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2018. 05. 05. Antonio Viudas Camarasa

CARMEN CONDE Y MARÍA GOYRI DE MENÉNDEZ PIDAL CON JOSEFINA CARABIAS AL FONDO

Carlos, gracias por este envío del reportaje “Las mil estudiantes de la Universidad de Madrid”  (Estampa, 1933). Me has dado una fuente para conocer a María Goyri Goyri en el relato de Josefina Carabias. Una mujer desconocida para los jóvenes de hoy, pero muy conocida por ser la esposa de Ramón Menéndez Pidal y madre de Jimena Menéndez Pidal Goyri. He encontrado el informe del pediatra Enrique Súñer Ordóñez, consejero de Instrucción Pública en los últimos años del gobierno de Primo de Rivera, cesado por Elías Tormo en el gobierno del general Berenguer. En los primeros meses de la guerra incivil sobre Pidal, su esposa y su hija informa al gobierno de Franco en Burgos en estos términos:

«RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL: Presidente de la Academia de la Lengua. Persona de gran cultura, esencialmente bueno, débil de carácter, totalmente dominado por su mujer. Al servicio del Gobierno de Valencia como propagandista en Cuba». Enrique Súñer describe a María Goyri: «MENÉNDEZ PIDAL, Señora de: Persona de gran talento, de gran cultura, de una energía extraordinaria, que ha pervertido a su marido y a sus hijos; muy persuasiva y de las personas más peligrosas de España. Es sin duda una de las raíces más robustas de la revolución». Y a su descendiente la describe como hija de ambos: «GIMENA MENÉNDEZ PIDAL: Hija de los anteriores, con todas las características de la madre…».

ENRIQUE SÚÑER

Desconozco qué informó Enrique Súñer sobre el esposo de Jimena, el científico Miguel Catalán Sañudo. Ontañón (2017) atestigua:  “El informe de Jimena es semejante y muy desfavorable el de Miguel Catalán, incluso con sospechas de espionaje”, pág. 116. El odio de Enrique Súñer hacia los miembros de la Junta de Ampliación de Estudios ya lo hemos comentado en otras ocasiones. Los ataques a Juan Negrín son constantes.

Seguimos viendo otras perspectivas desconocidas de nuestros maestros. Cada día comprendo más lo mucho que hicieron los del exilio interior de España, entre ellos mis maestros directos Alonso Zamora Vicente y Rafael Lapesa Melgar por reconstruir la cultura en la inmediata posguerra y cada día entiendo menos las medias verdades que nos han contado la generación de los de la cultureta al no haber tenido en cuenta tantas fuentes que desconocían y que ahora tú, Carlos, nos pones a disposición de todos en el foro de la Sociedad Científica de Mérida. Una manera de regenerar a la sociedad actual es indagar sobre lo desconocido de nuestra propia historia. Vamos poco a poco avanzando. Que Pidal contrajera matrimonio con la primera estudiante de Letras de España era algo desconocido por mí. Carmen Conde lo puso en la biografía del sabio. Encontraremos más datos sobre este particular. Esto acaba de empezar.

ALFONSO XIII CREA UNA LOTERÍA NACIONAL PARA CONSTRUIR LA CIUDAD UNIVERSITARIA

Noticia poco conocida y menos comentada es que Alfonso XIII como no se fiaba de los gobiernos creó la Ciudad Universitaria de la Complutense con una lotería especial. De esta  noticia leída he encontrado otra fuente del Nilo ilustrada: https://www.yorokobu.es/ciudad-universitaria-loteria/.

  1. RAFAEL ALBERTI, SOBRINO POLÍTICO DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

Elvira Ontañón Sánchez (2017) en María Goyri. Su mundo y su entorno 1873-1954. http://eprints.ucm.es/42559/1/T38757.pdf descubre la vida familiar de María Goyri. Datos nuevos y desconocidos. Entre ellos atestigua que María Teresa León era su sobrina. Alberti, sobrino político de Ramón Menéndez Pidal. Ontañón narra: “En 1925 D. Ramón formó parte del Jurado que otorgó el Premio Nacional de Literatura a Rafael Alberti por “Marinero en Tierra”. Es posible que cuando el poeta fue a visitar a los Menéndez Pidal-Goyri para agradecer el galardón conociera en su casa a la que sería su esposa, María Teresa León, sobrina de María Goyri como hemos mencionado. Es un dato no enteramente comprobado, aunque bastante posible” (pág. 92). Los duros años de la guerra y los silencios de la posguerra. Se recomienda su lectura a quien le guste la biografía científica.

JOSEFINA CARABIAS AL FONDO

La primera mujer académica en 1978, que escribió una biografía olvidada de Ramón Menéndez Pidal en 1969, alumna de Dámaso Alonso en Valencia circa 1935, del elenco del exilio interior, autora de DOÑA MARÍA GOYRI DE MENÉNDEZ PIDAL con el seudónimo de «Florentina del Mar» en forma dialogada recuerda la infancia de María Goyri, esposa de Ramón Menéndez Pidal, ambos tíos desde 1932 del matrimonio civil formado por María Teresa León Goyri y Rafael Alberti en boca de su autobiografíada:

«DOÑA MARÍA: Mi camaradería con los chicos me enseñó a tratarlos y a hacer que me respetasen, lo que en mi juventud me sirvió de mucho cuando me encontré en la Universidad, única muchacha, rodeada de estudiantes, de los que recibí siempre, muestras de una gran cortesía» (pág. 157).

Esta versión de cómo fue la estancia de María Goyri, contada por ella misma en tres hojas manuscritas, dialogada por Florentina del Mar (seudónimo de Carmen Conde) dista mucho del relato de Josefina Carabias, publicado en la revista Estampa en el reportaje LAS MIL ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD DE MADRID.

MARÍA GOYRI. ESTUDIANTE DE LETRAS EN SAN BERNARDO

Es 1893. María Goyri quiere estudiar Filosofía y Letras. Es la primera mujer que lo solicita en la historia de la universidad española.

En Inglaterra hacia 1850 Isabel Blackwey no consiguió matricularse en la facultad de Medicina de Londres. El hecho lo describe Josefina Carabias como un trueno. El otro trueno lo describe de esta guisa que contrasta con la descripción de la propia protagonista en las cuartillas que le entregó a Carmen Conde sobre su infancia.

Josefina Carabias narra cargando tintas para llamar la atención de los lectores de su revista:

«Sería el año noventa y tres cuando una joven llamada María Goiri quiso estudiar la carrera de Filosofía y Letras en Madrid. Al ir a matricularse, el secretario le advirtió:

— Cierto que no existe ninguna disposición que le impida a usted conseguir su deseo. Ahora bien, yo no me hago responsable delo que pueda ocurrir, y, por tanto, sólo la matricularé en el caso de que traiga una autorización especial».

Se trató el asunto al parecer en el claustro de profesores.

Continúa Carabias:

«Por fin, cuando los graves varones llevaban ya dos o tres días acariciándose incesantemente las barbas en señal de duda, acordaron oficiar en sentido favorable, pero dispuestos a revocar esta disposición si la presencia de la muchacha PROVOCABA DISTURBIOS ENTRE LOS ESCOLARES O PRODUCÍA ALTERACIONES DEL ORDEN EN LA CLASES.

Luego la Facultad tomó medidas. Tan pronto llegaba la chica a la Universidad, los bedeles la conducían al Decanato y la encerraban hasta que llegaba el catedrático encargado de ir a la primera clase. Este la acompañaba al aula, y, una vez allí, la hacía sentarse, no en los bancos de los alumnos, sino en una sillita traída al efecto y convenientemente separada de todos. Luego este mismo profesor la volvía a dejar en el Decanato, y allí esperaba ella la llegada de la clase siguiente, y así hasta la hora de marcharse, en que con las mismas precauciones que al entrar volvía a ser conducida por los bedeles hasta la puerta.

Esta muchacha terminó brillantemente sus estudios, y poco después se casaba con uno de los hombres más ilustres que hoy tiene España. Con don Ramón Menéndez Pidal».

Dejo al lector de estos dos testimonios que juzgue-piense cómo una niña que alternó la educación en una clases de contabilidad y en un gimnasio con niños y niñas sin ningún tipo de precauciones  se encontró con una situación como la que describe Josefina Carabias en la universidad. Los periodistas también ponen dramatismo en sus crónicas…

Dramatismo que se ve reducido al describir este hecho  José Caso González en la necrológica publicada en la revista Archivum de Oviedo, inspirándose creo en la tradición oral de la narración de Josefina Carabinas en 1933:

«De 1892 a 1895 estudia la Licenciatura en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid. Son muy conocidas las anécdotas relacionadas con la insólita asistencia de aquella mujer como alumna oficial (alumnas libres había habido ya antes) a las aulas universitarias: el certificado que debía extender cada catedrático de que la presencia femenina no perturbaba el orden en su clase; la espera en la sala aparte hasta que llegaba el catedrático; la entrada en el aula escoltada por el bedel hasta la mesita individual en que se sentaba» (págs. 205-206).

Hasta que no se encuentre documentación fiable creo que hay que documentar las fuentes de los dos testimonios, el de Carabias y Caso, que contradicen la versión de la propia María Goyri.

CARMEN CONDE DE BIÓGRAFA DE MENÉNDEZ PIDAL A ACADÉMICA DE LA RAE

El investigador ahora debe conseguir el acta del claustro de profesores y testimonios de sus compañeros y profesores para autentificar el relato de la periodista Josefina Carabias para compaginar el testimonio de la propia María Goyri a Carmen Conde en sus reiteradas visitas en los años cincuenta para escribir la biografía de Ramón Menéndez Pidal y los mejores testimonios que tenemos sobre la infancia de María Goyri, escritos por ella misma.

El hecho evidente para el historiador es que María Goyri fue la primera licenciada, luego doctora por la Universidad Central y que la biógrafa escritora del matrimonio ha sido la primera mujer académica numeraria de la Real Academia de la Lengua Española:

«Elegida el 9 de febrero de 1978, tomó posesión el 28 de enero de 1979 con el discurso titulado Poesía ante el tiempo y la inmortalidad. Le respondió, en nombre de la corporación, Guillermo Díaz-Plaja» (Portal RAE), discípula de Dámaso Alonso en Valencia y en palabras de Alonso Zamora Vicente, discípulo también de Dámaso Alonso,  los primeros libros de Conde —como Broncal y Júbilos«aún señalan el influjo de las vanguardias. Pero la guerra transformó su lenguaje hacia el paisaje decididamente humano: el amor, los sufrimientos ajenos, etc. A esta situación, característica plena de la autora, corresponden Pasión del verbo (1944); Mujer sin Edén (1947) y Derribado arcángel (1960)» según leo en el portal académico.

 

EL MUNDO DEL EXILIO INTERIOR EN LA POSGUERRA INCIVIL

Carmen Conde, Rafael Lapesa, Alonso Zamora Vicente, María Goyri, Ramón y Menéndez Pidal y tantos otros forman la nómina del silenciado exilio interior que alguien tendrá que colocar en su justo punto.

Estas dos mujeres pertenecientes al entorno de la Junta de Ampliación de Estudios son el Alfa (María Goyri) y la Omega (Carmen Conde) de los primeros frutos visibles del cultivo de la cultura como elemento de regeneración de España.

Regeneración que tiene que volver a empezar si queremos que este país vuelva a andar con los ideales de formar hombres antes que expertos desde la escuela primaria y secundaria a la Universidad y las instituciones académicas.

María Goyri y Carmen Conde nos han puesto el listón muy alto. Para mantener ese listón es necesaria una regeneración de la sociedad española de nuestros tiempos. Lo lograremos. La documentación de la revista Estampa se la debo a Carlos Baena. La biografía de Ramón Menéndez Pidal por Carmen Conde fue una compra fortuita en una feria del libro viejo en Cáceres. De hace muchos años. La entrevista de Josefina Carabias es muy poco conocida, la biografía de Pidal por Conde está escasamente citada en las bibliografías. Evidentemente es necesaria la redacción de una biografía con ojos del siglo XXI tanto de Josefina Carabias como de Carmen Conde y de los matrimonios Ramón Menéndez Pidal-María Goyri y María Teresa León-Rafael Alberti. En la Sociedad Científica de Mérida queda mucha labor por hacer. La haremos, mientras degustamos los nuevos datos aportados por Elvira Ontañón sobre el entorno Pidal. Escribe en la página 1 de su tesis pública:

«Tuve la fortuna de conocer personalmente a María Goyri, incluso fui su alumna durante breve tiempo durante mis años de bachillerato en el colegio «Estudio» que dirigía su hija Jimena Menéndez Pidal. Además he dispuesto en mi entorno de testimonios directos de personas próximas a ellas –empezando por mi madre María Sánchez Arbós, además de sus hijos Jimena y Gonzalo– que han creado un halo de admiración hacia su persona».

 

Y en la página 3 de su tesis aclara:

«El hecho de haber escogido la Biografía como marco de esta Tesis y necesariamente una biografía de mujer, no implica la voluntad de entrar en la corriente historiográfica visible en los años setenta del siglo XX, que trata de rescatar a mujeres poco conocidas para que sirvan de ejemplo a las actuales. Aunque este trabajo tiene algo de ello, prefiero considerarlo como «Biografìa recuperativa».

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