Lencero y a ti principalmente, puesto que Jesús Delgado Valhondo se acostumbró a nadar y guardar la ropa por ser depurado de guerra. Conviviste con respeto a la tradición poética que honraba a Carolina Coronado, José María Gabriel y Galán y Luis Chamizo con sus monumentos de época. Para ser tú no necesitas descalificar a nadie, te fue suficiente que te descalificaran algunos y te valoraran los liberales de espíritu. Provocaste a la medio-burguesía extremeña de misa y cuchicheos con tu poesía surrealista y de compromiso y tu manera propia de seguir las reglas del Manifiesto de El Duende que redactaste con el depurado Manuel Ruiz González-Valero, Alzina y Villarreal.
Siempre escribiste a tu modo. Conviviste con todos: José Canal, Fernando Bravo, Canilleros, Demetrio Barrero, Tomás Rabanal Brito. Te deleitabas con lo nuevo de Eugenio Frutos, José María Valverde, Alfonso Albalá, Juan María Robles Febré. Admiraste el arte de Adelardo Covarsí y Eugenio Hermoso y conociste a Juan Tena, Enrique Pérez Comendador, Godofredo Ortega Muñoz, Juan Barjola, Antonio Juez, El Toto y Antonio Vaquero Poblador.
Llegó la transición y seguiste completando tu obra con la patafísica de Agaputa, tus cuentos fantásticos de realismo mágico y tus interminables noches de buzo, mientras los posmodernos le daban vueltas a los escritores del grupo poético del 27 y descubrían a los exiliados. Ellos descubrían lo nuevo para ellos (Pessoa, Miguel Hernández, Rilke, Baudelaire, Joyce y otros) que ya era viejo para ti.
Los posmodernos para ser algo os quisieron enterrar a los del triángulo poético (Valhondo, Lencero y tú) junto con José María Gabriel y Galán y Luis Chamizo. Tú en cambio te alegrabas de los que triunfaban con los premios Adonais, los felicitabas y eras feliz porque no eras poeta de premios. Tu poesía y tu escritura no era para concursos literarios. Tu poesía polemizaba con tirios y troyanos. Acuérdate de los Hierro y los Murciano. Tu poesía había nacido para permanecer ante las modas. Lo has demostrado:
Tu prosa y tu poesía, Manuel Pacheco Conejo, cuanto más tiempo pasa a más lectores seduce y engancha.
Raquel Rodríguez López, una de las alumnas que escuchó tu voz en El Club de los poetas vivos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura me recuerda, en correo electrónico, que hoy hace 22 años recitaste de viva voz y sin papeles tu última poesía en público que gravó Ángel Valadés, tu defensor a ultranza, en el Hotel Trip Medea de Mérida. Te envío El no olvido de Raquel en sus palabras. Él eres Tú:
Él, niño y barro de esperanza pudo disfrutar en lo más profundo de su corazón de aquel memorable día en el que nosotros, fuimos gozosos a agasajarles en sus esponsales y ahora, allá desde donde esté, sigue y seguirá viendo cruzar veloz la nave de los esposos…
En un correo abierto del Homenaje a Extremadura 2019, el 14 de octubre de 2019, presenté a Raquel al grupo:
Queridos discípulos, amigos y familiares:
Doy la bienvenida a mi alumna Raquel López Rodríguez. Me recuerda que en mayo de 1996 en un aula de Ca Valhondo −como le llamaban humorísticamente mis alumnos a la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres− conoció a Manuel Pacheco y a Rosa Lencero.
La facultad tenía su sede en el edificio que sufragó Fernando Valhondo Calaf, pariente de Jesús Delgado Valhondo, nuestro escritor extremeño admirador de Juan Ramón Jiménez, a quien oí pocos elogios hacia su pariente porque se había olvidado en el testamento de que él existía como posible heredero.
En una tarde de lluvia dieron una charla coloquio a mis alumnos con el fin de que aprendieran la semántica de las palabras en textos poéticos.
A los pocos días de la estancia de Pacheco en mi aula, en despedida triunfal del año académico, el genial escritor inmortalizó el acto en un prosema relacionando mi clase con el Club de los poetas vivos, la película de ¡Capitán, mi capitán!
Años más tarde viví una anécdota con una “extraterrestra” que no entendía que ese tipo de enseñanza se pudiera ejercer en el planeta de Laurentino Agapito Agaputa. Parece que algunas extrarrestras en vez de incorporarse a las nuevas galaxias siguen centrifugándose.
Un fuerte abrazo, Manuel. Seguimos estando en contacto. Te invitaré más veces a participar y dialogar en la Universidad Libre Maclapa. Nos vemos,
Antonio